Casi 10 años después del golpe de Estado que derribó al gobierno dominado por indios, Fiji intenta cerrar las heridas raciales que la dividieron y provocaron la emigración de muchos indios con buen nivel educativo.
Este mes, un comité parlamentario presidido por el ex golpista Sitiveni Rabuka acordó incluir en la redacción de una nueva Constitución el concepto de gobierno multirracial y multipartidario.
Se trata del paso más grande en la búsqueda de la armonía racial entre los indios, económicamente poderosos, y los fijianos de origen melanesio, desde que las islas del Océano Pacífico se independizaron de Gran Bretaña en 1970.
El golpe de Rabuka, el primero y único del Pacífico meridional, constituyó un intento nacionalista de deshacerse de la influencia india en el gobierno.
Los dos partidos opositores indios aprueban la reforma del sistema representativo.
Mahendra Chaudhry, líder del Partido Laborista de Fiji, la consideró un "gran avance" mientras que el presidente del Partido Federación Nacional (NFP), Balwant Singh Rakka, dijo estar contento "si ello significa una representación justa de todas las comunidades".
La mitad de los 772.000 habitantes de Fiji son melanesios y el resto son en su mayoría descendientes de trabajadores indios, traídos por la administración colonial británica entre 1879 y 1916 para trabajar en las plantaciones de azúcar.
Aunque son propietarios de 83 por ciento de la tierra, los melanesios están disconformes con la superioridad económica de los indios.
La tensión afloró luego de que la coalición de los partidos indios ganó las elecciones generales de 1987. Dirigidos por Rabuka, los nacionalistas se rebelaron contra lo que consideraron la toma de las instituciones políticas por los indios.
En 1990 se adoptó una nueva Constitución que los indios consideran propia del viejo régimen del apartheid de Sudáfrica.
"Es una Constitución racial impuesta al pueblo por decreto presidencial… que discrimina la comunidad india. De la forma que el parlamento está estructurado, los indios fueron relegados al papel de oposición permanente", afirmó Chaudhry.
La Constitución de 1990 estipula que la cámara baja tiene 70 miembros, 37 para melanesios, 27 para indios y cinco para otras etnias. Cada grupo étnico vota en un registro comunal por sus propios candidatos.
Luego de que la oposición india amenazara con abandonar el parlamento, en 1995 el gobierno creó una comisión para revisar la Constitución, liderada por el ex gobernador general de Nueva Zelanda, Paul Reeves.
Actualmente, el comité parlamentario presidido por Rabuka analiza el informe de la comisión con el fin de redactar un proyecto de Constitución para julio.
El informe de Reeves recomendó que 45 de los 70 legisladores fueran electos de una nómina general. Los 25 escaños restantes, 12 reservados para la comunidad melanesia y 10 para los indios, se votarían a partir de un registro comunal.
Aunque existe oposición a la propuesta, el partido de Rabuka y la opinión pública parecen respaldarla.
Una encuesta reciente reveló que 60 por ciento de los encuestados aprobaron las recomendaciones del informe de Reeves, aunque sólo la mitad de los melanesios estuvieron de acuerdo, en comparación con 82 por ciento de los indios.
El líder de la oposición y miembro del NFP, Jai Jam Reddy, declaró a IPS que tiene "gran confianza" en que la Constitución de 1990 sea reemplazada por una que resulte aceptable para todos los grupos.
Si se acepta la nueva Constitución, tras las próximas elecciones generales, el primer ministro electo tendrá que invitar a todos los partidos que obtuvieron cierto respaldo electoral a firmar parte de su gabinete.
Los partidos podrán aceptar o rechazar la invitación. "Si el sistema electoral fuera justo, nuestro partido podría participar del gabinete", dijo Chaudhry.
Los cambios demográficos desde 1987 y la crisis económica obligaron al gobierno a considerar las reformas.
"Los melanesios son el grupo mayoritario y crecen rápidamente. La población india disminuyó por la emigración y una menor tasa de crecimiento", dijo Reddy.
Antes del golpe de Estado de 1987, la población india comprendía 48 por ciento de los habitantes mientras que en la actualidad abarca 43 por ciento. En los próximos 10 años, la cifra podría reducirse a 35 por ciento, pronosticó Reddy.
"El cambio demográfico hizo que los fijianos estén más seguros de sí mismos. Creo que están preparados para compartir el poder con otros grupos étnicos", señaló.
El censo de población de 1996 reveló que 51 por ciento de la población es melanesia, mientras que 46 por ciento es de origen indio. En el censo anterior al golpe, casi 49 por ciento de la población era india y 44 por ciento era melanesia.
En los últimos 10 años, emigraron 53.800 indios, en su mayoría profesionales.
En marzo, un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) reveló que la pobreza aumentó en los últimos 10 años y que los hogares melanesios tuvieron los menores ingresos, mientras los indios tuvieron los más elevados.
"Rabuka y sus seguidores se dieron cuenta de que un gobierno racial compuesto sólo por melanesios no podría funcionar. Tendría un costo económico", dijo Tupeni Babba, ministro melanesio del gobierno derrocado en 1987.
"Los golpistas se enfrentan a las consecuencias de su golpe de Estado, porque su propio pueblo es el que sufre", destacó. (FIN/IPS/tra-en/ks/js/aq-ml/ip/97