Los 27.000 médicos que trabajan en el sector público en Venezuela decidieron hoy mantener su retiro de las emergencias y las terapias intensivas, al rechazar un acuerdo de tregua concertado entre el gobierno y sus dirigentes.
El gobierno de Rafael Caldera parecía forzado a decretar la emergencia nacional, que le permitiría militarizar a los médicos y pedir ayuda a la Cruz Roja Internacional, pese a que el presidente se mantiene reticente a esa medida extrema.
Los 22 millones de venezolanos soportan desde el 27 de diciembre un caos en los hospitales y ambulatorios del país, por la huelga total de los médicos y 91 votos de una asamblea en Caracas este lunes bastaron para sostener la radical posición.
El ministro de Planificación, Teodoro Petkoff, aseguró el gobierno va a tomar medidas para restablecer las emergencias, el punto más dramático del conflicto por un incremento salarial que el gobierno quiere controlar en 25 por ciento.
Cerca de una veintena de personas han muerto por falta de atención desde el inicio del paro total, pese a que en varios estados se ha desacatado el retiro de las emergencias y en la capital grupos pequeños de médicos también las atienden.
El ministro de Sanidad, Pedro Rincón, rechazó que los hospitales tengan carencia de medicinas e insumos, como aducen los huelguistas, y precisó que de todos modos comenzó una labor de reequipamiento a través del ejército.
Las 226 instalaciones públicas de salud atienden más de 60 por ciento de la población, después que ha habido una alta migración a la asistencia gratuita por la perdida de poder adquisitivo, en un país donde 80 por ciento de sus habitantes es pobre.
El conflicto de los médicos del sector público, que tienen salarios que van de 144 a 248 dólares y exigen un salto a mil dólares, provocó también una fractura dentro del gremio, lo que dificulta la negociación.
El gobierno se ha mostrado dispuesto a mejorar sustancialmente los beneficios de los huelguistas, incluyendo una serie de bonos para mejorar el ingreso y la dotación de viviendas, pero teme que un neto incremento salarial superior al 25 por ciento, provocaría una estampida de demandas similares de otros sectores.
La población aparece cada vez más enardecida por la situación y en los hospitales se reproducen escenas patéticas que en dos estados del país llevaron a intentos de asaltos de los colegios médicos.
La mayoría de los sectores sociales y políticos consideran justos los reclamos de los profesionales de la medicina, con salarios muy bajos y congelados desde 1994 mientras la inflación del trienio supero el 200 por ciento.
Pero su retiro de emergencias, terapia intensiva, obstreticia y pediatría dejó sin legitimidad sus reclamos, según sondeos realizados en diferentes puntos del país el pasado fin de semana.
La mayoría de los médicos consultados también rechazan esta medida extrema, pero los más radicalizados son los que participan y dominan las reuniones decisivas.
La asamblea de 136 médicos que este lunes rechazó lo pactado por sus divididos dirigentes con una comisión ministerial de emergencia, exigió una oferta salarial concreta que mejore la última propuesta, de más de 700 dólares de ingreso global, y la dotación de los hospitales en un máximo de 48 horas.
El ministro de Sanidad mostró cifras que revelan que en 1996 se dotaron las instalaciones de salud con un número suficiente de medicamentos e insumos, y que en 1997 se duplicará el alcance de la operación. (FIN/IPS/eg/ag/ip-he/97