Píldoras anticonceptivas disponibles para más de 90 millones de mujeres en el mundo podrán ser compradas en Japón este año o el próximo por decisión del gobierno, tras siete años de debate.
Aunque el informe del Consejo de Asuntos Farmaceúticos aún debe ser aprobado por dos organismos estatales, sus conclusiones son un gran paso adelante, y el ministro de Salud, Naoto Kan, anunció que el uso de la píldora de baja dosis será aprobado "en algún momento este año".
Hasta ahora, Japón fue ambivalente sobre la píldora, la cual es considerada segura y efectiva desde hace casi cuatro décadas en Estados Unidos.
Desde 1990, nueve empresas farmacéuticas japonesas solicitaron la aprobación de 16 disitnos tipos de píldoras anticonceptivas de bajo contenido de hormonas.
Japón tiene uno de los menores índices de natalidad del mundo, y una alta demanda de métodos anticonceptivos. El principal ha sido el preservativo, utilizado por 77,4 por ciento de los varones en 1995.
No obstante, cada año se practican 360.000 abortos en Japón, donde son legales.
Muchas japonesas temen los efectos colaterales de la píldora, citando afirmaciones de investigadores del gobierno según quienes su consumo puede afectar negativamente los embarazos.
El Ministerio de Salud calificó hace un tiempo a la píldora como "peligrosa", con gran número de efectos colaterlaes, incluyendo posible obesidad.
El uso de anticonceptivos orales, advirtió, puede elevar la necesidad del cuerpo de ciertas vitaminas, ácido fólico y zinc, los cuales, ingeridos en grandes cantidades, ponen en riesgo la salud de la mujer.
Asimismo, el ministerio había advertido que, de ser aprobada para su uso, la píldora "podría empeorar la moral sexual entre los japoneses" y causar la expansión más acelerada del sida.
Las autoridades estuvieron a punto de dar la luz verde a la píldora en 1992, pero la decisión no se produjo por temor a que redujera el uso de condones y extendiera el sida.
Pero los defensores de la píldora señalan el gran número de mujeres que la toman.
Yuki Sakamoto, profesora de lenga japonesa de 37 años, realiza un viaje anual a Hong Kong para adquirir una cantidad suficiente de píldoras.
Sakamoto sostiene que la "hipocresía" de la píldora influye sobre el creciente número de abortos, los cuales tienen efectos colaterales peores a los de este anticoncpetivo.
"Tomo la píldora desde mi segundo aborto", dijo Natsumi Koyama, quien trabaja en un banco de Tokio. "No quiero abortar otra vez", y añadió que en Japón el aborto "es uno de los métodos anticonceptivos, y tan común como los condones".
Pero hay quienes no aceptan la idea. Tomoko Ishikawa, de 26 años, jura que nunca tomará la píldora, "porque requiere seguimiento médico y no previene el sida".
La actitud de Japón hacia la píldora deja al país atrasado médicamente, dijo el doctor Kunio Kitamura, director de la clínica de la Asociaciión de Planificación Familiar de Japón (JFPA), por el ser el único país industrializado que prohíbe la píldora de baja dosis de hormonas.
Desde hace 10 años, Japón permite el uso de una píldora de alta dosis, pero no como anticonceptivo legal, sino como medicación para regular la menstruación, la cual "es más peligrosa que la que intentamos que se apruebe".
Los defensores de la píldora también critican el doble discurso de la política de control de la natalidad, señalando el hecho de que empresas farmacéuticas producen píldoras con altas dosis de hormonas y las exportan a países asiáticos y Estados Unidos.
Aunque la píldora de pocas hormonas es utilizada por alrededor de 15 por ciento de las mujeres de países en desarrollo, en Japón sólo 1,3 por ciento la conoce, afirma la JFPA, la cual estima que al menos 2,5 millones de japonesas la utilizarían tras la aprobación.
Pero quizás el motivo real tras la resistencia de gobierno a la aprobación de la píldora sea el temor a una mayor caída del índice de natalidad, uno de los más bajos del mundo.
El gobierno calcula que la población caerá a 55 millones en el 2010, a partir de 125 millones actuales. (FIN/IPS/tra-en/mk/ral/lp/pr-he/97