Una cosecha escasa obtuvo la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en su campaña anual de seis semanas concluida este viernes.
Entre las pocas innovaciones figuraron la designación de un relator especial para Nigeria y el envío de un mensaje al gobierno de Indonesia para que asegure el respeto de los derechos humanos en Timor Oriental.
La mayoría de las 79 resoluciones aprobadas repitieron los mismos enfoques con que el organismo viene tratando desde hace años algunas de las violaciones más graves a los derechos universales.
Ralph Zacklin, funcionario a cargo de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, aconsejó no extraer conclusiones apresuradas sobre los éxitos o los fracasos de los trabajos de la Comisión.
El organismo tiene responsabilidad en cuestiones muy sensibles que demandan un largo proceso de definición. "Y en todo proceso prolongado se registran altibajos", justificó Zacklin en un análisis de los trabajos de la Comisión.
Uno de los aspectos positivos de las sesiones fue el protagonismo desempeñado por más de 200 organizaciones no gubernamentales que participaron.
Estas organizaciones carecen de capacidad de decisión en la Comisión de Derechos Humanos, pero participan en los debates de asuntos generales o particulares.
En ese terreno, las organizaciones no gubernamentales ocuparon 38 por ciento del tiempo dedicado a exposiciones en las reuniones plenarias, apenas uno por ciento menos que los representantes oficiales de los 53 estados miembros de la Comisión y de los 95 países que participan como observadores.
Una de las organizaciones más reconocida en el área de los derechos humanos, Amnistía Internacional, lamentó al término de las sesiones que la Comisión no hubiera aprobado una resoluciones sobre la situación en China, Turquía y Argelia.
La delegación de China volvió a impedir el análisis de la vigencia de los derechos humanos en su país mediante un recurso procesal que le permite oponer una "moción de no acción", que obstruye el tratamiento de cualquier iniciativa.
La Comisión, que procura adoptar sus resoluciones por consenso, tuvo que recurrir al voto para aprobar las iniciativas sobre Nigeria y Timor Oriental.
También requirieron votación las resoluciones en las que el organismo expresó preocupación por las situaciones en Irán, Iraq, Cuba, el sur de Líbano y el oeste de Bekaa, y Palestina y territorios ocupados de Medio Oriente.
La Comisión encomendó al Alto Comisionado para los Derechos Humanos que organice el envío de una misión investigadora de las denunciadas matanzas en el este de Zaire.
Zacklin anticipó que la misión, integrada por relatores y un grupo de trabajo, será acompañada por expertos técnicos y desarrollará sus trabajos durante un período de entre cuatro y seis semanas.
Varios países se han mostrado dispuestos a financiar la misión, que deberá presentar su informe a la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) antes del 30 de junio.
Zacklin admitió que la misión parte de la base de que todas las partes en conflicto han cometido violaciones en el este de Zaire.
Las primeras denuncias habían atribuído las matanzas a los rebeldes de la Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación de Congo-Zaire (AFDL), comandadas por Laurent-Desiré Kabila.
Otra novedad de los trabajos de la Comisión fue la aprobación de una resolución que compromete a los estados que aún no han abolido la pena de muerte a suspender las ejecuciones, con miras a la eliminación definitiva de la condena capital.
Por primera vez, la pena de muerte se incorpora a la orden del día de las Naciones Unidas. El año pasado había fracasado una tentativa de aprobar en mla Asamblea General una moción sobre la pena de muerte.
La Comisión resolvió también recomendar a la Asamblea General de la ONU que convoque a una conferencia mundial contra el racismo y la discriminación racial, la xenofobia y formas conexas de intolerancia.
La conferencia contra el racismo debería realizarse antes del 2001. Una estimación preliminar indicó que los gastos de la reunión, de cinco días, a efectuarse probablemente en Ginebra, se elevarían a casi 2,5 millones de dólares.
La convocatoria de la conferencia había sido sugerida por la delegación de Cuba y también por el relator especial de la ONU encargado de examinar la cuestión de las formas contemporáneas de racismo, Maurice Glèlè-Ahanhanzo.
El informe de Glèlè-Ahanhanzo ocasionó un áspera protesta de representantes de países musulmanes que objetaron un párrafo sobre el antisemitismo islámico y árabe.
El texto decía que "el recurso a los argumentos antisemitas cristianos y europeos laicos en las publicaciones musulmanas sigue en aumento, no obstante lo cual los extremistas musulmanes se orientan cada vez más hacia sus fuentes religiosas, ante todo y sobre todo hacia el Corán, como principal fuente antijudía".
La Comisión expresó indignación y protesta por esa referencia al Islam y al Corán, declaró que ese texto debería haber sido excluido del informe y demandó al relator especial que adopte las correcciones correspondientes. (FIN/IPS/pc/mj/hd/97