BRASIL: Gobierno califica a Sin Tierra como principal oposición

El Movimiento de los Sin Tierra (MST) se consolida como la principal oposición al gobierno en Brasil, debido a que propone una alternativa a la exclusión social y a la propia reacción gubernamental ante sus iniciativas.

El Ministerio de Justicia intentan que la justicia condene a uno de los coordinadores nacionales del MST, José Pedro Stédile, por incitación a actos ilegales.

Stédile, economista e ideólogo del MST, recomendó la invasión de viviendas y terrenos ociosos en las ciudades a la población sin techo. Además sugirió que los desempleados ocupen las fábricas inactivas y "los que tienen hambre" hagan manifestaciones delante de supermercados.

Su llamado provocó un airado discurso del presidente Fernando Henrique Cardoso el jueves, en que el mandatario calificó de "atentado a la democracia" el estímulo a actos ilegales que estarían amenazando la "estabilidad política" del país.

El presidente se refirió a una "ola premeditada de violencia", caracterizada por agresivas manifestaciones opositoras, que enfrentó en sus recientes viajes al interior del país y a Uruguay, y que también ensombrecieron la privatización de la minera Compañía Vale do Rio Doce a principios de este mes.

La fiscal Dora Beatriz, de Río de Janeiro, decide en los próximos días si Stédile será enjuiciado por incitar delitos, lo que le puede costar el encarcelamiento de tres a seis meses.

El dirigente del MST acusó a Cardoso de utilizar sus declaraciones para "desviar atenciones de la crisis que sufre", provocada por un cúmulo de escándalos.

En realidad el gobierno de Cardoso, que contaba con la aprobación de 70 por ciento de la población brasileña en febrero, vió bajarla a 49 por ciento a principios de este mes, según una encuesta del Instituto Brasileño de Opinión Pública.

Ese resultado no recoge el desgaste provocado por el más reciente escándalo: el de la "compra de votos" de diputados en favor de la enmienda constitucional que permite la reelección del presidente, gobernadores provinciales y alcaldes a partir de 1998.

Grabaciones difundidas por el diario Folha de Sao Paulo comprobaron que por lo menos dos parlamentarios "vendieron" sus votos en enero, cuando la enmienda fue votada en la Cámara de Diputados. Otros tres, mencionados en las cintas, están bajo investigación de una comisión especial.

Con el agresivo discurso del jueves pasado, Cardoso intentó retomar la iniciativa, para revertir la pérdida de popularidad y una sucesión de hechos negativos para su gobierno.

El ataque del presidente al MST ocurrió 34 días después que el propio recibió a los líderes del movimiento en Brasilia, reanudando un diálogo interrumpido desde el año pasado por el ministro de Política Fundiaria, Raul Jungmann.

Los sin tierra habían protagonizado, en la víspera, una exitosa manifestación por la reforma agraria de 30.000 personas en la capital de Brasil, que culminó una marcha de tres columnas de campesinos que durante dos meses caminaron por carreteras del interior, procedentes de tres regiones distintas.

En esta oportunidad, Cardoso consiguió un relativo apoyo de la Iglesia Católica en la condena a las formas de lucha del MST, que incluyen la invasión de predios improductivos y sedes gubernamentales.

El presidente La Conferencia Nacional de Obispos de Brasil, Lucas Moreira Neves, declaró que "los métodos (del MST) no son aceptables por la doctrina de la Iglesia", aunque reconoció la importancia de la lucha del movimiento por la reforma agraria.

Pero los obispos y sacerdotes católicos están divididos. Algunos defendieron la prédica de Stédile, quién aseguró contar con amplio apoyo de la Iglesia, de la que el MST "es hijo". El movimiento nació hace 15 años incentivado por la católica Comisión Pastoral de la Tierra.

El jurista Dalmo Dallari consideró que Stédile no violó la ley al estimular la ocupación de áreas ociosas. Las tierras urbanas o rurales no aprovechadas no cumplen la función social de la propiedad exigida por la Constitución brasileña, argumentó.

Con el llamado a una mayor organización y agresividad de los desposeídos y desempleados de la ciudad, el MST trata de extender sus métodos de lucha a los excluídos urbanos.

"Estimularemos con nuestra experiencia a los sin techo a formar un gran movimiento nacional", prometió Stédile.

El MST constituye el más importante movimiento social de los últimos tiempos en Brasil, por apuntar una solución para el desempleo, evaluó el economista Celso Furtado, ex ministro de Planificación y de Cultura.

Encuestas apuntaron recientemente un gran apoyo popular a las acciones del movimiento y a la reforma agraria como forma de solucionar los graves problemas sociales del campo y de las ciudades.

Con la fuerte reacción gubernamental al crecimiento y a los actos del MST, ahora incluso por parte del propio presidente, el movimiento gana también una creciente dimensión política. (FIN/IPS/mo/ag/ip/97

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