El proceso para la liberación de 70 soldados colombianos cautivos de la guerrilla entró hoy en una etapa decisiva, al completarse el retiro del ejército del área de más de 13.000 kilómetros de la sureña selva de Caquetá delimitada por los captores.
Las bases que alojaban a los 5.000 militares evacuados de la zona fueron inspeccionadas este martes por el delegado de la Presidencia, José Noé Ríos.
Ríos dijo que, tras el retiro de las tropas, comienza la etapa de verificación, a cargo de representantes del gobierno, de las insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y de la Cruz Roja.
"Las partes están demostrando una verdadera voluntad política" ante el acuerdo alcanzado para la liberación de los soldados prisioneros de las FARC, afirmó Ríos.
La evacuación de las tropas, comenzada el 23 de abril, se cumplió como estaba previsto, pese a que el mal tiempo dificultó las operaciones, aseguró el ejército. Los últimos soldados fueron retirados este martes.
Las FARC, el más antiguo grupo guerrillero activo de América Latina, exigió la desmilitarización temporal de esa área selvática para dejar en libertad a 60 soldados capturados en agosto y a otros 10 que tomó prisioneros en febrero.
El gobierno aceptó la demanda, aunque, presionado por el ejército, mantuvo un acantonamiento militar en la localidad de Remolinos del Caguán, que estaba incluida en el pedido de los insurgentes. Esa decisión interrumpió las negociaciones.
El mando militar explicó que el retiro del ejército de esa localidad dejaría a las FARC el campo libre para llevar a los centros de tráfico la coca que cultivan en el departamento de Caquetá.
Las negociaciones se reanudaron este mes, tras el nombramiento de Rios, un experto en el manejo de conflictos que logró convencer al mando del ejército de la necesidad de abandonar también Remolinos del Caguán.
El 20 de este mes, el gobierno anunció el retiro del ejército de un área menor que la señalada por las FARC, e incluyó Remolinos del Caguán.
La región ahora desmilitarizada está comprendida entre las localidades de Cartagena del Chairá y Remolinos del Caguán, y representa 11,5 por ciento del territorio colombiano.
Para Enrique Santos, columnista del diario El Tiempo, el de mayor circulación nacional, los militares están obligados a admitir el acuerdo con las FARC porque no parece haber otra fórmula para la liberación de los soldados.
El comandante de las Fuerzas Armadas, general Harold Bedoya, se limitó a comentar que la orden de retirar las tropas "es una decisión presidencial".
Un soldado, que pidió omitir su identidad, afirmó al diario El Tiempo que, con el repliegue militar, el gobierno ha dado "un paso atrás" que produce frustración en filas castrenses.
Pero se trata de "una decisión política", que debió tomarse antes para evitar el sufrimiento de los 70 cautivos y de sus familiares, reconoció el soldado.
El ejército llegó hace seis meses a Remolinos del Caguán y a municipios periféricos, cuya población se dedicaba principalmente al cultivo de la coca para su subsistencia.
La salida transitoria de las tropas produjo este martes sentimientos enfrentados entre la población civil.
Una parte de la población, que mira al ejército como la única autoridad estatal presente en la región tras 20 años de abandono, se opuso a su retiro.
Otro sector, que ha visto en las FARC la única organización capaz de mantener el control social en el área, no oculta su satisfacción el retiro de los soldados.
Ríos, en compañía de Carlos de Roux, también delagado presidencial, se reunirá con los negociadores de las FARC el 2 y el 3 de junio para acordar el momento y el lugar en que los soldados prisioneros serán puestos en libertad.
Se calcula que los insurgentes entregarán a los soldados entre el 5 y el 19 de este mes.
Las FARC comisionaron a las negociaciones a Milton de Jesús Doncel, Ezequiel Huelguia y José Benito. La Fiscalía suspendió la orden de captura de esos tres guerrilleros, que están acusados de rebelión y secuestro. (FIN/IPS/yf/ff/ip/97