Los partidos dominados por la minoría tutsi condenaron en Burundi la decisión del gobierno militar de negociar con los rebeldes hutus, y un dirigente político exhortó al ejército a derrocar al presidente Pierre Buyoya.
La policía utilizó el fin de semana gases lacrimógenos para dispersar a estudiantes que se manifestaban contra el diálogo del régimen militar con los insurgentes, y mantiene acordonados los principales recintos universitarios.
Charles Mukasa, presidente de la proscripta Unión por el Progreso Nacional (Uprona), afirmó que los rebeldes hutus están resueltos a exterminar a la minoría tutsi y que "no hay argumento político que autorice a ningún gobierno del mundo a negociar con grupos genocidas".
Mientras, Mathias Hitimana, presidente del pequeño Partido por la Reconciliación Popular, instó públicamente a los militares a derrocar a Buyoya. Su declaración fue apoyada por altos oficiales del ejército y la gendarmería, .
Idéntico llamamiento contenían panfletos distribuidos en la manifestación de estudiantes universitarios.
El gobierno mantuvo del 27 de febrero al 10 de marzo un encuentro preliminar con el hutu Consejo Nacional para la Defensa de la Democracia (CNDD), y las partes acordaron una agenda para nuevas negociaciones en dicienbre.
La reunión fue patrocinada por la Comunidad de San Egidio, un grupo católico que contribuyó a poner fin a la guerra civil de Mozambique (1975-1992) y ha mediado entre el gobierno y los insurgentes islámicos de Argelia.
Así mismo, Buyoya habría abierto en secreto un diálogo con facciones armadas del Frente para la Democracia en Burundi (Frodebu), que también representa a la mayoría étnica hutu.
El Frodebu es el partido más importante entre los que integraban la coalición de gobierno derrocada por el actual presidente el 25 de julio de 1996.
El régimen militar intentó explicar a sindicatos, estudiantes y representantes de la sociedad civil la necesidad del diálogo con los rebeldes hutus. Pero los opositores de etnia tutsi resisten de modo radical la iniciativa
Hitimana acusó a Buyoya de "irresponsabilidad", y la Uprona, que también participó del gobierno depuesto en julio, expresó a través de Mukasa "su indignación" ante las conversaciones con los insurgentes, que considera "un acto de alta traición del gobierno".
La Uprona y sus aliados exhortaron a la comunidad internacional a oponerse a toda negociación con la CNDD. Sin embargo, la comunidad internacional estuvo representada en las conversaciones de Roma.
En efecto, a la reunión concurrieron el vicecanciller de Italia, Rino Serri, Aldo Ajello, delegado de la Unión Europea, y Mohamed Sahnoun, que representó a la Organización de Naciones Unidas y a la Organización de Unidad Africana.
También estuvieron presentes un funcionario sudafricano, W.A.W Nhlapo, y dos estadounidenses: Howard Holpe, enviado especial del presidente Bill Clinton, el coordinador para Ruanda y Burundi, Richard Bogosian.
Buyoya sufrió en marzo un atentado, que el gobierno atribuyó a los partidos tutsis de oposición, y el mismo mes, el estallido de minas explosivas en la capital, Bujumbura, causó varias víctimas y aumentó la tensión política.
Leonce Ngendakumana, líder del Frodebu, respaldó la decisión de Buyoya. Según dijo, las conversaciones del gobierno con la CNDD son un paso necesario hacia la reconciliación nacional y la paz
Pero nadie puede predecir cuándo se logrará la paz en Burundi, un país en que más de 150.000 personas fueron muertas desde octubre de 1993, cuando el asesinato del presidente Melchior desencadenó la violencia.
Ndadaye fue el primer presidente hutu de Burundi. (FIN/IPS/tra- en/jbk/kb/ff/ip/97


