Los megacruceros comienzan a llegar al Caribe, y aunque la noticia hace feliz al sector turístico, los planificadores de Jamaica avisoran problemas causados por la inadecuada infraestructura de la región.
En muchos balnerarios turísticos caribeños ya reina el caos con la llegada al muelle de un gran crucero. El mayor problema es cómo hacer frente al problema del tráfico.
El complejo de free-shops de Montego Bay está ubicado en la calle St. James, una de las más transitadas de la ciudad, y cuando llega un crucero al puerto, causa una seria congestión en el centro.
"En día de crucero, nunca encuentro un sitio para aparcar el automóvil. El lugar siempre está ocupado por taxis y buses de turismo que trasladan a los pasajeros a los "free-shops", se quejó Donna Samuels, quien vive en Montego Bay, el famoso balneario de la costa norte.
Los embotellamientos se producen con 9.000 visitantes por semana, y con la llegada de megacruceros, el número de turistas llega a aumentar hasta el doble, indicó Lee Bailey, presidente de la Asociación Port of Call de Montego Bay.
Los cruceros ordinarios toman entre 700 y 1.000 pasajeros, y los grandes transportan entre 1.400 y 1.800 personas. Por contraste, los megacruceros acomodan entre 2.500 y 3.400 viajeros.
Actualmente, unos 6.300 cruceros transportan 4,8 millones de pasajeros que visitan la región cada año.
"La infraestructura debe ser mejorada. Al considerar que estas personas utilizan instalaciones públicas, es necesario hacer una planificación seria para evaluar las necesidades del futuro próximo", dijo Bailey.
En algunos lugares del Caribe, cuando llegan los cruceros, los visitantes superan en número a la población permanente.
Mientras autoridades de turismo alegan que esta no es una situación deseable, los planificadores sostienen que podría serlo si se contara con la infraestructura adecuada.
"Los nuevos cruceros son tan grandes que no pueden maniobrar en el canal de Panamá. El "Carnival Destiny", por ejemplo, tiene 274 metros de largo y 30 de alto, y lleva a 3.000 pasajeros", dijo Bailey.
Las rutas se dividen entre el este del Caribe y el oeste, incluyendo México, las islas Caimán, Bahamas y Jamaica, y lo que sucede en un área tiene impacto sobre la otra, según autoridades de turismo.
Según Bailey, las dificultades comienzan con la falta de infraestructura, la cual también afecta a México, cuyos barcos no pueden completar su ruta si Jamaica no tiene las instalaciones necesarias.
México parece ser el único país en el grupo que mejora sus instalaciones en preparación para recibir los megacruceros.
"Cuando terminemos de ponernos a tiro, ya estaremos nuevamente atrasados. Debemos hacer planes en función de los próximos 15 años. Nunca se anticipó el desarrollo de la industria, ni se consideró la mejora de las instalaciones", dijo Bailey.
Pero mientras no existan las instalaciones para acomodar el influjo de pasajeros de cruceros, algunas autoridades de turismo tienen un interés manifiesto en los ingresos asociados a los grandes barcos.
Además de los viajeros que los megacruceros prometen traer, también hay una gran tripulación a bordo. El pasajero promedio gasta aproximadamente 90 dólares cada uno, y cada miembro de la tripulación, 30 dólares, señaló Steve Shaw, encargado de información del sector turístico.
Pero los vendedores no opinan lo mismo, y sostienen que el dinero gastado por los pasajeros ha declinado constantemente, y la cifra se mantiene ahora en 70 dólares por pasajero, en lugar de 90.
"Estoy vendiendo muy poco en el Mercado de Artesanía de Montego Bay estos días. El negocio marcha lento esta estación, y estoy pensando en dejarlo", dijo Norma Johnson, una vendedora.
El sector del transporte terrestre y los vendedores de servicios a los barcos son los únicos que se benefician directamente de los cruceros, mientras restaurantes y mercados de artesanías lo hacen en menor grado, señalan analistas. (FIN/IPS/tra-en/ms/cb/lp/if/97


