Una fallida iniciativa de llamar a un paro nacional en Cuba, promovida por exiliados de la isla en Estados Unidos, contribuyó a aumentar las tensiones entre los dos países.
Contradictoriamente, esas tensiones coincidieron en los últimos días con algunas tenues señales de deshielo.
El 'Movimiento Democracia', con sede en Miami, anunció con bombos y platillos el envío, el sábado 17, de una flotilla de 35 embarcaciones y 15 aviones que se acercarían por tres puntos diferentes de la isla.
El propósito, también anunciado, era promover un paro nacional contra el gobierno de Fidel Castro.
Al final, la flotilla se redujo a ocho barcos y dos aviones que llegaron sólo a las cercanías de La Habana.
Según la prensa local, la expedición le costó a Estados Unidos unos 15 millones de dólares por la protección militar desplegada para evitar incidentes.
El paro nacional no se produjo. Pero, además, la mayoría de los habitantes de la isla vivieron ajenos a la convocatoria y aquellos que se enteraron por las emisoras de radio que trasmiten desde territorio estadounidense, no parecieron hacerle mucho caso.
"Yo ni me enteré. Esos grupos podrán tener mucha influencia en Miami, pero aquí no tienen ningún poder de movilización", dijo un ingeniero de 38 años que gastó su tarde el sábado pasado en comprar los víveres de la semana.
Las fricciones entre Estados Unidos y Cuba se vienen sucediendo casi sin interrupción desde el derribo por parte de aviones militares cubanos de dos avionetas de la organización Hermanos al Rescate, ocurrido el 24 de febrero de 1996 en aguas cercanas a la costa de la isla.
El episodio terminó con un período de lento acercamiento que había culminado con la firma de los acuerdos migratorios de 1995.
Luego, el presidente norteamericano Bill Clinton firmó apresuradamente la ley Helms Burton, que profundiza el bloqueo a la isla y que hasta ese momento se había negado a suscribir, y los rumores sobre la cercanía del fin del bloqueo se extinguieron.
En su lugar, fue cobrando fuerza la polémica internacional sobre la ley, que pretende endurecer el embargo aplicando medidas que afectan a terceros países.
"Esa partida la ganó la derecha cubana de Miami. Lograron lo que querían: un giro en las relaciones entre La Habana y Washington", dijo a IPS una experto del Centro de Estudios sobre Estados Unidos, adjunto a la Universidad de La Habana.
Aunque el arribo de ciudadanos estadounidenses a Cuba no se interrumpió del todo y empresarios de ese país siguen mostrando su interés en la isla, las tensiones no cesan y más bien se hacen cada vez más frecuentes.
El año 1997 se inició con el anuncio por Clinton del "Plan de apoyo para una transición democrática en Cuba".
El programa fue interpretado por las autoridades locales como un "intento más del gobierno de Estados Unidos de comprar a la isla", y provocó la reacción del gobierno de Castro, que promovió una fuerte campaña internacional contra Estados Unidos.
Sólo en el mes en curso, Cuba acusó a Estados Unidos ante la Organización de las Naciones Unidas de agresión biológica, por la identificación en la isla de un insecto que ataca los cultivos, y de mantener una constante agresión radial y televisiva contra la isla.
El canciller cubano Roberto Robaina advirtió el 8 de mayo que si Estados Unidos no respeta las disposiciones de la Organización para la prohibición de las armas químicas, Cuba se reservaría el derecho de llevar el caso a las instancias pertinentes.
Castro acusó el 4 de abril a Washington de "pretender provocar el descontento y desorden en el país" y catalogó de "únicos aliados del imperialismo" al lumpen y a los protagonistas de indisciplinas sociales.
Estados Unidos, por su parte, promovió y obtuvo por sexta ocasión la aprobación de una resolución de condena a Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, aunque los votos en contra se duplicaron con relación al año pasado.
Sólo el tema migratorio se mantuvo intocable, aunque el arribo de un grupo de balseros este mes a territorio estadounidense coloca a las autoridades de ese país en la disyuntiva de aceptarlos o expulsarlos hacia Cuba, como anunciaron a finales del pasado año.
La conversaciones migratorias, que debían continuarse con cierta regularidad, no se han reanudado desde la cita en La Habana, en diciembre pasado, que terminaron con la perspectiva de un nuevo acuerdo sobre la repatriación de todo cubano que llegue ilegalmente a Estados Unidos.
Sin embargo, señales tenues de deshielo empiezan a aparecer en el horizonte.
El diario Miami Herald afirmó el día 5 que el Departamento de Estado y el Tesoro analizarán la forma en que, dentro de las normas vigentes del embargo, se pueda otorgar permiso a los ciudadanos estadounidenses que deseen viajar a Cuba durante la visita del Papa.
La estación televisiva CNN anunció desde Washington el día 9 que el gobierno norteamericano estudia la reanudación a partir del próximo año de los vuelos directos entre Estados Unidos y Cuba.
La suspensión de los vuelos sucedió a la "crisis de las avionetas", pero, según el reporte, se considera que "alrededor de 100.000 cubanos residentes en Estados Unidos van a la isla anualmente, legal o ilegalmente".
El pasado fin de semana, coincidiendo con las maniobras de la flotilla de exiliados cubanos cerca de la isla, Estados Unidos permitió sin oposición el paso por sus fronteras con Canadá y México de la llamada Caravana de la Amistad Estados Unidos-Cuba, que lleva ayuda matrerial para la isla.
"Ni siquiera tuvimos que pagar peaje. El gobierno prácticamente abrió las puertas y dijo pueden pasar. Nadie se preocupó por lo que traíamos, simplemente dijeron: están libres para llevar su ayuda hacia Cuba", dijo Gail Walker, una de los integrantes del grupo, a la prensa local.
Walker, hija del reverendo estadounidense Lucius Walker, que dirige este movimiento de solidaridad, llegó a La Habana este fin de semana al frente de uno de los grupos que entregarán una ayuda de 500 toneladas de artículos para los niños de la isla.
A su juicio, Estados Unidos quiere mostrarse ante el mundo "como suministrador de ayuda humanitaria a los cubanos", para contrarrestar en algo el rechazo a la política de bloqueo económico y sus efectos sobre la población. (FIN/IPS/da/jc/ip/97
