ESPAÑA: Racismo y sexismo en la Universidad

La libertad de enseñanza y de opinión reconoce límites éticos, y hasta legales, según las primeras conclusiones de un áspero debate generado en España por las ideas racistas y sexistas sustentadas en sus clases por un catedrático de la Universidad Complutense de Madrid.

El catedrático Guillermo Quintana, de la mayor universidad española, impartía clases de Educación Especial y Psicología de la Intervención Educativa con base en un libro de su autoría y de clara orientación racista y sexista.

La denuncia de varios estudiantes desató una amplia polémica, ya que el profesor accedió a su cargo por concurso, las cátedras son vitalicias y, además, la Constitución española protege expresamente la libertad de cátedra, lo cual significa que los profesores son libres de elegir el contenido de sus clases.

Quintana, después de reunirse este martes con el rector de la Universidad Complutense, Rafael Puyol, y ante la petición de éste, decidió retirar de sus clases el libro aludido, titulado "La psicología de la personalidad y sus trastornos".

Al mismo tiempo manifestó su repulsa por "ciertas opiniones" vertidas por Quintana en la obra y señaló que "dentro del respeto que merece la libertad de cátedra, ésta no puede amparar opiniones que atentan gravemente contra la convivencia y contra los valores más nobles del ser humano".

Por ello, añadió, ordenó pasar el caso a la Inspección de Servicios, único órgano disciplinario de que dispone la Universidad, para que depure las responsabilidades de Quintana y permita adoptar las medidas permanentes.

De acuerdo con la legislación vigente, lo máximo que puede hacer el rectorado es suspender de empleo y sueldo al profesor por tiempo determinado o indefinidamente, pero manteniendo su título de catedrático.

La ministra de Educación y Cultura, Esperanza Aguirre, dijo este martes estar sorprendida y preocupada por los conceptos emitidos por Quintana en su libro, recordó que existe libertad de cátedra y que las universidades son autónomas y, al mismo tiempo, informó que dispuso un estudio del texto.

En todo caso, fuentes ministeriales señalaron a IPS que la primera en actuar es la Universidad y que sólo en el caso de que se produjese algún vacío en su proceder el ministerio se plantearía intervenir, aunque no a través de decisiones administrativas sino judiciales.

En el libro se afirma que "los individuos de raza negra son primitivos en su mentalidad, inferiores a los blancos en el ejercicio de las funciones psíquicas de reflexión y razonamiento".

Además, los considera infantiloides y cobardes. De los orientales (asiáticos) dice que son lentos, torpes y carentes de imaginación.

Una vez estallado el escándalo, Quintana se "explicó" para rechazar la acusación de racismo. "Todas las personas merecen el mismo respeto. Sin embargo, los individuos de raza negra han desarrollado menos algunas facultades, como la de la inteligencia", comentó.

El profesor sostiene que la personalidad masculina demuestra fuerza física, mayor autorregulación y equilibrio, primacía de la razón sobre los sentidos, ímpetu, ambición, autoconfianza, responsabilidad, independencia, agresividad y placer en el amor, entre otros atributos.

A las mujeres, en cambio, entre otras características les atribuye menor autorregulación y equilibrio, coquetería, primacía del sentimiento sobre la razón, dependencia en sus formas de pensar, generosidad, entrega en el amor, autodesconfianza y propensión a la introversión y a ser neuróticas.

Al definir la personalidad de un único varón en una familia que viva rodeado de varias hermanas, señala que "por contagio suele ser feminoide, delicado, endeble".

Sus propios estudiantes denunciaron al profesor y su libro, enviando cartas a las embajadas y a los partidos políticos.

José Herrero, de 23 años, dijo al matutino El País que él y sus compañeros dieron el alerta porque en tanto que futuros educadores no pueden tolerar ese tipo de abusos.

"Estamos indignados con la postura y las ideas de un racista recalcitrante como es este rofesor", puntualizó.

La asociación Jóvenes contra la intolerancia pidió a la Fiscalía de Madrid que actúe contra Quintana. Otra organización no gubernamental, SOS Racismo, anunció que pedirá la inhabilitación de Quintana como catedrático, por alentar el racismo y la xenofobia.

El Defensor del Pueblo, figura parlamentaria encargada de velar por los derechos fundamentales de las personas, expresó a través de su adjunto, Antonio Rovira, que estudiará el texto, porque el derecho a la libertad de cátedra, como todo derecho, tiene sus límites.

Y el principal límite "es el derecho y el respeto a los demás, a otras culturas y colectividades. Uno puede explicar lo que quiera, pero no puede ofender a terceros", dijo Rovira.

En su libro, que obligaba a comprar a los estudiantes, Quintana narra incluso una visita que hizo a una monja, sor Odilia, al enterarse de que ésta había decidido abandonar los hábitos y regresar a la vida secular.

Comprobó entonces que "sus piernas, antes ocultas o protegidas por los sayales del hábito, eran ahora dos piernas bastante feas apenas cubiertas por una minifalda".

"Sus ojos, antes casi cerrados para la meditación y el recogimiento, eran ahora dos luceros saltones con toneladas de rímel puesto en sus pestañas como con la paleta de un albañil".

"Sus labios, hechos para rezar, seguían estando bien esculpidos, pero con cantidades enormes de carmín, puesto en desorden, no por haber besado los pies del crucifijo sino otra cosa más estimulante".

Mientras el profesor espera la inspección ordenada por el rrector y los estudiantes y organizaciones humanitarias piden su destitución, muchos se preguntan cómo Quintana pudo obtener la cátedra, ya que para ello debió presentar su programa de trabajo a un tribunal integrado por cinco catedráticos. (FIN/IPS/td/dg/cr-ip- hd/96

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