La metrópolis india de Calcuta cuenta con numerosos equipos de fútbol desde la época colonial, pero, en la actualidad, el público prefiere el criquet, otro deporte creado en Gran Bretaña.
El fútbol, introducido por el ejército británico, fue desde principios de siglo dieta regular de los bengalíes, mayoritarios en Calcuta, junto con el pescado y la política.
Edificios de madera, utilizados por los equipos ingleses, aún se levantan en el "maidan", una extensión de cientos de hectáreas de campo en la ribera izquierda del río Hoogly, donde se disputan la mayor parte de los partidos de primera división de Calcuta.
Aunque siguen siendo afectos al pescado y la política, los bengalíes ya no sienten la fanática devoción de antaño por el fútbol.
Calcuta, que llegó a ser el centro del fútbol en India, pierde terreno frente a otras zonas del país, como Punjab y Goa. Los clubes de barrio están desapareciendo, frente al avance del criquet.
"Solíamos ver los partidos importantes desde afuera, con prismáticos, ya que los estadios estaban llenos", recuerda Subhas Bannerjee, de 55 años, cuidador de un campo de fútbol. En la actualidad, estadios con capacidad para 55.000 personas reciben no más de 5.000 personas.
Para atraer a los aficionados, los equipos de Calcuta contratan jugadores en Nigeria, Irán, Estonia y Letonia.
"La falta de espíritu y motivación es la causa principal", de la disminución en el público, explicó Chunni Goswami, de 59 años, una leyenda futbolística en su época.
Goswani, capitán del club Mohun Bagan en los años 60, llegó a ganar una medalla de oro con su equipo en los Juegos Asiáticos.
El partido más importante del año durante la época colonial era el que enfrentaba al Mohun Bagan con el Calcutta Football Club, de la comunidad británica local.
"En aquellos días, el fútbol era peligroso para los bengalíes, que jugaban descalzos y se arriesgaban a que las botas de los contrincantes ingleses les aplastaran los pies", dijo Monuj Sarbadhikary, de 87 años.
Para los jugadores indios nacionalistas, los partidos contra los británicos eran una prolongación de la lucha por la independencia.
Los ancianos recuerdan cómo se quebró el mito de la invencibilidad de los británicos en fútbol. El hecho ocurrió cuando el Mohun Bagan venció al equipo de East Yorks, para quedarse con la copa de India.
Aún después de la independencia, el fútbol bengalí tuvo fuertes connotaciones políticas.
Las tensiones entre hindúes y musulmanes provocadas por la partición del subcontinente y la creación de Pakistán con mayoría musulmana, se transfirieron a los campos de fútbol, donde se enfrentaron equipos de ambas religiones.
Los viejos aficionados sostienen que el interés de los espectadores ha decaído porque los equipos son incapaces de promover héroes como Goswami y Gostho Pal, un zaguero llamado "La Gran Muralla China", por su rotunda eficacia.
Los futbolistas son ahora profesionales, pero el juego ya no recauda grandes cantidades de dinero como el criquet. En 1996, los integrantes del equipo nacional de criquet ganaban 10 veces más que los futbolistas estrellas.
Sólo los jugadores extranjeros obtienen ingresos importantes. El club East Bengal pagó un sueldo de un año a Samuel Omollo, capitán de la selección de Kenia, para contar con sus servicios únicamente por siete semanas en la liga Philips.
El mismo equipo también reclutó a Chima Okerie, de Nigeria, que juega en Dinamarca. Los jugadores africanos no son novedad en el fútbol de Calcuta.
Los más conocidos fueron Okerie y Emeka Ezeugo, también nigeriano, que jugó en equipos locales entre 1985 y 1990, mientras estudiaba en la universidad. Actualmente, Emeka juega en España, tras defender a la selección de Nigeria en la Copa Mundial de 1994 en Estados Unidos.
Los críticos opinan que la contratación de extranjeros obstaculiza el surgimiento de talentos en el medio local. Pero el director técnico de East Bengal, P.K. Bannerjee, sostiene que la presencia africana mejoró la habilidad de los jugadores indios. (FIN/IPS/tra-en/kc/mu/aq-ff/cr/97