El presidente de Cuba, Fidel Castro, avanzó un capítulo más en su cruzada contra el gobierno de Estados Unidos, al acusarlo de pretender provocar el descontento y el desorden en este país.
"El enemigo (Estados Unidos) exhorta a violar las leyes, a robar, a hacer sabotajes, a dañar la economía", dijo Castro en la noche del viernes, al intervenir en un acto por el 35 aniversario de la fundación de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC).
La UJC tiene 530.822 miembros y es considerada oficialmente "la cantera" de futuros militantes del gobernante Partido Comunista de Cuba.
El discurso de Castro coincidió con una fuerte campaña oficial de respuesta al presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, que en febrero presentó un documento titulado "Apoyo para una transición democrática en Cuba".
Las autoridades cubanas consideran ese documento un complemento de la ley estadounidense Helms-Burton que, aprobada el pasado año, intenta el endurecimiento del bloqueo económico que Washington impone a Cuba desde 1962.
Castro se refirió al "riguroso, despiadado y cínico" bloqueo estadounidense de Cuba para exhortar a continuación a los asistentes al acto a tomar conciencia de los peligros del capitalismo y a luchar en defensa del régimen cubano en el plano ideológico, político y moral.
La desaparición del campo socialista de Europa oriental "rompió" la "urna de cristal" que protegía hasta entonces a Cuba, y los cubanos "tuvimos que aprender a vivir rodeados de elementos contaminantes", comentó el presidente.
Añadió que la isla tendrá que luchar muy duro para preservar el socialismo y llevar adelante de modo simultáneo un programa de reformas económicas.
Habrá que tener mucho cuidado con alentar la idea de que todo marcha perfectamente bien. Se avanza, se marcha, pero no habrá soluciones en breve plazo, dijo Castro.
En los pasajes centrales de su discurso, afirmó que el "imperialismo pretende provocar descontento y desorden en el país", y llamó a enfrentar el delito y la indisciplina social, dos "aliados del enemigo".
"Los únicos aliados del imperialismo son el lumpen y los indisciplinados sociales", dijo Castro, y solicitó la cooperación de la ciudadanía para enfrentar las manifestaciones de indisciplina social que agravan el "período especial" comenzado al estallar en 1990 la crisis económica.
El presidente citó como "indisciplinas" a combatir las migraciones internas descontroladas, la evasión de impuestos, los asentamientos ilegales y el alquiler de viviendas a turistas extranjeros.
Aseguró que el traslado descontrolado de personas del interior a la capital obstaculiza la solución de los problemas de vivienda, complica el transporte y el abastecimiento de agua potable y electricidad.
También defendió la necesidad del Estado de cobrar impuestos a las personas de mayores ingresos, pues esos sectores disfrutan de iguales servicios gratuitos o subsidiados que el resto de la población.
Toda la población cubana tiene acceso gratuito a la educación y a los servicios de salud y derecho a comprar alimentos a precios subsidiados, independientemente de la magnitud de sus ingresos.
Castro criticó irregularidades cometidas por trabajadores por cuenta propia, pero aseguró que su gobierno no pretende revertir medidas, sino velar por el cumplimiento de la ley.
La ampliación del trabajo por cuenta propia tuvo el propósito de combatir el subempleo y la ineficiencia en las empresas estatales. Pero el autoempleo acarrea problemas, como la compra de materiales robados, la evasión de impuestos y la realización de actividades no autorizadas.
Entre las últimas, Castro destacó el alquiler ilegal de viviendas a visitantes extranjeros, uno de los negocios particulares más prosperos en Cuba, por la competitividad de los precios frente a los hoteles turísticos.
Castro advirtió que Cuba tendrá que fortalecerse militar, económica y espiritualmente para evitar una invasión estadounidense, un hecho que costaría cientos de miles de vidas. (FIN/IPS/da/ff/ip/97