La prohibición impuesta por Washington a las nuevas inversiones de Estados Unidos en Birmania fue recibida con beneplácito por grupos demócratas del país asiático, pero analistas económicos dudan del real impacto de la medida.
La secretaria de Estado de Estados Unidos, Madelaine Albright, explicó este martes que la prohibición se debe a que "existe represión a gran escala" en Birmania, donde la junta militar gobernante endureció sus acciones contra la oposición el año pasado.
Albright dijo que la junta, denominada Consejo de Restauración de la Ley y el Orden del Estado (CRLOE), "no muestra señales de moderación e impulsa políticas autoritarias".
La prohibición dispuesta este martes se basa en una ley aprobada en 1996 que previó entonces acciones duras si continuaban los abusos contra los derechos humanos en Birmania, cuyo nombre fue cambiado por el régimen a Unión de Myanmar.
Bob Broadfoot, director de la Consultora de Riesgo Político y Económico con sede en Hong Kong, sostuvo que, si bien las sanciones no tendrán, al parecer, éxito, "tendrán un impacto", y opinó que "están dirigidas a apaciguar a la ciudadanía de Estados Unidos".
"Las sanciones no frenarán a los inversores de Singapur, Malasia o Tailandia", afirmó el gerente de Asia Equity PLC, Mark Greenwood.
"La clase media es el motor del cambio. Si el gobierno de Estados Unidos cierra la puerta a nuevas inversiones, solo alargarán el período de incubación de la clase media en Birmania que constituirá la 'masa crítica' necesaria para el cambio", agregó Greenwood.
Un diplomático europeo apostado en Rangún dijo a IPS que "los posibles inversores ya habían dejado de lado sus proyectos por temor a eventuales sanciones". Pero coincidió con Greenwood en que el sudeste de Asia mantendrá su interés.
Estados Unidos es el cuarto país inversor en Birmania después de Francia, Singapur y Tailandia.
Washington presionará a otros gobiernos para que adopten medidas similares para persuadir al CRLOE a iniciar un diálogo con la oposición democrática, liderada por la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, anunció Albright.
"Esto dejará en claro a los militares que no recibirán las inversiones que reclaman a menos que comience un diálogo genuino con su propio pueblo", agregó la funcionaria.
La oposición birmana calificó la medida estadounidense de importante paso adelante hacia la reconsideración de su línea dura contra Suu Kyi.
El Frente de Estudiantes Demócratas de Birmania (FEDB), que tiene su base en el exilio en Bangkok, dijo que la conreción de las sanciones significa "un reconocimiento al gobierno electo democráticamente que encabeza Suu Kyi".
La Liga Nacional por la Democracia (LND) de Suu Kyi ganó por un amplio margen las elecciones de mayo de 1990, pero ese resultado no fue reconocido por el CRLOE, que mantuvo la represión sobre los grupos opositores.
"La imposición de sanciones demuestra que el gobierno de Estados Unidos considera la inversión económica en Birmania un mero respaldo al CRLOE y a sus generales", declaró el FEDB.
Pero los integrantes de la actual junta, que llegó al poder después de una brutal represión contra manifestantes que reclamaban el fin de la dictadura militar, no demostraron mayor inquietud ante las sanciones.
El general Khin Nyunt, jefe de inteligencia militar de Birmania, dijo que la medida no fue sorpresiva. "En política deben preverse estas cosas. No es un problema para nosotros", afirmó el militar.
Suu Kyi reclamó en persona la realización de una campaña internacional para llamar la atención sobre la situación en Birmania a través de un vídeo que llegó de forma clandestina a la Convención de Derechos Humanos de Naciones Unidas.
"Necesitamos acciones más fuertes de la comunidad internacional para que acaben las constantes violaciones de los derechos humanos", agregó la líder demócrata birmana, que sufre arresto domiciliario desde diciembre.
Empresarios y analistas políticos manifestaron sus dudas respecto del impacto de las medidas, que será, afirman, marginal.
La prohibición abarca las inversiones estadounidenses de ahora en adelante, pero admite las ya efectuadas, como las de exploración petrolera desarrolladas por la compañía Unocal Corporation.
Esta empresa, que se asoció con la estatal birmana Petróleo y Gas de Myanmar para la construcción de un oleoducto de 1.200 millones de dólares, informó que no cree que las sanciones afecten al proyecto.
La representante de Unocal en el sudeste de Asia, Carol Scott, dijo a IPS desde Singapur que las sanciones unilaterales demostraron ser ineficaces y que "el compromiso económico, no el aislamiento, es el mejor modo de promover un cambio positivo en países como Myanmar".
Scott manifestó que la compañía estaba desencantada con la medida estadounidense. "Los negocios y el comercio traen trabajo, avances y educación, y eso lleva a los cambios", afirmó.
Pepsi Cola, Amoco, Levi Strauss y Liz Claiborn figuran entre las empresas estadounidenses que se retiraron del país asiático en los últimos dos años. También anunció que lo haría la cervecera australiana Fosters Beer.
La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), foro al que Birmania pretende ingresar a fines de año, criticó las sanciones de Occidente y se mostró proclive a una estrategia de "compromiso constructivo" en su vínculo con ese país. (FIN/IPS/tra-en/rc/ral/mj/ip if hd/97