EEUU: Clinton lanza campaña contra tráfico de clorofluocarbonos

El gobierno del presidente Bill Clinton acusó formalmente a más de una docena de individuos y empresas en cuatro estados del sur por contrabandear a Estados Unidos desde México miles de toneladas de sustancias químicas destructoras de la capa de ozono.

El contrabando de clorofluocarbonos (CFC), cuya emisión destruye la capa estratosférica de ozono protectora de la vida en el planeta, se lleva a cabo a través de las mismas rutas utilizadas por los narcotraficantes, informó el director del Servicio de Aduanas, George Weise.

Las nuevas rutas representan un cambio en relación a los patrones de contrabando de 1995, cuando el gobierno realizó una operación contra redes basadas en Miami, deteniendo a más de una docena de traficantes y obteniendo millones de dólares en fianzas.

Al anunciar las acusaciones, Weise se refirió a señales de "grandes operaciones de contrabando en Texas y California, algunas de las cuales involucran redes rusas y son de alcance continental".

Una cápsula de CFC comprada legalmente en México por 42 dólares se vende en Estados Unidos hasta en 550 dólares, un margen de ganancia que excede el de las drogas, aseguró un informe de la organización no gubernamental Ozone Action.

El informe de Ozone Action fue utilizado en noviembre por las autroridades para determinar el cambio de ruta de contrabando hacia México.

Jim Vallette, principal autor del informe, celebró que el gobierno se ocupe del mercado de CFC, pero dijo a IPS que "sería aún mejor" que se ocupara de la fuente, la cadena de fábricas de la sustancia que continúa produciendo en todo el mundo.

La importación o producción de CFC fue prohibida para uso doméstico en Estados Unidos y otros países industrializados desde enero de 1996, bajo enmiendas del Protocolo de Montreal de 1987, un acuerdo global que fija un cronograma para la eliminación mundial de los CFC y químicos similares antes del 2010.

Durante la década de 1980, los científicos concluyeron que los CFC, halones y otros químicos basados en el cloro, utilizados como refrigerantes y solventes en ordenadores y equipos de alta tecnología, ascienden a la estratósfera, destruyendo la capa de ozono que protege la superficie de la Tierra del cáncer causado por las radiaciones ultravioletas del sol.

El resultado del proceso es la aparición estacional de lo que se denomina "agujero de ozono" sobre ambos polos de la Tierra y las más altas latitudes de los hemisferios norte y sur.

Los agujeros crecen progresivamente desde que fueron detectados, exponiendo grandes centros poblados en América del Norte, el norte de Europa, el cono sur de América del Sur, y los Antípodes, a cantidades sensiblemente mayores de radiación ultravioleta.

El Protocolo de Montreal prohibió a los países industrializados la producción de CFC para la mayoría de los usos en enero de 1996, pero permite que los países en desarrollo los produzcan hasta la eliminación final, en el 2010.

Los países industrializados aún están autorizados a producirlos e importar hasta 15 por ciento de sus niveles actuales para "uso esencial" y, después del 2010, la misma excepción se aplicará a los estados en desarrollo.

Aunque la mayoría de los científicos cree que la capa de ozono comenzará a recuperarse en algún punto en los próximos años, el nivel de ozono sobre el hemisferio norte fue durante el invierno boreal el más bajo registrado, mientras en el hemisferio sur todo indica que 1996 será tan malo como 1993, el peor año.

Al anunciar las acusaciones, el Departamento de Justicia dijo que grandes cantidades de CFC almacenadas se venden a distribuidores certficados, y son utilizadas para los sistemas de refrigeración de unos 80 millones de automóviles fabricados antes de 1994.

Una vez que estos CFC sean gastados, según el departamento, se podrá disponer de refrigerantes menos nocivos, aunque se requerirán modificaciones al sistema.

Janet Reno, fiscal general, dijo este jueves que "a los contrabandistas de CFC les decimos: los encontraremos, cerraremos este mercado negro, y no dejaremos que pongan en peligro nuestro ecosistema y nuestros niños por unos pocos dólares".

Las acusaciones se hicieron en los estados de California, Texas, Florida y Georgia.

Las autoridades se negaron a comentar acusaciones específicas de Ozone Action, según las cuales la mayoría de las cápsulas que atraviesan ilegalmente la frontera mexicana provienen de una empresa llamada Quimobásicos, con sede en la ciudad mexicana de Monterrey.

Quimobásicos, una empresa mixta privada integrada por la estadounidense Allied Signal, uno de los mayores productores de CFC del mundo y la mexicana Cydsa, está situada tan cerca de la frontera con Estados Unidos que se ha convertido en una fuente irresistible de contrabando, afirma Ozone Action. (FIN/IPS/tra-en/jl/yjc/lp/en/96

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