Brasil vuelve a contar con el café como una de sus mayores fuentes de ingresos, pero la fiesta es incompleta por la producción insuficiente del grano desde las fuertes heladas de 1994, lo que limita la capacidad de aprovechar mejor los buenos precios actuales.
Aún así la exportación de café en grano debería representar 3.100 millones de dólares en ingresos este año, según pronosticó la Asociación Brasileña de los Exportadores de Café (ABECafé).
Esa meta, 80 por ciento superior al resultado de 1996, se basa en los 905 millones de dólares ya obtenidos de enero a abril y en las perspectivas de estabilidad de los altos precios actuales en el mercado internacional.
Pero las cotizaciones, que se acercan a 270 dólares el saco de 60 kilos, el nivel más elevado en 20 años, son "anormales" y no se sostendrán, evaluó Hercilio Amaral, secretario general del Consejo Nacional de Café, organización de los caficultores.
Los precios responden a la escasez actual, agravada también por la baja producción colombiana pero que se atenuará con la cosecha brasileña que empieza ahora y debe llegar al mercado a partir de julio, observó Amaral. Hasta entonces el temor a nuevas heladas en Brasil presiona los precios hacia el alza.
El nerviosismo y el juego especulativo hacen que las previsiones sobre la cosecha brasileña varíen entre 18 y 29 millones de sacos, según el interés de productores, exportadores o importadores.
El gobierno brasileño no hace estimaciones oficiales desde que desactivó el instituto oficial del café en el inicio de la década.
El Consejo, que representa más de 200.000 caficultores de Brasil, habla de cerca de 20 millones de sacos, con posibilidad de aumento o reducción de hasta cinco por ciento. Los exportadores tienden a divulgar cifras más elevadas.
La ABECafé, por ejemplo, estimó la producción en 24 millones de sacos, 19,5 millones de los cuales del tipo arábica, que conoce mejores precios internacionales, y 4,5 millones del conillon, similar al robusta que Brasil exporta en pequeña cantidad.
Ese volumen es insuficiente para cubrir las necesidades brasileñas, especialmente después de las pérdidas provocadas por las heladas y la sequía de 1994, que contribuyeron a la escasez y los altos precios actuales.
Brasil necesita elevar su producción a 35 millones de sacos al año,para mantener sus mercados externos, satisfacer la demanda interna y abastecer a la industria de café soluble, según coinciden los distintos segmentos del sector.
Hasta el año 2000, los industriales cafetaleros esperan elevar a 15 millones de sacos el consumo interno, lo que representa un crecimiento de 25 por ciento en los próximos tres años.
Las exportaciones de café en grano superan ese volumen, mientras 2,5 millones de sacos se destinan al soluble, también exportado en su casi totalidad.
Con la escasez, los precios internos se elevaron demasiado, según la Asociación Brasileña de la Industria de Café Soluble (ABICS). Una importante empresa del segmento, Cacique, suspendió temporalmente su producción para evitar pérdidas mayores.
La ABICS lamenta las condiciones desfavorables en el mercado internacional, porque las competidoras adquieren café más barato de Asia y Africa.
Las firmas afiliadas a esa asociación intentaron hace años importar café, pero enfrentan obstáculos como vetos sanitarios y argumentos nacionalistas del mayor productor mundial.
La solución, segun dirigentes de la asociación, consistiría en ampliar la venta de los inventarios oficiales, que ascienden a cerca de 12 millones de sacos.
Se trata de "café viejo, de hasta 18 años", al cual el mejor uso que se le puede dar es transformarlo en soluble, destacó un representante de esa industria.
El gobierno viene realizando subastas mensuales de volúmenes limitados, para asegurar el suministro. Pero la industria de soluble reclama la venta de mayor cantidad y mejores condiciones de financiación para recuperar competitividad.
Hasta fines de 1998 los inventarios brasileños, acumulados en la década pasada, estarán agotados, pronosticó Hercilio Amaral.
No obstante, cree que hasta 1999 "el mercado será comprador", ya que la escasez favorece los precios. De conocer nuevas heladas, el país y los importadores estarían frente a un desastre, añadió.
Pero Amaral confía en que la "anormalidad" actual se corregirá pronto.
Los países de Asia que podrían aumentar su producción, como Vietnam e Indonesia, así como la mayoría de los de Africa, no pueden competir en calidad con Brasil, Colombia y América Central, sostuvo. (FIN/IPS/mo/dg/if/97)