La Comisión de la Unión Europea (UE) dará a conocer esta semana un largamente esperado borrador sobre el futuro de las relaciones con los países ACP (Africa, Caribe, Pacífico), con el trasfondo de la crisis en el este de Zaire.
La emergencia suscitada en Africa central volvió a colocar al continente africano al tope de la agenda política de Bruselas, pero según fuentes europeas, el documento preparado por el comisario del área ACP, Joao de Deus Pinheiro, estará centrado en la creación de un nuevo tipo de asociación con esos 70 países
Los países ACP mantienen con la UE una forma privilegiada de relaciones comerciales y de cooperación, que desde hace más de 20 años es regulada por las sucesivas revisiones quinquenales de la Convención de Lomé, en la que Bruselas reconoció especiales vínculos con las ex colonias de varios países europeos.
La tendencia ahora dominante en la UE consiste en negociar acuerdos con bloques regionales, tal como el ya puesto en marcha con el Mercosur del sur de América Latina (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), y éste parece ser el criterio que Bruselas quisiera aplicar en el futuro al conjunto ACP.
"El mundo ha cambiado enormemente en los últimos 20 años", señaló un funcionario de la UE que participa en la redacción del borrador. "El acuerdo de Lomé debe seguir el ritmo de esos cambios".
Designada con el nombre de la capital de Togo, donde fue firmada inicialmente, la Convención de Lomé actual estará vigente hasta la terminación del siglo.
En la década de los 70, la Convención fue vista como un modelo de cooperación Norte-Sur.
Miles de millones de dólares de ayuda al desarrollo quedaron comprometidos en cada quinquenio, al tiempo que Europa abría una puerta preferencial de acceso para productos manufacturados de los países ACP a su mercado, y para la mayor parte de sus productos agrícolas.
Aquel entusiasmo, sin embargo, ha dejado paso ahora a las críticas de quienes señalan que el acuerdo no consiguió empujar el desarrollo económico, en particular en Africa.
Las críticas también subrayan que los procedimientos de Lomé son demasiado complicados y burocráticos, y no son útiles a los exportadores y empresarios de los países ACP.
Pinheiro, según sus colaboradores, espera que estas críticas, entre otras, sean analizadas durante el debate de un año de duración que comenzará la semana próxima.
"Nuestro objetivo es claro: debemos revitalizar las relaciones de Europa con el grupo ACP", comentó un asesor del comisario europeo. "El propósito es comenzar una reflexión sobre esta materia y provocar una discusión pública".
De esa reflexión y ese debate se espera extraer respuestas para algunas cuestiones clave, como la extensión geográfica de la futura Convención, ya que en Bruselas predomina la opinión de que los países ACP no forman un verdadero agrupamiento político ni una entidad económica.
"El grupo ACP fue establecido dentro del marco de relaciones con la UE", expresó uno de los expertos en desarrollo de Bruselas. "Lo que debemos preguntarnos es si sigue siendo un socio apropiado para la Unión".
Entre las opciones en consideración se encuentra la de mantener la Convención como está, con la introducción de algunos cambios modernizadores.
No obstante, por primera vez se reconoce en ámbitos de la Comisión que el acuerdo podría ser reemplazado, ya sea por pactos bilaterales con los países individualmente considerados, o por acuerdos que relacionen a la UE con agrupamientos regionales.
Una tercera opción sería no limitar el alcance de la Convención a los actuales países ACP, sino firmar un acuerdo con los menos desarrollados de ellos, extendiéndolo a naciones de la misma condición en Asia y América Latina.
La actual Convención es fruto de un enfoque uniforme, en el que todos los países gozan del mismo tratamiento comercial y de cooperación por parte de Bruselas. Los expertos admiten, sin embargo, que en el futuro será necesario atender a las diferentes necesidades económicas de los diversos países.
"La distinción será la llave del futuro", fue la expresión de uno de los funcionarios consultados al respecto.
En el plano comercial, la Comisión entiende que se debe poner énfasis en mejorar la competitividad del sector industrial de los países ACP. Los expertos señalan que si bien esos Estados tienen libre acceso al mercado europeo, su desempeño ha sido mucho más pobre que el de sus rivales asiáticos o latinoamericanos.
Los países ACP no han conseguido aumentar, y ni siquiera mantener, su presencia en Europa, según un experto de la UE. Tampoco han tenido éxito en la atracción de inversiones europeas.
Además, el margen de las preferencias comerciales basadas en la Convención de Lomé está llamado a reducirse en virtud del proceso de liberación comercial multilateral regido por la Organización Mundial del Comercio, sita en Ginebra.
La discusión pública sobre el futuro de la Convención de Lomé habrá de durar por lo menos un año. Los países ACP traerán también al debate sus propias ideas, aunque las negociaciones efectivas entre ambas partes sólo quedarán abiertas a comienzos de 1998. (FIN/IPS/tra-en/si/fn/arl/if/96