La sociedad civil de Ecuador impuso su demanda de destitución del presidente Abdalá Bucaram, pero ha perdido la iniciativa, sin lograr su objetivo de cambiar el sistema político, advirtieron analistas y organizaciones sociales.
El Congreso unicameral declaró el día 6 a Bucaram mentalmente incapacitado para ejercer sus funciones y designó para reemplazarlo a su propio presidente, Fabián Alarcón.
Los partidos políticos que participaron en la destitución de Bucaram "hicieron valer" sus intereses "desde el día en que nombraron a un presidente interino, y se acomodaron en los distintas carteras de Estado", comentó a IPS Jorge Noriega, dirigente de la Coordinadora de Movimientos Sociales (CMS).
"Ahora vemos que las denuncias de Bucaram acerca de una conspiración en su contra no son del todo falsas, pues está visto que existió un acuerdo previo entre los partidos para destituirlo", dijo Noriega, cuya Coordinadora agrupa a unas 120 organizaciones.
El Partido Roldosista Ecuatoriano, de Bucaram, hizo circular este lunes la grabación de una conversación telefónica de César Verduga, ex líder del bloque parlamentario de la Democracia Popular y ahora ministro de Gobierno, con Jaime Nebot, dirigente de derechista Partido Social Cristiano (PSC).
El PSC es el partido de mayor presencia en el Congreso y sus dirigentes son considerados adversarios históricos de Bucaram.
En la conversación, Verduga y Nebot expusieron sus diferencias con el gobierno de Bucaram y acordaron investigar y difundir todas las irregularidades atribuidas al entonces presidente y a sus colaboradores.
Según los dirigentes roldosistas, la grabación es evidencia de la denunciada conspiración. Mientras, Noriega puntualizó que, a juicio de los partidos que votaron la destitución de Bucaram, "la cinta confirma las sospechas de que el gobierno contaba con una amplia red de espionaje".
El reemplazo del presidente significó el cumplimiento de una parte de las exigencias de la sociedad, "que demanda ante todo un cambio profundo en la estructura política del Estado", señaló a IPS Lourdes Rodríguez, también de la CMS.
La CMS, el Frente Patriótico y otras 200 organizaciones sociales emprendieron el día 5 una gran marcha nacional en procura de la destitución de Bucaram. Esa movilización fue considerada la más grande en la historia de este país.
Muchos participantes de la marcha estaban en contra del paquete económico impuesto por el gobierno, que afectaba a la población de menores recursos, y "otros contra la corrupción y el nepotismo reinantes en la administración de Bucaram", dijo Rodríguez.
"Pero todos buscábamos un cambio en la forma de gobernar, con una mayor participación ciudadana en las decisiones", explicó.
Cuarenta y cuatro de los 82 miembros del Congreso acogieron al día siguiente la demanda popular y declararon cesante a Bucaram, invocando el artículo constitucional que permite la destitución del jefe de Estado si por mayoría simple, el Congreso lo considera "incapaz mental para ejercer sus funciones".
Esa decisión, propuesta por el PSC, representó técnicamente un golpe de Estado del parlamento respaldado por la mayoría de la población, de acuerdo con la interpretación de los analistas.
Las dudas surgieron de inmediato en las organizaciones sociales que encabezaron las protestas. ¿Cómo evitar que los partidos políticos se apropien de los logros de la comunidad?, se preguntó Luis Alberto Luna, arzobispo católico de Cuenca, la tercera ciudad de Ecuador.
"Es algo inevitable. El pueblo superó a la política y la política exige un alto grado de educación que en Ecuador no existe", comentó Luna.
Según el arzobispo, la sociedad debe organizarse más allá de una meta específica, porque el camino apenas ha comenzado y el pueblo quiere ser oído todos los días.
"La sociedad civil se mantendrá vigilante. El triunfo del 5 de febrero no es el fin, sino el principio", concluyó Rodríguez. (FIN/IPS/mg/ff/ip/97
