AMERICA CENTRAL: OEA pretende quitar todas las minas en el 2000

La Organización de Estados Americanos (OEA) pretende retirar las 100.000 minas que aún están desplegadas en América Central antes del 2000, pero para eso necesitará siete millones de dólares.

El cuerpo regional celebrará una conferencia el próximo semestre para solicitar contribuciones que permitan cumplir con el plazo fijado por el Consejo Permanente la semana pasada, apremiada por la situación en Nicaragua, Honduras, Costa Rica, Guatemala y, en América del Sur, Colombia.

Pero aun si la OEA recauda la financiación necesaria, las minas antipersonales continuarán sembrando muerte y mutilaciones en América Central, según el principal experto de la OEA en la cuestión, William McDonough.

De todos modos, McDonough afirmó que hubo importantes avances en el retiro de estos artefactos en Nicaragua, Honduras y Costa Rica. Pero cada vez se siembran más minas en Colombia, en el norte de América del Sur.

El Consejo Permanente de la OEA acordó, a iniciativa de su Comisión de Seguridad Hemisférica, establecer como meta prioritaria de la organización la conclusión del retiro de minas en tres años.

El secretario general de la OEA, César Gaviria, dijo que la conferencia, a celebrarse en marzo o abril, también tendrá el objetivo de comprometer políticamente a los países que integran el cuerpo continental.

La Comisión de Seguridad de la OEA recomendó que los gobiernos de la región declaren a sus países "zonas libres de minas".

"Si desean hacerlo y lo hacen, y la comunidad internacional suministra el financiamiento necesario, no existe razón para no cumplir con la meta establecida", dijo McDonough.

La OEA lanzó su programa de retiro de minas en 1993 a pedido de Nicaragua, que necesitaba ayuda para remover unos 120.000 aparatos desplegados durante la guerra entre el gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional y la guerrilla "contra", que contaba con el respaldo de Estados Unidos.

Aunque la OEA requería seis millones de dólares para cumplir con ese programa, lo inició apenas recaudó 1,5 millones debido a la amenaza que representaban las minas, dijo McDonoug, un coronel retirado del ejército de Estados Unidos.

Además de representar una amenaza a la salud pública y la seguridad, las minas, la mayoría de las cuales fueron instaladas a lo largo de la frontera con Honduras, "limitaron y restringieron el comercio y la agricultura", explicó el militar.

Muchas de las minas fueron instaladas por el gobierno sandinista para proteger obras de infraestructura como plantas de energía, instalaciones de transmisión eléctrica y puentes.

McDonough recordó que, de ese modo, el gobierno se impuso así, inadvertidamente, dificultades para el mantenimiento de las obras que pretendía salvaguardar de los ataques.

Las minas que ahora están siendo desactivadas en Costa Rica (5.000) y Honduras (10.000) son "un remanente del conflicto en Nicaragua", sostuvo el experto, para quien es imposible precisar si fueron sembradas por fuerzas del gobierno o por "contras".

En trabajo colectivo con la Junta Interamericana de Defensa, la OEA creó equipos internacionales para entrenar y supervisar a los funcionarios en Nicaragua, Honduras y Costa Rica en la remoción de minas, la mayoría de las cuales proceden de la antigua Unión Soviética o Europa oriental.

El programa de desactivación de minas de la OEA incluye rehabilitación física y entrenamiento laboral para las víctimas, cuyo número exacto es difícil de determinar porque no se llevan registros.

McDonough dijo que, a pesar que los artefactos instalados en América Central no son tan poderosos como los detectados en otra parte del mundo, han causado "terribles daños" y lo siguen haciendo.

Ciento veinte soldados nicaragüenses fueron entrenados en la desactivación de minas, y hasta ahora han inutilizado alrededor de 30.000. Una fuerza de dimensiones similares comenzó a operar en Honduras.

La remoción del millar de minas halladas hasta ahora en Honduras fue el resultado de casi 23.000 procedimientos, pues todas las piezas de metal que detecten los aparatos deben ser tratados como explosivos a desactivar.

Para financiar sus operaciones en la materia, la OEA requiere unos 2,5 millones de dólares de donaciones internacionales, según McDonough, quien elogió el respaldo de Alemania, Estados Unidos, Gran Bretaña, Japón y Suecia, entre otros países.

Las operaciones se ampliarán en breve a Guatemala, donde el gobierno y la guerrilla firmarán a fines de mes el acuerdo de paz definitivo que pondrá fin a una guerra civil de 35 años de antigüedad.

En Guatemala, la misión se centrará tanto en las minas como en la desactivación de pertrechos de guerra. "Cuando un niño está jugando, lo que haga 'bum" no importa: siempre es una tragedia", sentenció McDonough.

Pero el problema no se limita a América Central, pues los narcotraficantes siembran cada vez más minas en Colombia para proteger sus sembradíos de coca, laboratorios, aeropuertos y otras instalaciones.

Pero la OEA aún no recibió un pedido de ayuda por parte de Bogotá.

"En casi todos los países, las minas no tienen, o no han tenido nunca, ninguna utilidad militar", concluyó McDonoug. (FIN/IPS/tra-en/pz/yjc/mj/ip/96

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