El gobierno de Botswana presiona a la minoría basarwa para que abandone territorios de la reserva de caza de Kgalagadi, denunciaron integrantes de ese grupo, perteneciente a la etnia bosquimana.
Los basarwa "fueron persuadidos con promesas de dinero a aceptar su reasentamiento. No se trasladan porque sea su deseo", dijo Roy Sesana, portavoz de la comunidad.
Según Sesana, el gobierno ofreció entre 13.000 y 26.000 dólares a cada miembro del grupo basarwa que acepte abandonar la reserva de Kgalagadi.
Los basarwa que se trasladaron a la zona señalada por las autoridades se enfrentan a la dura realidad de que su ganado es diezmado por leones y el dinero prometido no llega a sus manos, denunció el activista.
El gobierno se propone evacuar a unos 1.500 basarwa de la reserva Kgalagadi, para dejar lugar al creciente desarrollo del turismo, y asegura que el traslado es voluntario.
Según el comisario del distrito de Ghanzi del Norte, Geoffrey Serebolo, algunas familias ya se trasladaron a Kaudane, en el sureño distrito de Kweneng, y otras 685 personas manifestaron su interés de mudarse a la localidad de New Xade, en el distrito de Ghanzi.
El gobierno alega que su propósito consiste en la protección ambiental y la conservación de las especies salvajes de la reserva de Kgalagadi, y que también intenta el desarrollo socioeconómico de los basarwa.
El Ministerio de Gobierno Local, Territorios y Vivienda afirmó que "resulta incompatible mantener asentamientos humanos y especies silvestres en la misma reserva de caza".
El aumento en las actividades sociales y económicas amenaza el equilibrio ecológico de la reserva, y reubicar a los basarwa fuera de la misma facilitará su desarrollo social y económico, según el Ministerio.
Pero Sesana señaló que el gobierno no ha tomado en cuenta los perjuicios que la medida acarreará a los basarwas, que desde hace generaciones viven en comunión con la naturaleza, cultivando, recolectando leña y tejiendo con fibras naturales.
La mitad de la población aborigen basarwa de Africa austral, unas 95.000 personas, viven en Botswana, y un tercio en Namibia. La conservación de su forma de vida tradicional los ha mantenido alejados del desarrollo moderno.
La organización local de derechos humanos Ditshwanelo acusó al gobierno de trasladar forzosamente a los basarwa de la reserva de caza, y destacó que ese grupo étnico no fue consultado a la hora de escogerse su nuevo asentamiento.
La única razón por la cual los basarwa aceptaron su traslado fue la promesa de mejores facilidades y acceso a servicios básicos, como agua potable, aseguró Ditshwanelo.
Además, la presencia del ejército aumenta la presión para el abandono de la reserva, agregó. (FIN/IPS/tra-en/pm/lp-ff/pr/97