La protección del ambiente y los asuntos de política exterior no tienen lugar en la campaña para las elecciones generales del 2 de junio en Canadá, advirtieron varios observadores.
Las relaciones internacionales no suelen estar presentes en los debates electorales canadienses, con la excepción del voto de 1988, que se concentró en el acuerdo de libre comercio con Estados Unidos.
Esta vez, la polémica entre los partidos se refiere a la eventualidad de un nuevo plebiscito para la independencia de la provincia francófona de Quebec. Poco espacio resta para discutir cuestiones económicas y menos aún para abordar las relaciones exteriores y los asuntos ambientales.
Pero, naturalmente, los partidos participantes tienen su posición en esas materias.
El gobernante Partido Liberal, favorito en las encuestas, pregona la independencia de Canadá respecto de Estados Unidos en política externa y menciona, como ejemplo, la oposición canadiense a la ley Helms-Burton, que fortalece el embargo estadounidense a Cuba.
Los liberales también destacan el esfuerzo del gobierno de Jean Chrétien a favor de la prohibición mundial de las minas terrestres.
Chrétien se esmeró en demostrar independencia de acción, a la vista del juicio del electorado canadiense sobre su predecesor, Brian Mulroney, considerado excesivamente dependiente de los lineamientos en política exterior de los presidentes estadounidenses Ronald Reagan y George Bush.
"Los canadienses desean que su gobierno tenga un papel activo, independiente e internacionalista en el mundo, reza el programa de gobierno del Partido Liberal.
"La política exterior de Canadá debe reflejar el compromiso del país con la paz, la tolerancia, la cooperación y el respeto por la democracia, los derechos humanos y el imperio de la ley", según el mismo programa.
Sin embargo, los críticos opinan que el gobierno de Chrétien no fue siempre fiel a esa declaración de principios, especialmente en el caso de los derechos humanos.
Canadá condenó el régimen militar de Nigeria por violar los derechos humanos, pero intereses económicos determinaron otra actitud tratándose de abusos cometidos en China. Chrétien también evitó la cuestión de los derechos humanos en ocasión de su visita a Indonesia, donde viajó para promover el comercio bilateral.
Las fuerzas democráticas finalmente tomarán el poder en Asia y cuando lo hagan, "recordarán quienes fueron sus amigos y tuvieron fe en su causa", advirtió el periodista Jeff Sallot, del diario Globe and Mail.
El presidente del Instituto Norte-Sur, de Ottawa, Roy Culpepper, destacó el nombramiento de Lloyd Axworthy como canciller, concretado a mitad de mandato de Chrétien, como hecho positivo.
"Axworthy encaró la defensa de los derechos humanos" en el exterior "con más seriedad que su predecesor", dijo Culpepper.
Pero Axworthy enfrentará resistencias para exigir una posición más activa de Canadá en materia de derechos humanos si el Partido Liberal vence en las elecciones. En efecto, la prioridad del nuevo gobierno liberal sería aumentar el intercambio comercial, agregó el experto.
Mientras, los ambientalistas afirman que Canadá no cumplió sus compromisos internacionales para combatir el cambio climático.
La ambientalista Fundación David Suzuki sostuvo en un espacio de publicidad de una página en un periódico que la industria petrolera presiona al gobierno para evitar el recorte de la emisión de gases que provocan el efecto invernadero.
La Fundación citó un memorando interno de la Asociación Canadiense de Productores de Petróleo (CAPP) en la que ese grupo empresarial declara que ha puesto "todo su esfuerzo" en "asegurar que Canadá no respalde medidas drásticas en Kyoto", Japón.
Las partes ratificantes de la Convención de Cambio Climático se reunirán en diciembre en Kyoto para convenir nuevas decisiones contra el efecto invernadero.
"La restricción de las emisiones acabaría con el importante crecimiento que disfruta la industria en la actualidad", según el memorando de la CAPP.
David Hocking, de la Fundación Suzuki, de Vancouver, cree que los partidos políticos evitan revelar planes en materia de cambio climático por temor a la reacción de los votantes de Alberta, la principal provincia petrolera del país.
Canadá, el segundo productor por habitante de emisiones de dióxido de carbono entre los países industriales, apoyó en el pasado la reducción de los gases que atrapan el calor en la atmósfera.
Pero la industria petrolera advirtió que el recorte de emisiones causaría la pérdida de puestos de trabajo y la reducción de la actividad económica, algo que, según Hocking, fue rebatido por 2.800 economistas norteamericanos
"Tarde o temprano, deberemos regular" las emisiones contaminantes, porque no podemos darnos el lujo de no hacerlo", afirmó Hocking.
La alternativa para Canadá consiste en "aumentar la eficiencia energética y vender al mundo nuevas tecnologías" compatibles con el ambiente, o "evitar la cuestión y encontrarse en poco tiempo en una posición económica mucho menos competitiva", agregó.
Los dos partidos opositores de derecha, el Conservador y el Reformista, basan su campaña en la reducción de impuestos, una propuesta que exigiría también recortar el gasto gubernamental.
Los conservadores, segundos en las encuestas, son partidarios de disminuir los fondos presupuestales destinados a los Ministerios de Ambiente y Relaciones Exteriores y a la ayuda internacional. (FIN/IPS/tra-en/sd/yjc/aq-ff/ip/97