PALESTINA: Papel de "mediador honesto" de EEUU está en peligro

La visita a Estados Unidos del presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yasser Arafat, dejó en evidencia los avances y limitaciones de su nación tanto en Washington como ante la ONU.

Por una parte, el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, alentó a Arafat en sus gestiones para bloquear el plan del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, de construir asentamientos judíos al sur de Jerusalén oriental.

Por otro lado, el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) comenzó este miércoles un debate sobre esos asentamientos que fue aprovechado por los aliados de Palestina como escenario para difundir sus quejas ante las actitudes de Israel.

Netanyahu "empuja el proceso de paz hacia una dirección crítica", dijo Arafat en una peculiar reunión del Consejo de Seguridad.

La mayoría de los ataques contra el gobierno de Israel se refirieron a un plan de viviendas que, según el líder palestino, tiene la finalidad de "separar a Jerusalén de Belén", localidad bajo control de la ANP.

Pero, al mismo tiempo que alentó la discusión, Washington mantuvo su tradicional posición de apartar al sistema de Naciones Unidas de las cuestiones palestino-israelíes.

Diplomáticos estadonidenses rechazaron, aun antes del debate, un proyecto de resolución propuesto por la Unión Europea que critica los asentamientos planeados por Israel y reclama al gobierno de Netanyahu que "evite cualquier acción o medida que altere" el proceso de paz.

"No creemos que estos asuntos deban ser resueltos en el Consejo de Seguridad", dijo el embajador de Estados Unidos ante la ONU, Bill Richardson. Esa frase ha servido de fundamento al veto a cualquier decisión sobre la relación entre Israel y Palestina en el organismo.

Si los restantes 14 miembros del Consejo de Seguridad persisten en su idea de adoptar una posición sobre los asentamientos en Jerusalén, Washington volvería a vetar.

"Estados Unidos suele quedarse solo. Quizá nos quedemos solos otra vez", dijo un diplomático estadounidense que reclamó reserva sobre su identidad.

Al mismo tiempo, el gobierno de Clinton intenta mostrarse insatisfecho con la línea radical adoptada por Netanyahu en sus negociaciones con los palestinos y, por eso, ha considerado legítimos los reclamos de la ANP.

"Habría preferido que esta decisión no hubiera sido tomada, porque no creo que construya confianza. Creo que construye desconfianza", dijo Clinton el lunes, en una reunión con Arafat, sobre la construcción de 6.500 viviendas, 2.500 de las cuales se ubican en Jabal Abu Ghunaym, área de mayoría árabe.

Netanyahu replicó que Clinton "no dice nada nuevo", y se manifestó confiado en que Israel continuará las obras sin inconvenientes. Además, ordenó la clausura de varias oficinas palestinas en Jerusalén oriental, bajo ocupación israelí desde la guerra de los seis días, en 1967.

El primer ministro sabe que el respaldo que Washington puede otorgar a la ANP tiene límites.

Los representantes de Estados Unidos se han cuidado de mostrar su malestar por el retroceso que impuso el derechista Netanyahu al proceso de paz iniciado por el centroizquierdista Partido Laborista en 1993, pero también procuran que Israel no pague un precio demasiado caro en Naciones Unidas.

Cuando el colono ultrarreligioso judío Baruch Goldstein mató en 1994 a 29 palestinos que oraban en una mezquita de Hebrón, Estados Unidos dejó que el Consejo de Seguridad aprobara una resolución que condenaba el acto, pero sólo después de vetar los párrafos referidos a Jerusalén.

Washington considera que la situación de Jerusalén, invocada como capital tanto por Israel como por la ANP, no debe ser abordada por la ONU o ningún otro ámbito, pues se trata de un asunto sensible que debe relegarse a la etapa final de las negociaciones.

Pero Arafat argumentó que Netanyahu está cambiando de hecho la condición de la ciudad con sus planes de establecer nuevos asentamientos judíos y cierra las oficinas de la ANP en Al Quds, nombre con el que los palestinos llaman a Jerusalén.

El embajador de Israel ante la ONU, David Peleg, negó que los asentamientos proyectados cambien la situación de la ciudad, y sostuvo en tal sentido que las viviendas se destinarán tanto a judíos como a árabes.

El embajador de la ANP, Nasser Al Kidwa, dijo, por su parte, que "Israel debe entender que no es posible regresar a las prácticas de ocupación sin generar repercusiones peligrosas". "Creemos que el Consejo de Seguridad debe intervenir para salvar el proceso de paz", agregó.

Clinton intenta convencer a los palestinos que es un "mediador honesto" que puede adherir a sus quejas más fuertes y, al mismo tiempo, mantener su estrecha alianza con Israel, que recibe 3.000 millones de dólares de ayuda oficial estadounidense todos los años.

Richardson recordó que Estados Unidos resolvió instalar un comité conjunto con los palestinos para discutir cuestiones económicas y culturales.

Arafat también recibió muestras de "buena voluntad" cuando la Agencia Multilateral de Garantías de Inversión (MIGA), una rama del Banco Mundial, aprobó con el voto decisivo de Washington seguros de riesgo a las actividades económicas en territorio bajo control de la ANP.

Clinton confía en que estas medidas compensen el bloqueo tradicional de Washington sobre las acciones que contraríen a Israel en el seno de la ONU, por más nimias que sean. (FIN/IPS/tra- en/fah/yjc/mj/ip/97

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