Las anécdotas del destituido presidente Abdalá Bucaram son evocadas con cierta nostalgia en los medios de comunicación y en charlas de café, tras la crisis institucional que provocó su relevo por el Congreso.
"Bucaram, fuiste loco de principio hasta el final", corearon miles de personas reunidas el jueves pasado en la popular plaza de San Francisco de Quito, minutos después de que el parlamento declarara vacante la presidencia por considerar que su titular no estaba capacitado mentalmente para ejercerla.
Según los analistas, la decisión del Congreso fue técnicamente un golpe de Estado, que contó con el apoyo masivo de la población. Declararlo disminuido intelectualmente era el único medio admitido por la Constitución, aunque no estuvo fundamentado en ningún dictamen especializado.
"La pregunta es inquietante: ¿Cómo un presidente con tanta popularidad, de repente tiene que ser destituido por el odio de su pueblo?", se preguntó Paco Velasco, conductor del noticiero radiofónico La Clave, que produce el Centro de Educación Popular (Cedep)
"Tal vez un bufón no debe ser el rey", anotó Velasco, cuyo programa nació y creció junto al gobierno de Bucaram.
La Clave se convirtió en una tribuna en la que habitantes de Quito expresaron sus inquietudes en los seis meses que duró el gobierno de Bucaram. Canciones producidas en ese programa narraban con ritmo de rap, bolero y, por supuesto, de la "Macarena", todas las acciones del polémico personaje y de sus ministros.
Según Luis Dávila, director del Cedep, la demanda por esas canciones fue tan alta que "en un día llegamos a vender hasta 600 cintas".
La extravertida personalidad de Bucaram "despertó la voz del pueblo como nunca antes había sucedido en este país, y la radio fue el medio que demostró mayor capacidad para entender ese sentimiento popular", afirmó Velasco.
Otro fenómeno fue el retorno de los "grafitti" a los muros de Quito. "Las paredes se convirtieron en una especie de cronistas de la ciudad. Narran las vivencias de la población que no tiene otros instrumentos de opinión", dijo Xavier Ledesma, el "poeta de las paredes", como se hace llamar.
"No sólo de locuras vive el hombre, queremos pan", reza una leyenda en un viejo muro de una de las principales calles de Quito.
Bucaram juró la presidencia el 10 de agosto, tras lograr 54 por ciento de los votos en la segunda vuelta electoral y derrotar a Jaime Nebot, del derechista Partido Social Cristiano (PSC).
Su discurso populista, resultado de su larga trayectoria política, supo recoger las contradicciones de clase. Aún cuando él mismo era un acaudalado empresario, enfrentó a los grupos de poder económico, a los que llamaba "oligarcas".
"La oligarquía es un estado del alma y no se puede medir con las cuentas de banco", decía Bucaram en sus apasionados discursos, donde imitó con habilidad a sus contrincantes, cantó y bailó.
Nacido en 1952 en la ciudad portuaria de Guayaquil, considerada la capital económica de Ecuador, Bucaram inició su carrera política como intendente de la policía de la provincia de Guayas y posteriormente fue electo alcalde de su ciudad.
En 1981 fundó el populista Partido Roldosista Ecuatoriano, que aún dirige, y participó en las elecciones presidenciales de 1988 y 1992, luego de vivir exiliado en Panamá cuando gobernaba Ecuador su rival León Febres Cordero (1984-1988), líder del PSC.
En 1988 logró pasar a la segunda ronda electoral, pero fue vencido por el socialdemócrata Rodrigo Borja, quien gobernó hasta 1992.
Para entonces. Bucaram ya era conocido como "el Loco" por sus desplantes y ocurrencias, como en la campaña electoral de 1988, cuando disfrazado de Batman, bajó de un helicóptero para dirigir un discurso a sus seguidores.
"Bucaram nunca dejó la tarima", ni aún después de llegar al poder, aseguran sus críticos. Nombró a familiares y amigos ministros de Estado y asesores de la Presidencia.
En una cadena de televisión apostó su bigote y los fondos obtenidos los donó a los niños pobres. Grabó un disco compacto con el grupo uruguayo Los Iracundos, que lo acompañó en su campaña política.
"El Loco que ama" se titula el disco, que si bien no rompió marcas en ventas, es sin duda el primero que graba un jefe de Estado en funciones.
Bucaram lanzó al mercado la leche "Abdalact" a precio popular y con su retrato en la funda plástica. Posteriormente, la leche fue retirada de la venta por no cumplir con las normas de calidad establecidas por la Organización Panamericana de la Salud.
Viajó a Miami con su hijo Jacobo, para realizarle un tratamiento contra la obesidad, y el viaje fue pagado con fondos del Estado. "Es un asunto de Estado", dijo Bucaram. "Lo que le preocupa al presidente es un asunto de la nación".
En diciembre fue el animador de la "Teletón", una cadena de televisión para reunir fondos destinados a la compra de juguetes de Navidad para niños pobres. Pero pelotas adquiridas no botaban, reclamaba la gente, las muñecas no tenían piernas ni brazos y hasta ahora no se ha explicado qué ocurrió con los tres millones de dólares reunidos.
Ese mismo mes, Bucaram anunció su programa económico basado en la libre convertibilidad monetaria, un mecanismo de estabilización que le inspiró su asesor personal Domingo Cavallo, ex ministro de Economía de Argentina.
La convertibilidad entraría en vigencia el 1 de julio, pero antes era necesario reducir un déficit fiscal superior a dos por ciento del producto interno bruto. El gobierno aumentó las tarifas de electricidad, transporte público y teléfonos, y el precio del gas de uso doméstico y de otros combustibles.
Ese ajuste fue detonante de masivas protestas comenzadas en enero y concluidas la semana última con una huelga nacional de 48 horas que tuvo participación de indígenas, periodistas, mujeres, ambientalistas, grupos humanitarios, sindicatos e industriales y comerciantes de todo el país.
La huelga, que empezó el miércoles y concluyó un día después con la destitución de Bucaram, también tuvo el apoyo de la oposición política y de ex presidentes que eran considerados enemigos irreconciliables entre sí.
"Nos divertiste, nos uniste. Gracias por todo Bucaram", se lee en otra pared de la capital. (FIN/IPS/mg/ff/ip/97
