AMERICA LATINA: Persisten la tortura y otros abusos, según EE.UU.

Cuba fue el único país de América Latina cuya situación de los derechos humanos empeoró en 1996, pero las violaciones persisten en varias democracias de la región, según el informe anual del Departamento de Estado de Estados Unidos.

Aunque el informe destaca la situación del "Estado totalitario controlado por el presidente Fidel Castro", funcionarios estadounidenses advirtieron que las ejecuciones extrajudiciales, la tortura y otras formas de violencia no son exclusivas de la isla caribeña.

En muchos países latinoamericanos las garantías constitucionales no logran impedir los abusos contra los miembros más vulnerables de la sociedad, es decir las mujeres, los niños y los indígenas.

"La situación de los derechos humanos (en Cuba) empeoró en 1996", afirma el Departamento de Estado, citando hechos como el "aplastamiento" del grupo por la democracia Concilio Cubano, el derribo en febrero de dos avionetas civiles estadounidenses y el creciente uso de la fuerza policial.

"Las autoridades continúan rutinariamente persiguiendo, amenazando, deteniendo arbitrariamente, apresando, difamando y atacando físicamente a activistas de los derechos humanos y miembros de asociaciones profesionales independientes, incluyendo periodistas, economistas y abogados, a menudo con el fin de que abandonen Cuba", dice el informe.

Aunque La Habana "mejoró los peores aspectos de su represión de la libertad de culto", la persecución religiosa continúa, según funcionarios estadounidenses, que condenaron a Cuba por las detenciones arbitrarias, especialmente de defensores de los derechos humanos, y el tratamiento abusivo de los detenidos y presos.

El informe es igualmente duro en su denuncia de los abusos en México, Colombia, Perú, Brasil, Venezuela y otras naciones latinoamericanas.

En México, donde el gobierno "generalmente respetaba los derechos humanos", se produjeron ejecuciones extrajudiciales, torturas y detenciones ilegales y arbitrarias, y además las condiciones de las prisiones son pésimas.

Además, dice el documento, persisten la violencia y la discriminación contra mujeres e indígenas, algunas limitaciones a los derechos de los trabajadores y el trabajo infantil en tareas agrícolas y en la economía informal. (sigue

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