Los riesgos ambientales son un problema creciente de salud y deben enfrentarse de modo urgente, pero los gobernantes y la industria parecen ignorar esa preocupación, según cree la opinión pública mundial.
Las conclusiones surgen de encuestas dadas a conocer en el foro internacional Río más Cinco, que desde el jueves analiza en Río de Janeiro el cumplimiento de los compromisos adquiridos por la comunidad mundial en la Cumbre de la Tierra, de 1992.
La preocupación ante los riesgos ambientales aumenta entre la población del mundo, según surge de una investigación realizada en 25 países, del Norte industrial y del Sur en desarrollo, por The International Environmental Monitor Ltd (IEML).
Más de 80 por ciento de las personas consultadas en 19 de las 25 naciones creen que la salud de sus hijos puede resentirse a causa de los problemas ambientales.
Setenta y siete por ciento de las respuestas obtenidas por el IEML en Corea del Sur transmitieron "alta" preocupación sobre riesgos para la salud, y 20 por ciento expresaron "bastante" preocupación.
La gran mayoría de las personas encuestadas en los 25 países también manifestaron "alta " preocupación frente al peligro que el deterioro del ambiente entraña para la infancia. De ese modo respondieron 76 por ciento de los italianos consultados, 78 por ciento de los peruanos y 75 por ciento de los indios.
Así mismo, los encuestados por el IEML son partidarios, en alta proporción, de tomar medidas para enfrentar problemas como el cambio climático sin aguardar nueva información científica sobre el caso.
Esa posición es compartida en 74 por ciento de las respuestas logradas en Francia, 71 por ciento en Alemania e Italia, y 69 por ciento en Corea del Sur y Japón.
La preocupación parece menor en Estados Unidos y Rusia, ya que el pedido de acción inmediata sólo consta en 46 por ciento de las respuestas recibidas del primero de los dos países y en 27 por ciento de las que el IEML obtuvo en el segundo.
"La preocupación por los riesgos de salud se incrementó de modo sorprendente en cinco años en la opinión pública del Norte y el Sur ", mientras "los líderes han avanzado en dirección opuesta", señaló en Río de Janeiro el presidente del IEML, Doug Miller.
"Gobernantes y dirigentes de la industria ignoran esa profunda preocupación ante los peligros ambientales y de salud", afirmó Miller.
En efecto, de la encuesta surge el sentimiento común en los países escogidos de que cinco años después de la Conferencia de Naciones Unidas de Ambiente y Desarrollo, la industria y los gobiernos no hacen todavía lo suficiente para proteger el ambiente.
En 14 naciones, la mayoría de los encuestados calificaron de "pobre" o "muy pobre" la contribución de la industria a la solución de los problemas ambientales.
Excepto en Europa oriental, las mayorías también creen que las autoridades deben anteponer la defensa del ambiente al crecimiento económico.
Mientras, la Unión Mundial para la Naturaleza (IUCN), radicada en Suiza, y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), identificaron un mayor optimismo entre gobernantes y expertos en materia ambiental.
La UICN y el WWF concentraron su estudio en 170 gobiernos ratificantes de la Convención de Biodiversidad y en un selecto grupo de organizaciones no gubernamentales.
Noventa y tres por ciento de los encuestados se declararon n mejor informados sobre asuntos de biodiversidad desde que la Convención entró en vigor, a fines de 1993. Así mismo, en nueve décimos de los casos ya se dispone de planes nacionales en concordancia con la Convención o esos planes están en preparación.
Tres quintos de los expertos encuestados aseguraron aplicar nuevas técnicas de manejo de bosques, y 58 por ciento consideran de buena a excelente su información sobre diversidad biológica.
Sólo dos de los 170 países analizados "no disponen de incentivos socioeconómicas específicos en aplicación o en elaboración para la conservación y el uso sustentable de los recursos biológicos, aunque muy pocos están en condiciones de calcular el costo de esas medidas", destacó la IUCN.
Pese a los progresos realizados en materia de acuerdos de biodiversidad, la opinión pública teme una amplia variedad de riesgos ambientales, dijo Miller a IPS.
En Australia y Nueva Zelanda, por ejemplo, la principal preocupación se refiere al hueco en la capa de ozono y a su impacto en la salud humana. En India, el público señala los riesgos "de los desechos y de la contaminación del agua", indicó Miller.
A su juicio, el clamor del público por más y más rápidas decisiones para combatir los problemas ambientales será finalmente escuchado. "Es como si el instinto de conservación de la especie humana hubiera sido activado", finalizó. (FIN/IPS/tra- en/fah/yjc/ff/en he/97