Brasil debe enfrentar nuevas quejas de sus socios en el Mercosur por las restricciones impuestas a la financiación de sus importaciones, como forma de contener el crecimiento del déficit comercial.
El gobierno uruguayo analiza "con preocupación" y realiza consultas políticas para superar este nuevo problema, informó a IPS Ricardo Nario, director del Departamento Económico-comercial de la embajada de ese país en Brasilia.
"Siempre hubo solución" para controversias anteriores provocadas por medidas unilaterales brasileñas y se espera que así sea nuevamente "a corto plazo", confió el diplomático uruguayo.
Un conflicto similar ocurrió el año pasado, cuando Brasil prohibió la financiación de importaciones textiles. Uruguay presionó y logró excluir a los países del Mercosur de la restricción.
"Ahora es peor, afecta todo el comercio, ya que 90 por ciento se financia por un plazo de 30 a 180 días", señaló Nairo, quien añadió que Brasil es el mayor mercado para Uruguay, absorbiendo 30 por ciento de sus exportaciones, cercanas a 2.500 millones de dólares.
La medida del gobierno brasileño, adoptada el martes, obliga a los importadores a pagar sus compras 180 días antes del vencimiento del crédito obtenido en el exterior.
De esa forma, las importaciones financiadas hasta 180 días serán pagadas al contado, en el momento que los productos sean liberados por la aduana. El plazo de 250 días se reduce a 70 y el de 360 días a 180.
Las nuevas reglas no se aplican a importaciones financiadas a más de 360 días o inferiores a 10.000 dólares, ni a las compras de petróleo, según la "Medida Provisional" brasileña (decreto-ley válido por 30 días y que el presidente puede reeditar hasta su aprobación parlamentaria) que las estableció.
Con esa iniciativa, el gobierno busca poner fin a una especie de "dumping financiero" del que se quejan varios sectores. Los importadores aprovechan el crédito externo a largo plazo y a bajo interés para obtener elevadas ganancias en el mercado financiero interno, que paga tasas mucho más altas.
Los agricultores atribuyen a esa distorsión la principal causa de la pérdida de competitividad del algodón nacional, cuya producción cayó verticalmente en los últimos años, a punto de convertir a Brasil en el mayor importador mundial.
Sectores industriales, como el textil, también se quejan. Hace dos años Brasil adoptó una medida similar para algunos productos, como textiles, provocando un conflicto con Uruguay y Argentina, cuyas presiones llevaron a un tratamiento distinto en el Mercosur.
Pero las sucesivas medidas de Brasil, sin consulta previa, ponen a prueba la paciencia de sus socios en el bloque subregional. Una ampliación de incentivos fiscales para atraer montadoras de vehículos a regiones brasileñas pobres provocó otra controversia con Argentina, que reclama compensaciones.
La nueva ofensiva contra importaciones busca contener el deterioro de las cuentas externas de Brasil, que ya preocupa a muchos inversionistas extranjeros.
El déficit comercial en las tres primeras semanas de marzo ascendió a 819 millones de dólares, que se suman a los 2.031 millones del primer bimestre, confirmando las previsiones más pesimistas de un saldo negativo de 12.000 a 15.000 millones de dólares en todo este año.
La expectativa era de una mejora en la balanza comercial a partir de este mes, con el inicio del período de mayores exportaciones agrícolas.
Con la medida, el gobierno trata de reducir importaciones sin modificar su política cambiaria ni elevar las tasas de interés internas o restringir el crédito al consumo. El objetivo es encarecer bienes de consumo, especialmente los superfluos.
Las restricciones afectarán a cerca de 65 por ciento de las importaciones, estimó Gustavo Franco, director internacional del Banco Central. La excepción concedida a compras de hasta 10.000 dólares se justifica porque representan menos de tres por ciento del total, explicó.
Las financiaciones a más de 360 días fueron excluidas porque se refieren casi exclusivamente a bienes de capital, cuya importación el gobierno busca estimular para hacer más competitiva la industria nacional.
El petroleo también quedó fuera porque es importado exclusivamente por la empresa estatal Petrobrás. Encarecerlo repercutiría en todos los precios y agravaría las dificultades financieras del propio gobierno. (FIN/IPS/mo/ag/if/97