PERU: Economía no resistiría colapso súbito de narcotráfico

Perú necesita erradicar el narcotráfico, que distorsiona su economia y pervierte sus instituciones, pero no soportaría la súbita interrupción de una actividad ilegal que aporta casi 1.000 millones de dolares anuales e involucra a un millon de personas, advirtieron varios especialistas.

El gobierno de Alberto Fujimori intenta erradicar la producción de pasta básica de cocaína, para la que recibe apoyo y presion financiera internacional, y los analistas se preguntan que ocurriría si obtiene un rápido éxito.

El principal impacto positivo sería de naturaleza política: el desfinanciamiento de las guerrillas, que sobreviven a su derrota militar de 1993 y amenazan resurgir con el apoyo logístico y financiero del narcotráfico.

También se eliminaría un foco de corrupción de las Fuerzas Armadas. En efecto, algunos jefes militares destacados en las áreas guerrilleras comenzaron a competir con los insurgentes en el negocio de vender protección al narcotráfico.

El primer asunto a dilucidar es si, efectivamente, el narcotráfico peruano se halla en crisis y, si lo está, cuáles son los factores y características de su retroceso.

El analista Hugo Cabieses sostiene que la crisis de la cocaína no es sólo peruana, sino internacional, y se debe al exceso de stock en poder de organizaciones ilegales de Estados Unidos y Europa, y a la amenaza de cambio de hábitos y preferencias de los consumidores en esos dos mercados.

"Estamos ante una crisis internacional de precios en la cocaína. El 'boom' anterior no retornará. No se advierte la inminencia de un colapso súbito de la economìa de esta droga, pero sí el inicio de una fase declinante", dijo Cabieses, consultor de organiaciones no gubernamentales (ONG) y asesor de la asociación de productores de hoja de coca.

Los analistas Carlos Reina y Guillermo Herrera reconocen la existencia de una grave crisis y que el eventual colapso del tráfico de cocaína tendría impacto catastrófico en la economía peruana. Pero no creen posible la súbita desaparición de esa actividad ilícita.

"El efecto inmediato de un cese súbito del narcotráfico sería muy duro: caída de las reservas de divisas y ruptura del precario equilibrio del sector externo de la economía peruana", señaló Reina, analista de Desco, la ONG más importante del país.

Herrera, ex parlamentario y miembro de la Comisión Política del Partido Comunista, advirtió que la desaparición de los "narcodólares" reduciría en importante medida la disponibilidad de divisas.

Los efectos serían el alza general de precios, un rebrote inflacionario, la caida del consumo y el incremento del ya elevado desempleo.

"Teóricamente, el dólar encarecido debería estimular la exportación legal, pero lamentablemente, nuestra producción exportable es fundamentalmente primaria, no generadora de empleo", explicó Herrera.

Reina considera que "en el mediano plazo, los efectos inflacionarios desatados serían absorbidos por la contracción del consumo. Economías como la nuestra, basadas en el mercado, tienen mecanismos para resolver ese tipo de crisis, (aunque) a un duro precio social, es cierto"

Según Cabieses, la crisis de la cocaína "abre una oportunidad de erradicar la perniciosa economía de la droga mediante un poderoso y oportuno impulso a la sustitución de las plantaciones de coca por productos alternativos".

Perú, con 250.000 hectáreas sembradas de coca, es el mayor productor de pasta básica de cocaína en el mundo, seguido por Bolivia y Colombia, pero su producciónn de otras drogas no es significativa.

Cabieses observó que la crisis actual de la coca peruana es la quinta en los últimos 15 años, y su singularidad se debe a que no obedece a causas políticas.

Los antecedentes son la represión gubernamental de 1978-1979, el ingreso del grupo rebelde Sendero Luminoso en el negocio de la droga (1983), la ofensiva química antinarcóticos de 1990 y la debacle del colombiano cartel de Medellín y la muerte del del jefe de ese grupo, Pablo Escobar, en 1993.

"En la cuarta crisis se advirtió un elemento cuyo desarrollo es uno de los factores que están provocando la quinta crisis de la coca peruana: el surgimiento de la produccion de sustitutos en Colombia: heroína y amapola"', señaló Cabieses.

A los problemas causados por el derrumbe del cartel de Medellín y por el exceso de cocaína en sus manos, las bandas internacionales de narcotraficantes enfrentan lo que parece ser un cambio en los hábitos de consumo en los mercados más importantes hacia la heroína.

Una de las nuevas drogas, de mayor potencial de crecimiento en Estados Unidos y que ya está presente en otros mercados, incluyendo Perú, es el "extasis", conocida también como "droga de diseñador", pues se puede fabricarla en laboratorios y controlar sus características y efectos.

Otra droga artificial es el "polvo de ángel", un compuesto químico de elaboración artesanal, que podría ser producido hasta por los propios adictos.

Esos dos estupefacientes se obtienen por procesos de síntesis de laboratorio, prescindiendo de los insumos de las drogas tradicionales, que proceden de plantaciones.

La crisis internacional de la cocaína repercute en Perú en la caída del precio de la hoja de coca. A comienzos de 1995, los acopiadores pagaban esa materia prima a tres dólares el kilogramo, el precio se redujo a 63 centavos de dólar en julio de este año, y repuntó levemente en agosto y setiembre.

Los cultivadores de coca peruanos afirman que el precio está por debajo de los costos y respondieron a la crisis con el aumento de sus cosechas. Esa medida es contraproducente, pues suma sobreproducción al ya existente exceso de stocks. (FIN/IPS/al/ff/ip/96

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