La gestión de Australia por desligarse de todo acuerdo internacional obligatorio para la reducción de gases causantes del cambio climático sufrió esta semana un importante revés, cuando Japón le negó su apoyo.
Australia pagará un costo de 7.030 dólares por habitantes en caso de aprobarse con carácter vinculante la propuesta de la Unión Europea (UE) y Estados Unidos para el recorte de la producción de gases invernadero.
Según el plan de la UE y Estados Unidos, las naciones del Norte industrial deberán disminuir hacia el 2020 la emisión de esos gases a un volumen 10 por ciento inferior a la cantidad registrada en 1990.
El costo que ese programa representará para Australia fue calculado por el Departamento de Agricultura y Recursos Económicos y expuesto por el primer ministro John Howard a su colega japonés Ryutaro Hashimoto, que realizó una visita de dos días a este país.
Para Japón, las pérdidas serían de 11.720 dólares por habitante, de acuerdo con la misma fuente.
Howard intentó unir a Hashimoto a su oposición al plan negociado por Estados Unidos y la UE, con el argumento de que tendrá fuerte impacto negativo en la economía de los dos países.
El primer ministro de Japón respondió que "comprende" la posición australiana, pero no la respaldó. Japón organizará la próxima reunión del Foro Internacional sobre Cambio Climático, y Hashimoto explicó que desea evitar disputas en esa instancia, que tendrá lugar en diciembre.
Japón no está dispuesto a tomar ninguna posición que sugiera el abandono de su responsabilidad como país del Norte industrial en materia de recorte de la producción de los gases que provocan el efecto invernadero.
Las metas de reducción de gases invernadero "deben ser efectivas, para combatir el recalentamiento de la Tierra, y las obligaciones a imponerse, justas y razonables", dijo Ryutaro.
También declaró que "comprende" la posición de Australia, "que intenta negociar metas diferenciadas".
El gobierno australiano, controlado entonces por el Partido Laborista, apoyó las decisiones tomadas en la Cumbre de la Tierra, de 1992, para reducir la emisión de gases invernadero.
Pero Howard, que llegó al poder en marzo de 1996, se opone a todo acuerdo vinculante de recorte de emisiones para las naciones del Norte, presionado por la industria de la energía.
Tony Beck, del Business Council of Australia, advirtió que el plan de reducción de emisiones que Estados Unidos y la UE se proponen presentar en diciembre al Foro sobre Cambio Climático determinará para este país "la interrupción de exportaciones y el cierre de centrales de energía a carbón".
El Departamento de Agricultura y Recursos Económicos identificó proyectos industriales con uso intensivo de energía por valor de 14.000 millones de dólares, que estarían en riesgo en caso de aprobarse las metas manejadas por la UE y Estados Unidos.
Los proyectos incluyen una fábrica de aluminio en Gladston, en el norte de Queensland, la ampliación de la fundición de aluminio de Boyne Island, también en Queensland, y una nueva planta de hierro y acero en el oeste.
Así mismo, Australia registra un crecimiento sin precedentes de la exportación de productos con uso intensivo de energía, y ese flujo sería seriamente afectado si se aprueba a fin de año en en Japón un plan de metas obligatorias de recorte de la emisión de gases invernadero.
Australia exportó en el último año carbón por 6.200 millones de dólares, hierro y acero por 1.640 millones, y aluminio por unos 4.000 millones.
Dada esa bonanza, no sorprende que la industria y el gobierno inviertan gran cantidad de dinero en una campaña internacional a favor del concepto australiano de "diferenciación".
La "diferenciación" implica la consideración de las circunstancias de cada país del Norte para decidir su aporte al esfuerzo internacional por la reducción de emisiones de gases invernadero.
El canciller australiano Alexander Downer informó en marzo Japón, Noruega y Polonia se pronunciaban a favor de la propuesta de "diferenciación". Pero, a la vista de las declaraciones de Hashimoto, esa coalición parece haber perdido un socio.
Howard admitió en conferencia de prensa que Australia podría quedar aislada en el Foro Internacional sobre Cambio Climático, dada su resistencia a la determinación de metas vinculantes para el recorte de la emisión de gases.
Así mismo, algunos funcionarios advirtieron esta semana que Australia podría retirarse de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático en caso de aprobarse a fin de año el plan de reducción obligatoria de emisiones.
Los grupos ambientalistas respondieron que Australia se convertiría en un renegado en el plano internacional y se arriesgaría a sanciones económicas.
la acumulación de dióxido de carbono y de otros gases industriales atrapa las radiaciones solares en la atmósfera, con el consiguiente recalentamiento de la Tierra, según la opinión científica mayoritaria.
Ese fenómeno amenaza la supervivencia de islas y áreas litoraleñas bajas. En efecto, el aumento de la temperatura derrite los hielos polares y provoca el ascenso del nivel de los océanos. (FIN/IPS/tra-en/ks/ral/ff-aq/97