La Defensa Civil de Brasil informó hoy que 68 personas murieron a consecuencia de inundaciones y derrumbes provocados por las lluvias que azotan desde hace cinco días el centrooriental estado de Minas Gerais.
Considerado un país afortunado por no registrar terremotos, huracanes y otras catástrofes naturales, Brasil enfrenta últimamente, casi siempre en el inicio del año, frecuentes desastres causadas por lluvias torrenciales que convirtieron sus ciudades en trampas acuáticas.
Además de los muertos y unos 80 heridos, en Minas Gerais ya más de 33.000 personas perdieron sus casas y unas 3.200 han quedado aisladas por la crecida de los ríos, puentes destruidos e inundaciones de carreteras.
Más de 160 ciudades se vieron afectadas, un tercio de las cuales fueron declaradas en estado de emergencia por sus autoridades. Las lluvias amainaron este lunes, pero el servicio meteorológico anunció que el frente frío mantendrá el aguacero durante otros dos días.
Algunas ciudades quedaron totalmente inundadas. Ouro Preto, declarada patrimonio cultural de la humanidad, sufrió destrucciones parciales, pero felizmente no resultó destruido ningún monumento importante.
El relieve accidentado, con muchas colinas, que caracteriza a Minas Gerais, favoreció la furia de las aguas en las cuestas y los ríos.
También el norte del estado de Río de Janeiro sufre con las lluvias, que llegaron a aislar a 150.000 personas y dejó a otras 12.000 sin casa, aunque sin víctimas fatales conocidas.
En años anteriores el estado de Santa Catarina, en el sur de Brasil, sufrió grandes inundaciones, atribuidas a la excesiva deforestación, y grandes ciudades, como Sao Paulo y Río de Janeiro, sufrieron frecuentes inundaciones. (FIN/IPS/mo/ag/en/97