La ciudad de Bangalore, ubicada en el límite sur de la meseta peninsular india y considerada la metrópolis de más rápido crecimiento del sur de Asia, podría ser un día una réplica de Singapur, la ciudad-estado del sudeste asiático, según el sueño de algunos empresarios.
La comparación, sin embargo, parecería muy alejada de la realidad para la mayoría de los habitantes de esta ciudad, cansada de los cortes diarios de corriente eléctrica y con un previsible futuro de megaciudad superpoblada, con brillantes barrios ricos y enormes villas de miseria para esas mayorías.
Esta ciudad de cinco millones de habitantes, no obstante, ha puesto a India en el mapa de los centros industriales de alta tecnología del mundo, con la presencia de muchas empresas transnacionales que han instalado aquí sus fábricas.
Por mucho tiempo conocida por los turistas como la ciudad jardín, Bangalore ha recibido ahora el mote de "meseta de silicona", en alusión al famoso valle de Estados Unidos que fue pionero en la tecnología de la computación.
En menos de un decenio, Bangalore le ha dado a India su reputación de fuente de "software" (programas de computación) de alta calidad.
Se trata -en opinión de S.S. Sinha, presidente de ALIT, una de las 150 exportadoras de software de Bangalore- del único producto en que la etiqueta "Fabricado en India" significa calidad.
Lo mismo que otros exportadores de software de Bangalore, ALIT vende sus productos a Estados Unidos, Europa occidental, el sudeste asiático y Australia, empleando en la fabricación mano de obra india calificada, con salarios que apenas representan una ínfima parte de los que se pagan en los países industrializados.
La empresa de Sinha, de capital nacional, ha conquistado el certificado europeo ISO 9000, pero aspira a obtener la categoría siguiente, BOOTSTRAP, en unos pocos meses.
La calidad es vital para afrontar el desafío que le presentan los competidores de China, Filipinas, Indonesia y Europa oriental, algunos de los cuales ofrecen sus productos a precios aun más bajos.
Las mismas razones que han dado buen nombre a Bangalore entre los exportadores de software son las que han hecho que otros fabricantes de alta tecnología, como las firmas extranjeras Compaq, Motorola y British Telecom, se instalen en la ciudad.
Entre esas razones suele citarse el clima propicio para la empresa, la abundancia de escuelas de formación técnica y una considerable porción de la población que habla inglés.
El estado de Karnataka, del que Bangalore es la capital, se ha ganado la reputación de ser el más respetuoso de las reglas del mercado libre en India.
Bangalore fue clasificada como la mejor ciudad india para la inversión empresarial en 1996, según un estudio de opinión pública encargado por una importante revista de negocios de este país.
Mano de obra barata, escasa criminalidad y bajos niveles de contaminación, un clima suave y estable y el apoyo gubernamental a la empresa, fueron las ventajas que destacaron las personas consultadas, como principales atracciones de Bangalore que no podrían ser igualadas por otras grandes ciudades indias.
Las ambiciones de Bangalore, sin embargo, de convertirse en un centro industrial de alta tecnología, pueden verse trabadas por sus serios problemas de infraestructura. El más grave es la creciente escasez de energía eléctrica, que ha forzado a las autoridades a racionar el suministro diario a las industrias.
Los viajeros internacionales de negocios, que tanto tiempo se han quejado de la ausencia de un aeropuerto internacional en Bangalore, podrán contar con uno de los más modernos de India a principios del próximo siglo.
Después de largas consideraciones, el gobierno federal ha dado vía libre a un proyecto de inversión por valor de 428 millones de dólares para construir un aeropuerto internacional en Bangalore.
La obra será construida por un gran grupo empresarial indio en sociedad con compañías de Singapur entre lastarios del aeropuerto internacional Changi, de esa ciudad- estado. (FIN/IPS/tra-en/mu/an/arl/if/97