Hace 16 años, la embajada de República Dominicana en esta capital era asaltada por un comando del M-19. Hoy en Lima, el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) aplica la misma fórmula.
Mientras en Lima el final de la toma guerrillera es todavía una incógnita, en Bogotá el encarcelamiento forzado de rebeldes y rehenes alcanzó los 61 días.
En Colombia, el comando del M-19 salió finalmente indemne del asalto y llegó a Cuba después de gestiones secretas que aún hoy están rodeadas de misterio. También se afirma que consiguió una fuerte suma de dinero, aunque esta versión nunca fue confirmada.
La postura del gobierno colombiano, encabezado en 1980 por Julio César Turbay, fue siempre negar cualquier diálogo con los guerrilleros y la solución llegó por negociaciones secretas, aunque finalmente no fue liberado ningún guerrillero.
Ahora, el presidente de Perú, Alberto Fujimori, se muestra reticente a cualquier trato con los "emerretistas", pero un desenlace favorable está marcado por la misma disyuntiva de Turbay y el M-19: sangre o diálogo.
Un año después de la toma guerrillera de la embajada de República Dominicana en Bogotá, el gobierno colombiano rompió relaciones diplomáticas con Cuba, y sólo se restablecieron a fines de 1993.
La gestación de los planes de asalto de las embajadas, el camuflaje usado por los guerrilleros y las exigencias de liberación de los miembros de ambos movimientos fueron similares en Bogotá y Lima.
También lo fueron las fechas escogidas. En el caso de Colombia, el 27 de marzo de 1980, el día nacional de la República Domicana, y en el de la embajada de Japón en Lima, el cumpleaños del emperador Hiroito, el día 17.
En Bogotá, el número de rehenes era un poco más de medio centenar. En Lima la cifra de retenidos se acerca a los 500.
Pero las similitudes continúan. En 1980, Turbay mantenía a raya a la guerrilla con el Estatuto de Seguridad. En Perú, Fujimori ha declarado una guerra abierta a la guerrilla, cuyos miembros están en su mayor parte en cárceles de alta seguridad y condenados a cadena perpetua.
Antonio Navarro Wolf, antiguo líder del M-19, dijo a raíz de la toma de la embajada de Japón en Lima que todo indica que el modelo contrainsurgente de Fujimori ha entrado en crisis.
"Se agota una concepción de cómo terminar una guerra, una concepción que yo llamaría Fujimori", afirmó.
Navarro Wolf, hoy alcalde de la sureña ciudad de Pasto, considera que "más vale un camino diferente al de la fuerza pura, como es el de los salvadoreños o el de los guatemaltecos", y ese camino es "el diálogo, la negociación y el de los acuerdos".
Según el analista colombiano Luis Valencia, la única relación entre las dos tomas es "el método empleado en ambos asaltos".
"La toma de la embajada de Japón en Lima demuestra que el gobierno Fujimori no acabó totalmente con la guerrilla peruana", tal como venía pregonando.
La ministra de Relaciones Exteriores, María Emma Mejía, ha ofrecido los buenos oficios de Colombia para solucionar la crisis de la embajada de Japón en Lima.
El ofrecimiento se produce en momentos en que en Bogotá se espera sin grandes esperanzas, después de tres meses y medio, la liberación de 60 soldados secuestrados por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, la mayor y más antigua organización guerrillera del país. (FIN/IPS/amu/ag/ip/96