La tensión reinante en el norte de Sierra Leona, donde los aldeanos temen nuevos ataques de los rebeldes, ha provocado la huida de miles de personas hacia un atestado campo para desplazados en la localidad de Matotoka.
De acuerdo con el jefe supremo de Matotoka, unos 250 kilómetros al norte de la capital Freetown, el campamento necesita con urgencia alimentos y artículos sanitarios.
"La falta de suministros médicos y el deterioro de las condiciones sanitarias del campo han provocado, en promedio, la muerte de siete personas por semana", explicó el jefe Misim Gbla.
Las violaciones al cese del fuego por rebeldes del Frente Revolucionario Unido (FRU), encabezado por Foday Sankoh, y fuerzas gubernamentales en el distrito de Tonkolili son la causa del constante arribo de personas al campo, cuya capacidad está colmada con creces.
"Ya no puedo hacer frente a todos los problemas. Miles de aldeanos de las áreas afectadas llegan a Matotoka por temor a ataques rebeldes", expresó el jefe.
Los habitantes del campo deben recurrir a diversas actividades para sustentar a sus familias. Hassan Sesay, por ejemplo, corta árboles del área y hace leña, que vende en el mercado local.
"Tengo 11 hijos. Las agencias humanitarias no nos dan nuestras raciones desde hace un mes, y por lo tanto me veo forzado a hacer esto", explicó Sesay.
Aun así, "a veces, luego de trabajar duro en el bosque, no puedo vender mi leña en el mercado, y eso significa que mi familia pasa hambre", agregó.
El campo de Matokoka está habitado por personas desplazadas de los distritos mineros de Kono y Kenema, y 60 por ciento de sus habitantes son niños y jóvenes.
No existe escuela ni estructura informal alguna para educar a los niños, por lo tanto éstos pasan la mayor parte del día jugando al aire libre.
"El trabajo infantil también es común en el campo. Los niños, algunos de sólo ocho años, son utilizados para vender cigarrillos, agua fría o jabón", afirmó el analista Bakar Turay, residente en Makem, capital regional del norte.
Aunque el gobierno civil del presidente Ahmed Tejan Kabbah y el FRU firmaron un tratado de paz el pasado 30 de noviembre en Abidján, capital de Costa de Marfil, el cese del fuego no fue respetado en el distrito de Tonkolili.
Pocos días después de la firma del acuerdo, las aldeas de Kubehuna y Magbenka fueron atacadas por hombres armados, y los aldeanos se vieron obligados a huir.
El maestro de escuela John Myers explicó que debió regresar al campo para sentirse seguro. "Lamento tener que volver, porque confiaba en que el acuerdo de paz garantizaría nuestra seguridad y la guerra terminaría", manifestó.
Sin embargo, algunos residentes ya no se sienten seguros, y dado el deterioro de sus condiciones de vida, planean irse a otra parte.
"No esperaré a que los rebeldes invadan el campo; me mudaré con mis seis hijos a un lugar más seguro en cuanto pueda", expresó Musa Conteh. (FIN/IPS/tra-en/lf/pm/ml/pr/97