Los expertos y la opinión pública de Perú difieren en cuanto al futuro del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), que el martes asaltó la embajada de Japón y capturó a cerca de 500 rehenes.
Mientras los expertos opinan que el MRTA podría aceptar reintegrarse a la legalidad si se conduce adecuadamente la actual negociación, el ciudadano anónimo teme el recrudecimiento de la violencia política que asoló Perú durante 13 años.
El analista Carlos Tapia señaló que si el MRTA está planteando como una de las condiciones para la liberación de los rehenes el cambio de la política neoliberal del gobierno, esto significa que están dispuestos a incorporarse a la vida legal.
"Todo depende del modo en que se realicen las negociaciones", afirmó.
En su opinión, una forma de lograr esa meta sería abrir el diálogo con participación de miembros representativos del M-19 de Colombia, el Frente Farabundo Martí de El Salvador y Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, que se han reintegrado a la vida legal.
El general retirado Sinesio Jarama dijo que el MRTA no representa peligro alguno para la estabilidad del régimen democrático en Perú. Pero considera que es necesario negociar sólo para poner fin a su acción de fuerza al menor costo posible y hay que plantearse si es posible su pase a la legalidad.
Francisco Loayza, ex funcionario del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) y ex asesor del presidente Alberto Fujimori, también cree posible negociar un acuerdo de paz que culmine con el abandono de las armas por parte del MRTA.
"El prerrequisito para negociar debe ser que depongan las armas e ingresen a la vida legal. La única manera de pacificar el país es con un acuerdo de esta naturaleza', declaró Loayza.
Algunos de los 38 rehenes liberados la noche del viernes también han percibido la intención del líder del MRTA, Néstor Serpa, de seguir el ejemplo de sus colegas de Colombia y Guatemala.
Uno de ellos, Julio Higashi, analista con 37 años de actividad en la prensa, declaró que aunque el comando que asaltó la embajada de Japón considera a su operativo una "acccion militar", lo que busca en realidad es una paz negociada con el gobierno.
"Por lo que conversamos, tienen la idea de llegar a un acuerdo parecido al que se logró en Colombia, esa es la impresión que me dio de nuestras conversaciones", afirmó.
Manuel Romero Caro, director del diario Gestión, tuvo una sensación similar.
"Conversamos mucho con Serpa y él se mostró muy interesado en procesos de otros países, donde los ex guerrilleros no sólo se reincorporaron a la vida legal sino que posteriormente asumieron responsabilidades de gobierno", señaló.
Estimó que si las negociaciones son bien conducidas podría obtenerse la rendición del MRTA y un acuerdo de paz definitivo.
Sin embargo, la opinión pública peruana parece convencida de que el autoritarismo presidencial impedirá cualquier intento en ese sentido. Esta es la opinión de muchas de las personas que se congregan en los alrededores de la sede diplomática.
"Para Fujimori, cualquier transacción con los subversivos sería una capitulación, por eso creo que no va a dar ningún paso para lograr la incorporación de los del MRTA a la vida democrática", expresó Susana Flores, una empresaria de 34 años.
"Lo malo es que por ese camino podemos volver a la violencia militar y subversiva que tanto daño nos hizo', añadió.
"Yo no creo que los terroristas estén pensando en rendirse ni mucho menos porque si no, no se hubieran preparado tanto y tan bien, temo que esto es el inicio de una escalada de violencia y por eso se debe pensar bien antes de actuar y meter la pata", opinó Felícita Acuña, ama de casa de 45 años.
Jesús Gamero, un empleado bancario de 42 años, dijo que la política represiva del gobierno puede frustrar la oportunidad de lograr un acuerdo de paz.
"El gobierno busca una salida militar, de escarmiento, y no política y por ese camino desperdiciará una oportunidad que los propios subversivos le ofrecen', sentenció. (FIN/IPS/zp/ag/ip/96