El ejército colombiano se retiraría de un área acordada con los guerrilleros para facilitar la liberación de 70 soldados prisioneros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), según la propuesta de un funcionario.
José Noé Rios, delegado del gobierno en las negociaciones con las FARC, recibió instrucciones del presidente Ernesto Samper de precisar el área desmilitarizada necesaria "para asegurar" la liberación de los prisioneros.
Samper puntualizó que la operación debe realizarse "sin menoscabo de las actividades de mantenimiento del orden que viene cumpliendo el ejército en esa región".
Las FARC exigieron originalmente el retiro del ejército de una zona del departamento de Caquetá como condición para entregar a 60 soldados que retiene desde el 31 de agosto y a otros 10, capturados en enero.
El gobierno respondió con el repliegue de tropas durante 13 días de una extensión de 14.000 kilómetros. Pero, presionado por el ejército, mantuvo efectivos en la localidad de Remolinos del Caguán, incluida en la demanda de los insurgentes.
El jefe de las Fuerzas Armadas, general Harold Bedoya, se opuso en esa oportunidad a retirar las tropas de Remolinos del Caguán por considerar que se trata de una localidad "estratégica" para los guerrilleros que operan en el departamento de Caquetá.
Según una fuente gubernamental, Rios habría viajado este jueves a Caquetá para concretar con los delegados de las FARC la delimitación de la nueva zona de seguridad.
Samper afirmó que los esfuerzos del gobierno para posibilitar el regreso de los soldados cautivos "van en la dirección correcta". Pero se negó a dar más información pues, según dijo, es necesaria la "confidencialidad", para asegurar "la eficacia" de la negociación en curso.
Uno de los prisioneros, identificado como Carlos Rodríguez, aseguró a la emisora Radionet que la guerrilla considera liberar un grupo pequeño de cautivos antes de que se produzca la retirada del ejército del área señalada en Caquetá.
El hecho de que las FARC permitieran a Radionet entrevistar a un prisionero fue interpretado como una nueva señal de la disposición de los insurgentes a buscar un acuerdo para la liberación de los militares.
El obispo católico Augusto Castro, quien ha actuado como mediador entre el gobierno y la guerrilla, advirtió que difícilmente las FARC liberen a ningún soldado antes del retiro de lastropas del área de seguridad.
"La guerrilla ha sido muy clara en lo que solicita" para la liberación de los soldados y "no tiene necesidad de dar más pruebas de buena voluntad", dijo Castro.
Agregó que las dos partes evidencian "buena voluntad" en negociación en marcha y "sólo hace falta superar algunos pequeños obstáculos".
La guerrilla tiene cautivas en total a 100 de las 700 personas secuestradas este año, informó Alberto Villamizar, jefe de la división antisecuestros. (FIN/IPS/yf/ff/ip/97
