EE.UU.: Lucha por la "vía rápida" será difícil para Clinton

El presidente estadounidense Bill Clinton enfrentará muchos obstáculos, incluso dentro de su propio Partido Demócrata, en su carrera por obtener la autorización del Congreso para negociar por la "vía rápida" nuevos acuerdos comerciales, según analistas.

"Será una prueba clave del segundo mandato de Clinton", afirmó el representante demócrata Lee Hamilton, miembro del Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes.

Está en juego principalmente la expansión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) con Canadá y México, que podría ampliarse a Chile.

Pero Clinton recibe presión de los promotores del comercio para procurar una autorización lo más amplia posible con el fin de celebrar acuerdos con otros países latinoamericanos, incluidos los del Mercosur y el Caribe.

Las condiciones de la lucha ya están determinadas. La mayoría de los demócratas de la cámara baja, encabezados por el líder minoritario Dick Gephardt, advirtieron que sólo apoyarán a Clinton si éste endurece su política hacia el TLC e incluye medidas ambientales y laborales más estrictas en cualquier nuevo tratado.

Por otra parte los republicanos, fieles a su enfoque más radical sobre el libre mercado, insisten en que las normas laborales y ambientales sean excluidas de las negociaciones.

"No se puede permitir que los promotores de estos asuntos detengan nuestro avance hacia acuerdos comerciales favorables", manifestó el presidente de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, en una carta publicada el jueves.

Clinton, quien este viernes dedicó la mitad de un discurso sobre política exterior ante la prensa a la importancia de nuevos acuerdos comerciales, evitó inclinarse por una u otra posición.

El mandatario, insistiendo en que procurará acuerdos "para beneficio de los trabajadores y el ambiente", se limitó a decir que instruyó a la representante comercial Charlene Barshefsky para "trabajar con congresistas de ambos partidos, sindicatos, empresarios y ambientalistas, para llegar a un consenso".

"No oímos nada nuevo aquí", dijo a IPS un funcionario de la oficina de Gephardt tras el discurso de Clinton.

La "vía rápida" permite a los presidentes negociar acuerdos comerciales con otros países sin tener que preocuparse porque los legisladores los modifiquen cuando sean sometidos a su aprobación.

Clinton destacó el viernes que todos los presidentes desde 1974 recibieron autorización para negociar por la vía rápida, y, citando recientes conquistas de mercados latinoamericanos por países europeos, exhortó a ambos partidos a apoyar su propuesta.

"Es inaceptable que nos sentemos en la orilla mientras otras naciones forjan vínculos comerciales", expresó el presidente.

Sin embargo, Clinton enfrentará varios obstáculos, y uno de los más importantes es la creciente desilusión popular con el TLC.

"Varios miembros del Congreso votaron a favor del TLC pero las promesas del gobierno todavía no se cumplieron", declaró a la prensa John Sweeney, líder de la AFL-CIO, la mayor federación obrera del país.

Los críticos del TLC destacan los inmensos déficits comerciales que tiene Estados Unidos con sus dos socios del bloque. En 1996, el superávit comercial bilateral de México ascendió a casi 18.000 millones de dólares, mientras que el de Canadá superó los 12.000 millones.

En base a las estadísticas del Departamento de Comercio, según las cuales 1.000 millones de dólares en exportaciones equivalen a 20.000 empleos, se calcula que en 1996 se perdieron 600.000 puestos de trabajo en Estados Unidos.

Muchos de estos empleos pertenecían a sectores con alta remuneración como la industria automovilística, sostuvo Robert Scott, del Instituto de Política Económica, y agregó que el TLC incrementó la brecha entre ricos y pobres en Estados Unidos.

La reciente cobertura negativa de los medios sobre la corrupción y el tráfico de drogas en México, así como el incidente de la semana pasada en que 153 escolares estadounidenses contrajeron hepatitis luego de comer frutillas mexicanas, contribuyeron a volcar a la opinión pública contra el TLC.

Aunque las autoridades aún no determinaron cuál fue el origen de la contaminación, el hecho fue un "golpe para la expansión del TLC y la intención del gobierno de Clinton de aumentar el libre comercio en América Latina", opinó el Journal of Commerce esta semana.

Pero Clinton y sus partidarios insisten en que los nuevos acuerdos comerciales serán ventajosos para Estados Unidos. "No tenemos que temerle al comercio mundial. No hay razón para pensar que los demás esperarán mientras nosotros seguimos sin actuar", advirtió el viernes.

El presidente sostuvo que algunas estadísticas sobre pérdida de empleos son exageradas y que las cifras oficiales demuestran que la economía está funcionando casi en un estado de pleno empleo.

En los últimos años, el Departamento de Trabajo brindó capacitación especial y beneficios a 100.000 trabajadores que perdieron sus empleos debido al TLC.

"El argumento de la pérdida de trabajo no es válido", dijo Sidney Weintraub, ex funcionario de Comercio, y añadió que el intercambio con México es "insignificante" si se lo compara con las dimensiones de la economía de Estados Unidos, con un ingreso anual superior a 6 billones de dólares, y su potencial generador de empleos.

"Los críticos quieren volver a los años 50 y eso es imposible", añadió William Workman, vicepresidente de la Cámara de Comercio Internacional de Estados Unidos.

Los nuevos acuerdos comerciales son esenciales para mantener a la economía estadounidense en carrera, sostuvo Workman. "Entre 1985 y 1994, las exportaciones del país aumentaron 112 por ciento, mientras que el producto interno bruto creció sólo 25 por ciento", destacó.

"En el mismo período, las exportaciones generaron la tercera parte del crecimiento económico y cerca de cinco millones de empleos nuevos", afirmó Workman.

Clinton señaló que las industrias orientadas hacia la exportación pagan salarios entre 13 y 16 por ciento superiores a los de otros sectores en Estados Unidos.

"El año pasado, por primera vez en la historia, el intercambio entre América Latina y Europa fue mayor que el del continente europeo con Estados Unidos", advirtió.

Sin embargo, la batalla por la vía rápida podría decidirse en base a motivos puramente políticos, especialmente los relacionados con la carrera dentro del Partido Demócrata por la sucesión de Clinton en el año 2000.

Gephardt es claramente el principal rival del vicepresidente Al Gore para la candidatura presidencial del partido. En buena relación con los sindicatos y opuesto al TLC, el representante demócrata "capta el sentir del público", sostuvo Thomas Friedman, columnista del diario The New York Times y partidario del bloque comercial.

Gore, partidario acérrimo del libre comercio pero político prudente, se opone a aceptar las exigencias de Gingrich para eliminar las normas ambientales y laborales en un pedido de vía rápida, informó el diario Wall Street Journal.

Workman cree que eso es exactamente lo que debe hacer Clinton para que avance la vía rápida, y afirmó que "los votos están" entre la gran mayoría de republicanos y el número decreciente de demócratas a favor del libre comercio.

Sin embargo, Sweeney no está seguro. "Es demasiado pronto para saberlo".(FIN/IPS/tra-en/jl/ml-aq/ip-if/97

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