Líderes serbios acusados de limpieza étnica durante 1993 y 1994 continúan controlando grupos paramilitares que amenazan el proceso de paz de Bosnia Herzegovina, denunció la organización internacional Human Rights Watch/Helsinki.
En su nuevo informe, titulado "La continua influencia de los jefes de Bosnia", el grupo afirma que la Fuerza de Implementación Internacional (IFOR) enviada a supervisar el proceso de paz de Bosnia es consciente de la amenaza que presentan los paramilitares, pero es incapaz de detenerlos.
"Es indignante que los representantes internacionales que permanecen en Bosnia mantengan el silencio", expresó Holly Cartner, directora ejecutiva de Human Rights Watch/Helsinki.
"Mantiendo el silencio, según nuestra opinión, la comunidad internacional se convirtió en cómplice en muchos de las actuales violaciones de los derechos humanos", añadió.
En particular, el informe cita a una fuente no mencionada de IFOR según la cual los paramilitares serbios constituyen una red que intenta "desestabilizar el proceso de paz, creando oposición a IFOR (…) y destruyendo elementos moderados serbios, incluyendo los partidos de oposición serbios".
Un documento obtenido por IFOR describe una red de paramilitares que operan en Doboj, ciudad bajo control serbio, bajo la organización de Milan Ninkovic, el "ministro de Defensa" de la entidad autónoma serbia, la República Sprska.
Según el documento, Ninkovic actúa bajo órdenes de Radovan Karadzic y el general Ratko Mladic, ambos acusados de crímenes de guerra tras la independencia de Bosnia de la ex Yugoslavia.
"Ninkovic es uno de los cinco principales organizadores de la 'limpieza étnica del área de Doboj", sostiene el informe, y añade que, a comienzos de 1993, Ninkovic anunció en Radio Doboj que los "bosniaks" (grupo étnico musulmán) debían ser asesinados y que la ciudad seguiría siendo serbia.
Además de Ninkovic, quien demás es presidente en Doboj del Partido Democrático Serbio (SDS), Human Rights Watch presenta una lista de destacados políticos en las dos ciudades estudiadas, Doboj y Teslic, quienes han participado en la limpieza étnica anterior y en la formación de los actuales paramilitares.
Según Carter, los cerebros de las masacres "consolidaron su riqueza y su poder", y continúan relacionados a desplazamientos, palizas, acoso y asesinato de musulmanes y croatas bosnios que desean regresar a áreas bajo control serbio.
"Utilizan a soldados desmovilizados para realizar su trabajo sucio", añadió Ivan Lupis, investigador de HRW, y crean a través de los medios "antipatía contra la Federación Musulmano Croata", la otra entidad que comprende Bosnia-Herzegovina.
El informe advierte que los grupos se proponen destruir la paz, mediante "unidades de liquidación" creadas para eliminar a personas destacadas, líderes serbios moderados y minorías no serbias que aún viven en la República Sprska o podrían retornar a ella.
Autoridades de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) confirmaron la existencia de una fuerte amenaza paramilitar. Pero la ONU advirtió que, a menos que las facciones pongan fin a la violencia contra refugiados que buscan regresar a sus hogares, la RS y la Federación Musulmano Croata enfrentarán un tremendo desafío para mantener la unidad.
"Hubo una partición de hecho (…) demostrada por la dificultad de los refugiados para regresar a sus hogares", dijo Iqbal Riza, enviado especial de la ONU en Bosnia Herzegovina, y advirtió que si la tendencia no es interrumpida, "podría fortalecerse".
Los donantes internacionales deben utilizar el dinero destinado a la reconstrucción de Bosnia Herzegovina para asegurar que los líderes paramilitares sean rechazados desde todas partes, en la RS o entre musulamnes y croatas, afirma Cartner.
HRW acusa a los tres grupos de promover líderes de guerra y grupos extremistas, pero señala que la mayor parte de la culpa reside en los serbios, quienes también han sido acusados de cometer el grueso de los crímenes de guerra. (FIN/IPS/tra-en/fah/yjc/lp/ip-hd/96
