Este mes puede ser dramático en Sudán porque en ese período, cíclicamente, estallan las epidemias de meningitis meningocócica que pueden llegar a una tasa de mortalidad de 40 por ciento.
El peligro se cierne sobre 1.250.000 niños y jóvenes que forman parte de la población desplazada por la guerra civil en el país africano.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) elaboró un plan para proteger a esa población mediante vacunas contra la meningitis meningocócica. Pero la financiación del programa requiere el aporte de fondos, de países e instituciones donantes, por 913.000 dólares.
El plan contra la meningitis, junto con otros que atacarán las diarreas y el sida, constituyen el aporte de la OMS a una ofensiva más amplia de las agencias de las Naciones Unidas (ONU) y de las instituciones humanitarias independientes para afrontar las emergencias de Sudán en 1997.
A través de su Departamento de Asuntos Humanitarios, la ONU lanzó este martes un llamado a los donantes para que contribuyan con recursos por 120,8 millones de dólares para financiar la asistencia a un total de 4,2 millones de personas afectadas por la guerra.
El conflicto, que opone al gobierno de Jartum encabezado por el general Omar Hassan Al Bashir con el separatista Ejército Popular de Liberación de Sudán (SPLA), se prolonga desde hace 14 años.
Los efectos de la guerra inciden sobre la población, que trata de superar la desnutrición crónica y el aumento alarmante de enfermedades infecciosas.
En el plano de la salud, además de la meningitis, la OMS planea una campaña de control de las epidemias de diarreas, mediante el tratamiento de unos 630.000 niños menores de cinco años y de aproximadamente un millón que superan esa edad.
Sólo el plan contra la diarrea requiere 875.000 dólares destinados a financiar provisión de medicinas y sueros, divulgación de conocimientos básicos de higiene y educación sanitaria, adiestramiento de personal y mejora de instalaciones sanitarias.
Otro programa, que arremete contra el sida, demanda dos millones de dólares y tiene por objetivo una población de 2,5 millones de habitantes distribuida por los estados de Equatoria, Bahr Al-Ghazal/Lagos, Alto Nilo/Jonglei y en la zona del gran Jartum.
Debido a los movimientos de población a través de las fronteras y a su posición contigua a países como Uganda, Kenya y Zaire que han sido afectados severamente por el sida, la región sur de Sudán presenta actualmente un alto índice de casos de virus de inmunodeficiencia humana (HIV).
A fines de 1996 había unos 20.000 casos registrados de sida y unos 180.000 de infectados de HIV. La tasa de presencia de HIV en los exámenes de sangre en laboratorio se elevó a uno por cada 200, superior en 20 veces al de 1995.
Un informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) reflejó las condiciones sanitarias de la población sudanesa. De más de un millón de pacientes tratados, 28 por ciento recibieron el diagnóstico de paludismo, 15 por ciento, de infecciones respiratorias agudas, y 12 por ciento, de diarreas.
El brote de cólera de abril de 1996 se expandió rápidamente por el país africano y al cabo de seis semanas se habían reportado 12.000 casos. La epidemia dejó finalmente por lo menos 1.800 muertos.
En las regiones del sur de Sudán, confirmó UNICEF, niños y mujeres son los más vulnerables a la desnutrición, especialmente en áreas de Bahr Alo-Ghazal y Alto Nilo.
Los índices más elevados de desnutrición provienen de Bahr Al- Gazhal. En la población de Agaigai, la tasa de desnutrición entre mujeres era de 48,7 por ciento en el tercer cuatrimestre de 1996.
UNICEF y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), otra agencia de la ONU, acudieron a resolver la crisis de Agaigai mediante la distribución de raciones y alimentos adicionales.
En el área educativa, UNICEF distribuyó materiales para 2.800 escuelas primarias que atienden a unos 660.000 niños.
En el sector sur del país, UNICEF volvió a subrayar la necesidad de incorporar el componente de género en la formación de los maestros y en la contratación de mujeres maestras.
La misma agencia de la ONU suministró a 17 grupos de mujeres los materiales para la confección de uniformes escolares destinados a 30.000 alumnos.
Una red de organizaciones no gubernamentales que sostienen la perspectiva del género fue establecida en 1996 y continuará funcionando en 1997.
Los proyectos de UNICEF requieren el volumen mayor de financiación, por 46 millones de dólares.
Para cubrir los planes del PMA serán necesarios 43,1 millones, que permitirán distribuir alimentos a 2,6 millones de habitantes de todo Sudán, con un incremento de 500.000 personas respecto de 1996.
La ayuda alimenticia llegará a 2,2 millones establecidos en el sur, a 374.000 de la zona intermedia entre norte y sur, y a 78.000 del área del gran Jartum.
Los programas de asistencia a Sudán incluyen la participación de las organizaciones no gubernamentales sudanesas e internacionales, que trabajan en colaboración estrecha con las agencias de la ONU.
Desde Jartum operan unas 50 organizaciones autorizadas por acuerdos concertados con el gobierno de Sudán. Otras 35 entidad tienen sede en Nairobi, desde donde orientan sus actividades concentradas en la región sur de Sudán. (FIN/IPS/pc/ag/he/97