YUGOSLAVIA: Represión de protestas frena recuperación económica

Los anuncios de una fuerte recuperación económica en Yugoslavia quedaron cubiertos este mes por un velo de oscuridad tras la represión de las manifestaciones opositoras en protesta por la anulación de las elecciones municipales del 17 de noviembre.

La ola de críticas internacionales que desató la actitud del presidente de Serbia, Slobodan Milosevic, asegura que las sanciones impuestas al comienzo de la guerra de Bosnia-Herzegovina no serán eliminadas, según los analistas.

Las autoridades serbias y los medios oficiales habían anunciado que 1997 sería un año de "crecimiento sin precedentes en la historia del país".

Pero Estados Unidos y otros países advirtieron que las sanciones serían reimpuestas si se apelaba a la violencia para restaurar el orden.

Los simpatizantes de la coalición opositora Zajedno (Juntos) desafiaron una prohibición a las marchas anunciada el miércoles, y continuaron la protesta ante la negativa del gobierno a aceptar la victoria de la oposición en las principales ciudades serbias.

Enfrentamientos violentos tuvieron lugar después que Milosevic y el goberntante Partido Socialista de Serbia (SPS) organizaran la semana pasada una manifestación en respaldo de la política de Belgrado, a cientos de metros del punto de reunión de la marcha de Zajedno.

Algunos analistas creen que la preocupación por las dificultades económicas que asolan al país es en parte responsable de la fuerza de las protestas opositoras, aunque el motivo manifiesto sea la anulación de las elecciones.

No muchos trabajadores se sumaron a las protestas, pero la progubernamental Alianza de Sindicatos Independientes de Yugoslavia respaldó dos semanas atrás la decisión de la coalición de uniones sindicales Nezavisnost (Independencia) de sumarse a las protestas, aunque no llegó a exhortar a sus miembros a salir a las calles.

Nezavisnost está integrada por unos 100.000 miembros, la mayoría de Belgrado, donde lanzó una serie de huelgas en octubre, antes de las elecciones de noviembre.

Una ola de protestas que involucró a miles de empleados demandando trabajo y el pago de salarios atrasados durante meses fue organizada por Nezavisnost en centros industriales clave como Nis, Kragujevac y los suburbios de Belgrado.

La semana pasada, ante el creciente descontento de los trabajadores, las autoridades de Serbia pospusieron un debate parlamentario dedicado a una nueva ley laboral.

"Esta fue probablemente una táctica del gobierno para disolver la situación con la esperanza de que Nezavisnost diera un paso atrás", dijo un comentarista político.

La nueva ley laboral habría abolido un sistema impositivo introducido en 1992, cuando se impusieron las sanciones internacionales.

El sistema garantiza 60 por ciento del salario a los trabajadores despedidos temporalmente. Como las sanciones fueron levantadas en octubre, la nueva ley habría dejado sin trabajo a otras 800.000 personas a partir del 1 de enero.

En un país de 9,5 millones de personas, sólo dos millones están empleados, la mayoría en la economía controlada por el Estado.

Las estadísticas oficiales situaron el número de desocupados en 819.467, en septiembre de 1996. Pero estadísticas paralelas de analistas independientes estiman el índice de desempleo en 25 por ciento.

La mayor parte de la industria serbia, controlada por el Estado, aún no se ha recuperado de cuatro años de sanciones internacionales, y muchos trabajadores están prácticamente sin trabajo en sus puestos.

Los economistas creen que la garantía de 60 por ciento del salario es clave para mantener la paz social que el régimen ha conseguido asegurar durante años.

Jovan Zebic, vicepresidente del gobierno federal de Yugoslavia (Serbia y Montenegro), ha anunciado que el crecimiento económico será de 19,4 por ciento en Serbia en 1997, y de 23 por ciento en Montenegro.

Sin embargo, unas predicciones similares se habían hecho al finalizar 1995, y el crecimiento resultó inferior a cinco por ciento en 1996.

Los economistas recuerdan que la producción total del país se encuentra todavía 47 por ciento por debajo del nivel anterior a la guerra.

"Las tasas de crecimiento proyectadas son iguales a las de China", comentó Bojana Jager, columnista del diario independiente Nasa Borba. "Pero los chinos tienen fuertes inversiones extranjeras y enormes reservas internacionales".

Las reservas actuales de monedas convertibles de la Federación Yugoslava están estimadas en apenas 330 millones de dólares. El país no ha recibido inversiones extranjeras durante varios años y no pertenece a las instituciones financieras internacionales.

Los economistas no logran entender de qué forma el Estado afronta el gran déficit comercial, que llegó a 1.400 millones de dólares en septiembre. Algunos aventuran la creencia de que ese déficit es cubierto por cuentas en el extranjero y activos colocados fuera del país.

Durante los años de las sanciones, el capital fue transferido a Chipre, Rusia y otros países.

El salario medio en Serbia, en septiembre pasado, fue calculado en 141 dólares por mes, muy por debajo de los casi 1.000 dólares de 1990.

Los economistas independientes no ven la posibilidad de retomar el progreso sin inversión extranjera y una reforma genuina de las estructuras económicas.

Anteriores estimaciones cifraron en 2.500 millones de dólares al año lo que Yugoslavia necesita para retomar su desarrollo.

Sólo el servicio de la deuda externa requerirá 600 millones de dólares anuales a partir de 1997, según Stojan Stamenkovic, del Instituto de Ciencias Económicas.

La mayoría de los expertos coinciden en que la aplicación de nuevas sanciones económicas al régimen, debido al fraude electoral, tendría un efecto desastroso en la población.

"Las sanciones fueron la coartada perfecta que el régimen tuvo durante años", advirtió Aleksandra Posarac, investigadora del mismo instituto.

Ivan Stambolic, dirigente serbio expulsado hace nueve años por Milosevic, afirmó que el colapso total de la economía es más peligroso para el régimen que las protestas callejeras contra el fraude electoral.

"Cuando la mayoría de la gente que lucha por su pan diario se dé cuenta de lo que le ha ocurrido en lo últimos años, la pobreza responderá con ira, y tal vez con fuerza", advirtió Stambolic. (FIN/IPS/tra-en/vpz/fn/lp-arl/ip/96

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