Canadá debe aumentar el impacto de su ayuda al exterior centrando sus esfuerzos en el "sector del conocimiento" para el desarrollo sostenible, sostuvo un panel de destacadas figuras de instituciones internacionales.
El papel de Canadá en el siglo XXI es el de propulsor del conocimiento con esa meta, sostiene el informe del panel, presidido por Maurice Strong, asesor del Banco Mundial y ex presidente de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Ambiente y Desarrollo de 1992, celebrada en Brasil.
El panel de nueve especialistas, entre ellos el embajador de Canadá en Estados Unidos, Yves Fortier, hizo un llamado a que Canadá entregue, en 1999, al menos 15 por ciento de su asistencia al desarrollo a "actividades basadas en el conocimiento".
Entre ellas se citan la creación de redes de información electrónica y asociaciones entre centros de investigación canadienses y extranjeros.
La estrategia del informe, reconoce tanto la emergencia de una "economía mundial basada en el conocimiento" y la ruptura de la noción de que el mundo se divide en países "desarrollados" y "subdesarrollados".
El equipo señaló que el potencial económico de Canadá pronto será mucho mejor que el de países en rápido desarrollo, en especial algunos asiáticos que tradicionalmente han sido beneficiarios de la ayuda.
Margaret Catley-Carlson, presidenta del Consejo de Población en Nueva York e integrante del panel, dijo a IPS que los cambios en los patrones sociales y económicos mundiales, junto a avances tecnológicos, hacen posible difundir el conocimiento.
Este progreso permite que gobiernos, individuos y empresarios trabajen con mayor eficiencia y menor impacto sobre el medio ambiente, destacó Catley-Carlson, ex presidenta de la Agencia Canadiense para el Desarrollo Internacional (CIDA).
Con los últimos avances tecnológicos y la autopista de la información, es posible para cualquier grupo o persona, en un par de semanas, y a costo mínimo, acceder al conocimiento necesario para mejorar su actividad, añadió la experta.
Las reacciones ante el informe del panel son encontradas. El portavoz de CIDA Andre Doren dijo que la agencia aún estudia el documento, pero lo calificó como "una buena contribución al debate" sobre el lugar de Canadá en el mundo.
Brian Tomlinson, analista de desarrollo del Consejo Canadiense para la Cooperación Internacional (CCIC), una coalición de organizaciones no gubernamentales, caracterizó el informe como "provocativo y dinámico", pero dijo que deposita demasiadas esperanzas en la tecnología como cura de todas las enfermedades sociales.
Pero el panel hace bien al llamar la atención del gobierno sobre la importancia de financiar la investigación, precisó Tomlison. Universidades extranjeras, así como el Centro de Desarrollo Internacional, con sede en Ottawa, sufrieron grandes reducciones de la financiación en los últimos años.
No obstante, un reciente anuncio del ministro de Cooperación Internacional, Don Boudria, reveló que el presupuesto para las universidades será cortado sólo en 3,8 por ciento este año.
Mientras, el de las ONG será reducido 7,1 por ciento y cinco por ciento el del proyecto Cooperación Industrial, diseñado para estimular emprendimientos conjuntos entre empresas canadienses y de países en desarrollo.
Catley-Carson señaló que los recortes al presupuesto de ayuda canadiense fueron la razón primaria para la creación del panel. El IDRC, cuyo primer presidente fue Strong, se sumó al Instituto Norte-Sur para solicitar la creación del panel y asesorar a CIDA sobre el mejor uso de los fondos canadienses.
La ayuda al desarrollo canadiense será reducida un tercio en el año fiscal 1998-99 en relación al período 1991-92. El presupuesto de ayuda de 1.620 millones de dólares estadounidenses será igual al menor nivel tras la segunda guerra mundial de 0.26 por ciento del producto interno bruto (PIB). (FIN/IPS/tra-en/sd/yjc/lp/dv/96