La exclusión de las mujeres del ámbito público acarreará consecuencias desastrosas para Afganistán, advirtió hoy la directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Carol Bellamy.
La reacción de la funcionaria internacional provino de la situación creada para las mujeres en el país de Asia central desde que las fuerzas de los guerrilleros talibanes comenzaron a acumular victorias militares a mediados de 1995.
El año escolar acaba de comenzar en Afganistán y ninguna mujer puede recibir instrucción ni tampoco impartirla, recordó un informe de UNICEF. Los talibanes también han decretado que las mujeres no pueden trabajar, agregó.
Bellamy adelantó que UNICEF, junto con otras agencias de la ONU y "países que tienen alguna influencia sobre los talibanes", ejercerá presión hasta que "todas las jóvenes y mujeres obtengan la restitución de sus derechos".
Las separaciones de las muchachas de las escuelas y de las mujeres de la fuerza de trabajo debilitarán las perspectivas de desarrollo económico y social de Afganistán, vaticinó la directora de UNICEF, de nacionalidad estadounidense.
En una descripción de las secuelas de la guerra civil que se prolonga desde hace 18 años, Bellamy dijo que "Afganistán es una nación de viudas" y que las mujeres son con frecuencia el único sustento de las familias.
"Si ellas no pueden ganarse la vida, serán incapaces de alimentar a sus hijos, con consecuencias catastróficas", advirtió.
Sólo en Kabul, la capital afgana, viven unas 30.000 viudas. Los talibanes permiten que únicamente una parte de ese grupo trabaje en el sector de la salud. Otros empleos están prohibidos para las mujeres, que en muchos casos recurren a la mendicidad.
El informe de UNICEF apeló a razones presupuestarias para objetar el uso, que los talibanes impusieron como obligatorio, de la "burqa", una vestimenta que cubre a las mujeres de la cabeza a los pies con excepción de un suscinto tejido de malla a la altura de los ojos.
La prenda cuesta unos 10 dólares, el equivalente a dos meses de salario. El precio de la vestimentas constriñe a las mujeres a compartirlas, lo que se convierte en otra imposición más para recluirlas en las viviendas.
Las autoridades talibanes del Ministerio de Educación habían aceptado en marzo pasado que las niñas de más de nueve años podrían concurrir a las escuelas.
Pero días después, la misma cartera revisó su posición y excluyó de las escuelas a las jóvenes y también a las mujeres docentes.
A fines de marzo, las mujeres habían desaparecido de la Universidad de Kabul. Cuando la Universidad fue cerrada en septiembre, después de la caída de la ciudad en manos de los talibanes, unas 4.000 mujeres formaban parte de la población de unos 10.000 estudiantes universitarios.
Bellamy recordó el compromiso de UNICEF con el principio de no discriminación y subrayó que la institución considera a la educación como el más fundamental de los derechos del hombre, "sea un niño o una niña".
Sobre la situación en Kabul, un informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) consignó que la ciudad ha sido invadida en los últimos tres meses por más de 140.000 desplazados internos.
En las últimas semanas, se elevó a 800 personas el flujo diario de ingresos verificado en el puesto de control establecido por ACNUR al norte de la capital, dijo este martes Pam O'Toole, vocera de la agencia para los refugiados.
La masa de desplazados, que aumenta entre 10 y 15 por ciento la población de la capital, creó problemas de hacinamiento y redujo los recursos disponibles para los empobrecidos habitantes.
La mayoría de los desplazados proviene del valle de Shomali, una fértil planicie ubicada al norte de Kabul, donde se cultiva tradicionalmente gran parte de los alimentos que consume la capital.
O'Toole estimó que desde octubre pasado se han registrado en Afganistán movimientos de unos 250.000 desplazados internos. Más de 140.000 llegaron a la capital.
Otros 35.000, originarios de la provincia de Badghis sacudida por los combates, buscaron amparo en la ciudad occidental de Herat. Unos 50.000 más se ubicaron en localidades del norte del país. Tambien suman 50.000 los que atravesaron la frontera en busca de refugio en Pakistán. (FIN/IPS/pc/97