Baindu Sannoh, un refugiado de Sierra Leona, de 46 años, es uno de los 2.000 repatriados desde Liberia en las últimas dos semanas. Dice que decidió volver a casa "porque la situación no es mejor en los campos liberianos".
"Espero volver al trabajo en el campo, aunque los rebeldes quemaron nuestra casa", añadió.
Son miles los refugiados de Sierra Leona en Liberia que se han visto obligados a aceptar las ofertas de repatriación de lls organismos de Naciones Unidas y su gobierno.
La repatriación es voluntaria, pero Liberia no ofrece mayor seguridad que su propio país. La paz tampoco ha llegado al país de refugio, luego de la guerra civil entre 1989 y 1996.
La mayor parte de los 120.000 refugiados se encuentran en Monrovia, que fue alcanzada por los combates entre dos grupos rebeldes en 1996.
Más de 500.000 refugiados de Sierra Leona se encuentran dispersos en las vecinas Guinea y Liberia, Costa de Marfil, Gambia, Senegal, y Malí. Huyeron de la guerra entre los rebeldes del Frente Revolucionario Unido (FRU) y el gobierno.
En noviembre de 1996 se firmó un acuerdo de cese del fuego, quebrantado en muchas ocasiones, lo que preocupa a los organizadores de la repatriación este mes, realizada por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en colaboración con el gobierno de Sierra Leona.
Autoridades del Ministerio de Rehabilitación, Reconstrucción y Repatriación dijeron a IPS que todo está pronto para que muchos refugiados de Sierra Leona retornen.
Un funcionario informó que se esperaba un arribo de refugiados de Malí a partir del viernes pasado, bajo los auspicios de ACNUR, y que los seguirían parte de los 200.000 refugiados en un campo de Guinea.
El representante de ACNUR en Sierra Leona, Akilaja Akimuni, dijo que el retorno de los refugiados de los seis países tomará un año.
El organismo solicitó a los refugiados de Sierra Leona que retornen a casa tras haber recibido garantías de parte de los militares de que 90 por ciento del país es seguro.
Algunos de los refugiados están preocupados por su futuro en Sierra Leona ya que sus viviendas y aldeas fueron quemadas o saqueadas por rebeldes y soldados del gobierno.
John Bona, quien huyó de su casa debido a los ataques rebeldes, se queja de que la ayuda brindada por los organismos de ayuda a los repatriados no basta para paliar la situación de las personas convertidas en pordioseras por la guerra.
"¿Dónde dormiré con mi familia de 10 personas? ¿Tendré que residir en un campo de refugiados en mi propio país?", pregunta.
Afirma que los países donantes deben ayudar a los repatriados en la reconstrucción de sus viviendas quemadas y brindarles herramientas de cultivo y semillas. "Esto nos ayudaría a olvidar los traumas psicológicos asociados a la guerra y podríamos restablecernos", sostuvo.
Grupos vulnerables como los ancianos y los niños reciben alimentos del Programa Mundial de Alimentos (WFP) y el Comité Internacional de la Cruz Roja en colaboración con organizaciones de asistencia locales.
Uno de los mayores temores de los refugiados es que podrían verse afectados nuevamente por la inseguridad en ciertas partes del país, especialmente al norte y al este.
Ha habido combates en Kailahun, cuartel general de FRU, entre los rebeldes y los Kamajors, cazadores locales que combatieron junto al ejército durante la guerra civil.
Los refugiados que volvieron a sus hogares en el norte, denunciaron ataques organizados contra sus aldeas y el robo de sus pertenencias.
El analista político Peter Kana sostiene que "los delincuentes en el campo han organizado bandas que atacan a los repatriados para robar sus pertenencias básicas. El gobierno tiene que detenerlos si espera que los repatriados confíen en el proceso". (FIN/IPS/tra/eng/lf/kb/aq-jc/ip-hd/97