Si bien en 1996 la economía argentina manifiesta signos de reactivación respecto de 1995, las quiebras aumentaron este año 42 por ciento y hubo casi 10 por ciento más de cuentas corrientes cerradas por falta de fondos.
Se trata de las pequeñas y medianas empresas, principalmente textiles, metalúrgicas y de servicios, que recogieron a lo largo de este año los frutos amargos de la recesión pasada. Los más grandes sobrevivieron exportando y aumentaron su productividad.
Así lo explicó a IPS Raúl Ramírez March, gerente de la empresa Fidelitas, que otorga a los bancos información comercial sobre las compañías que quieren acceder a los créditos. Ramírez señaló que la reactivación no llegó a los más pequeños.
A pesar de que este año podría culminar con un crecimiento de cuatro por ciento del producto interno bruto, hubo 1.124 quiebras, 42 por ciento más que en 1995, cuando el producto retrocedió 4,4 por ciento por la crisis que sobrevino tras la devaluación mexicana.
En 1995, cuando los depósitos bancarios se redujeron a un quinto de los que había el año anterior y se contrajo el crédito, las quiebras habían sido 794 y 522 el año anterior, cuando la economía crecía aún a un ritmo de siete por ciento anual desde 1991.
La clausura de cuentas corrientes también aumentó. En 1994 cerraron 64.000 cuentas, en 1995 75.000 y en 1996 81.500. Sólo en un mínimo porcentaje de los casos se trata de fraude, explicó Ramírez.
"La mayoría tiene la esperanza de que va a poder cubrir los cheques", comentó.
Para Ramírez, la reactivación observada este año se centra en empresas más grandes, que acceden al crédito internacional con tasas menores, que lograron una mayor productividad sin crear empleo y que ganan mercados en el exterior.
En cambio las pequeñas y medianas empresas, que son las que absorben más de 60 por ciento del empleo, fueron las más afectadas por la crisis que siguió a la devaluación mexicana, particularmente por el encarecimiento del crédito.
Este conjunto de variables explica también por qué a pesar de que el producto creció este año el índice de desempleo se mantiene elevado, en 17,1 por ciento.
"En Argentina, el crédito aumenta porque las empresas que más lo requieren son las pequeñas y medianas, las grandes se endeudan en el exterior con mejores tasas", explica Ramírez. Ese fenómeno repercute en un alto índice de morosidad.
El índice de morosidad -que representa 40 por ciento de la tasa de interés- llegó este año a 18 por ciento en Argentina, mientras que en México y Brasil está en 10 por ciento, y en Chile o España no llega a dos por ciento.
Por esa razón, numerosos analistas consideran que el proyecto de habeas data que acaba de ser aprobado por el Congreso será perjudicial para las empresas. La nueva ley inhibe a bancos de tener información sobre personas o empresas sin su autorización.
"Si la información no está disponible, al menos que el solicitante de un crédito cuente con garantías satisfactorias o no habrá préstamo o éste será enormemente caro porque, a pesar de que pueda ser cumplidor, tendrá que pagar el costo de los incumplidores", señaló este lunes el economista Mario Vicens.
Del mismo modo se expresó Ramírez, quien vaticinó que en el primer semestre de 1997 la tendencia ascendente en el número de quiebras y cierres de cuentas corrientes se mantendrá, aumentará el costo del crédito y comenzará a escasear el dinero para las empresas. (FIN/IPS/mv/dg/if/96