PERU: Rehenes informan sobre desarrollo de operación de rescate

Testimonios de las personas retenidas hasta este martes por guerrilleros peruanos en la embajada de Japón en esta capital difieren en relación a la operación de rescate pero aún no se han confirmado versiones de que algunos de los insurgentes fueron ejecutados.

Unos 140 soldados peruanos asaltaron este martes la representación diplomática, donde 14 guerrilleros retenían 72 rehenes desde el 17 de diciembre. En el operativo murieron todos los insurgentes, dos militares y un rehén civil.

Versiones de prensa señalan que algunos de los guerrilleros, en especial las dos jóvenes mujeres, fueron ejecutados tras haberse rendido.

"Oímos las explosiones y nos tiramos al piso, de pronto entró uno de los terroristas abrió la puerta y nos apuntó con su metralleta. Tenía el dedo en el gatillo, lo vimos vacilar y se fue. Creo que Dios no quiso que disparara", narró uno de los rehenes liberados, el ministro de Agricultura Rodolfo Munante.

En cambio, otro combatiente del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA), cuyo seudónimo de guerra era "22", no vaciló y trató de cumplir la misión asignada en los planes de resistencia trazados por el comando insurgente y disparó contra el canciller Francisco Tudela, tratando de matarlo.

Pero el comandante Juan Valer, una de las dos bajas mortales que tuvo el Ejército en el operativo de rescate, se interpuso y entabló un tiroteo con "22", en el que ambos murieron.

El parlamentario Carlos Blanco tiene otra historia. "Estábamos tirados en el suelo, saliendo a gatas de la habitación por una puerta que da a una terraza, cuando entró uno de los guerrilleros y comenzó a disparar contra la puerta abierta".

"No vi si disparaba contra los rehenes o contra los soldados ni qué le pasó", señaló.

Otro parlamentario oficialista, Samuel Matsuda, estaba en la misma habitación y dice que luego de abatir al guerrillero un soldado le preguntó a él: "¿amigo?" "Amigo, le dije, luego me preguntó si eran amigos los que estaban en el baño contiguo. Sí, le contesté, y se fue rampando hacia el pasadizo".

Los 12 hombres y las dos mujeres que componían el comando guerrillero murieron en el fulminante asalto realizado por efectivos de élite del Ejercito y la Infantería de Marina y tal vez sólo las respectivas autopsias podrían indicar las circunstancias de su muerte y si algunos fueron fusilados.

Pero la recopilación de testimonios de los rehenes liberados revela que los guerrilleros no reaccionaron disciplinadamente ante el ataque .

Sus preparativos tácticos para repeler el previsible asalto militar no resultaron adecuados ni pudieron ser cumplidos por el aturdimiento provocado por las cargas explosivas introducidas desde túneles, que abrieron la tierra bajo los pies de la mayor parte del contigente insurgente, que allí murieron.

El plan de defensa de la sede diplomática era conocido por los rehenes, porque fue muchas veces ensayado ante ellos, lo que constituye otro de los errores cometidos por el jefe del comando guerrillero, Néstor Cerpa.

El insurgente, un ex dirigente sindical convertido en el máximo lider político y militar de su organización por la captura de los otros jefes, no tuvo en cuenta que entre sus 72 cautivos había 24 oficiales de alta graduación de la Marina, Fuerza Aérea y Policía, que prepararon su propio plan de contingencia.

"El plan de defensa trazado por Cerpa se basaba en usar a los rehenes como escudo. Los colocó en el segundo piso y puso minas en los dos primeros peldaños de la escalera y los entrenamientos y simulacros consistían en tratar de asustarnos con sus granadas", dice el coronel de la Policía Marco Miyashiro.

"Pusieron a los rehenes más importantes, la carnecita como decían ellos, en una habitación y el subversivo llamado '22' tenía la misión de dar muerte en primer lugar al canciller Tudela, al embajador japonés y al hermano del presidente Fujimori", añadió.

"Sentí que trataba de cazarme como a un conejo", dice ahora Tudela, quien se recupera de algunas heridas leves en un hombro y una pierna.

El embajador boliviano Jorge Gumucio expresó que cuando los guerrilleros ensayaban cómo iban a responder a un ataque, en vez de apuntar sus armas hacia afuera lo hacían hacia los rehenes. "Cerpa decía que si había una incursión militar él y sus hombres morirían con todos nosotros".

Los planes y simulacros de resistencia de Cerpa demuestran que confió más en el escudo político que representaban los rehenes que en la eficacia de sus armas, pero el ataque se produjo cuando la mayor parte de los insurgentes estaba lejos de los cautivos, jugando al fútbol en el primer piso.

"Cuando se enteraron por la televisión, semanas atrás, de que el gobierno hacía túneles para asaltar la embajada, Cerpa mudó las habitaciones de su comando y de sus hombres al segundo piso. Siempre en la idea de que la proximidad con los rehenes era su mejor protección", refirió Miyashiro.

El líder guerrillero no calculó al parecer que el ataque podría ser simultáneo desde las galerías subterráneas, el nivel del suelo y los techos, y fue acribillado cuando trataba de subir la escalera junto con uno de sus hombres para alcanzar el lugar en donde se encontraban los rehenes.

Tampoco previó que, así como él poseía un radiotransmisor para comunicarse con el exterior, los servicios de inteligencia habían conseguido hacer ingresar varios diminutos transmisores y receptores de alta tecnología.

Mediante uno de esos aparatos, uno de los militares rehenes informó que había comenzado, como todas las tardes, el partido de fútbol en la sala de recepciones del primer piso y que había por lo menos 30 minutos para lanzar el ataque.

"Nos cuidan dos, 'Cone 'y '22', otros dos duermen en la habitación 'G', los demás están abajo", informó el rehén al puesto de escucha electrónica del Servicio de Inteligencia.

Luego aviso a los rehenes civiles que se prepararan, pues en unos minutos comenzaría el rescate.

"Cuando me dijeron que debíamos ponernos polos o camisas blancas pensé que los rehenes militares intentarían quitarles las armas a los dos emerretistas que estaban de guardia en el pasadizo, tuve miedo y pensé que tal vez todos moriríamos", dijo uno de los parlamentarios liberados que pidió no ser identificado (FIN/IPS/al/dg/ip/97

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