AMERICA LATINA: Transexuales, una brecha en la discriminación

En la mayor parte de los países de América Latina, la justicia se niega a brindar a los transexuales una nueva identidad que reconozca su mutación sexual.

Una brecha en esa discriminación fue introducida este mes en Argentina, donde un juez concedió a un transexual el derecho a recibir documentos femeninos.

Mariela Muñoz, nacida como hombre, fue operada en Chile en 1983 para recibir órganos sexuales femeninos.

A partir de ahora podrá modificar su nombre en sus documentos de identidad y en su partida de nacimienbto, votar en las elecciones en las mesas femeninas y ya no se le podrá denegar el ingreso a sitios reservados para mujeres.

El juez que intervino en el fallo, Jorge Dreyer, fundamentó su decisión en la adhesión argentina al Pacto de Derechos Humanos de Costa Rica y sus disposiciones contra la discriminación.

"En casi todos los estados norteamericanos hay leyes que contemplan modificaciones del estado sexual. Así sucede también en Chile, en Brasil y en varios países de Europa como Holanda y Alemania", señaló a su vez la abogada que presentó la demanda a nombre de Mariela Muñoz.

Con el fallo, los 200 transexuales que se estima existen en Argentina podrán reclamar iguales prerrogativas.

En ese país, los transexuales estarán en una situación paradójica: no pueden operarse, porque la ley asimila una operación de ese tipo a una mutilación, pero sí estarán en condiciones de obtener documentación que acredite su nueva pertenencia de género.

En la mayoría de los otros países de la región pasa la inversa: los cambios de sexo pueden efectuarse pero no así la modificación de la identidad.

En Uruguay, por ejemplo, donde desde los años 70 se tiene información de ocho intervenciones de modificación de sexo realizadas a nacionales (cinco en el propio país y tres en Chile), el vacío legal en el tema es casi total.

Dos de los cinco transexuales operados en el país (todos nacidos con órganos genitales masculinos) consiguieron que se les inscribiera bajo nuevo nombre femenino en su documentación.

Pero aún así no pudieron lograr que se modificara su partida de nacimiento, lo cual les impide contraer matrimonio, adoptar niños o tramitar la tenencia de hijos que hubieran tenido anteriormente.

Una sentencia expedida en 1995 por un Tribunal de Familia uruguayo autoriza la entrega de documentación femenina a un transexual pero sostiene que la operación que le fue practicada no modificó su sexo "pues en esa persona no ha variado el factor cromosómico que determina el sexo".

Según un reciente estudio publicado en España, habría en el mundo entre 30.000 y 35.000 transexuales. Entre quienes se someten a operaciones de reasignación de sexo, 80 por ciento son hombres que desean convertirse en mujeres.

Habitualmente confundido con la homosexualidad o el travestismo, el transexualismo tiene rasgos específicos que comenzaron a ser reconocidos por la medicina sólo en las últimas décadas.

"La transexualidad es una patología de la identidad de género" pautada por "un constante rechazo respecto al sexo anatómico, que lleva a la persona a un insistente deseo de ser operada", dijo el psiquiatra Oscar López, ligado a un equipo que trata transexuales en el Hospital de Clínicas de Montevideo.

"Nacimos con un sexo equivocado. Somos mujeres que nacimos como hombres y a las que nos gustan los hombres", afirmó el transexual brasileño Roberta Close, definida por la prensa como "la mujer más bonita de Brasil".

En ese sentido, se diferencian por completo de gays o lesbianas, que se autodefinen como hombres a los que les gustan otros hombres y mujeres a las que les gustan otras mujeres.

También se diferencian de la mayor parte de los travestidos, que no tienen por qué sentir aversión por su sexo de nacimiento. "Todo transexual fue travesti, por ejemplo se vistió de mujer, pero no todo travesti desea cambiar de sexo", considera el psiquiatra brasileño Marcio Lopes.

Chile es el país preferido por los transexuales latinoamericanos para operarse. Allí fue intervenida Mariela Muñoz y también María, una transexual uruguaya de 26 años que ahora se siente "una mujer completa, realizada".

María podría haber sido sometida a la misma operación en Uruguay y a muy bajo costo pero prefirió realizársela en una clínica privada de la ciudad de Valparaíso por la mayor rapidez en que esas intervenciones son autorizadas en Chile.

"En estos casos no se puede esperar. Es un problema totalmente existencial", dijo al semanario Brecha, de Montevideo.

Comentando el caso de un transexual uruguayo que él había operado y que había logrado que se le concedieran documentos femeninos tras largos y engorrosos trámites, el urólogo Luis García Guido sostuvo que se había reparado una "injusticia".

"Lucía aquella cédula de identidad como algo preciado y me decía: 'doctor, doctor, puedo comprar a crédito, puedo mostrarme tal cual soy", recordó el médico.

Para la psicoanalista argentina Eva Giberti, decisiones como la del juez Meyer "significan un avance hacia la comprensión de lo que es el ser humano".

"Se ha reconocido que una persona es mucho más que tener determinados genitales", concluyó. (FIN/IPS/dg/ag/pr/97

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