CHINA: Desalojos y reubicaciones generan un drama social

Los residentes del vecindario de Houhai, en la capital china, se despertaron una mañana y comprobaron que sus casas estaban señaladas con un cartel que decía en grandes caracteres negros "chai", sujetas a demolición.

Rodeadas por las plácidas aguas del Lago Houhai, en el área central de Bejing, hay casas con patios, algunas de las cuales datan de comienzos del siglo. La gente que las habita puede contar la historia de dos generaciones de familiares bajo el mismo techo.

"Todos mis hijos nacieron aquí", dijo Liu, de 72 años, apoyándose en su bastón. "Mi nieta recién va a la escuela. Conozco cada árbol alrededor de este lago, pero ahora quieren que nos marchemos y vayamos a los suburbios".

Esta agradable zona histórica de la vieja China, cercana al palacio imperial en la Ciudad Prohibida, ha sido tomada por asalto por operadores de bienes raíces que trabajan para la municipalidad de Beijing.

El área de Houhai ha sido ahora apartada para la construcción de "viviendas de lujo". Los proyectistas aseguraron que preservarán los contornos específicos de la antigua ciudad y no construirán rascacielos.

La decisión de remodelar la zona, anunciada mediante afiches pegados a las paredes de algunos edificios de Houhai, no dice la fecha en que sus residentes deben ser desalojados, como si pesara la premonición que la iniciativa será problemática.

Es fácil deducir el motivo. La gente, que está acostumbrada a la cercanía de negocios y escuelas y va al trabajo en bicicleta, ahora deberá tardar cuatro horas en ir y venir diariamente desde los suburbios de Beijing a la remota localidad de Daxing, donde los comerciantes inmobiliarios planean realojarlos.

"No tengo automóvil", dijo Wang, un joven obrero de una fábrica. "No puedo ir en bicicleta desde Daxing porque está demasiado lejos. Tomar un autobus en Beijing es casi imposible, además tomaría más de dos horas…".

Sin embargo, los inconvenientes en el transporte son solo una pequeña parte de las quejas de la gente. Temen que las nuevas casas sean demasiado costosas y su calidad no valga el dinero que deben pagar. Por otra parte, sospechan que los funcionarios municipales que eligieron la zona, hicieron un arreglo con los constructores.

"Los nuevos 'cuadrángulos de lujo' tienen un costo de 100 millones de yuan", explicó Wang. "Solo 'da kuan' (mucho dinero) puede permitirse comprarlos o alquilarlos".

La compañía hasta pensó en los entretenimientos de los nuevos inquilinos pudientes. El primer edificio, una imitación de las casas tradicionales chinas con techos puntiagudos, ya apareció en las orillas del Houhai y está destinado a ser un bar karaoke con servicio de restaurant.

En agudo contraste con las modestas viviendas circundantes, sus adornados aleros y pisos de mármol son un signo de la creciente estratificación de la antigua equidad social china. Los 300 residentes del Lago Houhai serán ahora refugiados urbanos.

Los desplazados no solo serán erradicados de propiedades familiares sino tampoco podrán permitirse las nuevas viviendas que se les destinaron en la localidad de Daxing. "Incluso si nos obligan a desalojar, no tengo dinero para pagar el nuevo apartamento", lamentó con desesperación una anciana.

Desde el establecimiento del gobierno comunista en 1949, las autoridades de la ciudad y las unidades de trabajadores en China proporcionaron viviendas a sus empleados con alquileres nominales. Como admitió en una entrevista Hou Jie, ministro de la Construcción, ese sistema representa un gasto de miles de millones de dólares para el erario público.

"Es un peso financiero enorme y la comercialización de las viviendas se ha convertido en la única solución para semejante gasto", declaró Hou.

Sin embargo, el interés de los residentes urbanos ha sido frecuentemente pisoteado en la carrera para ganar dinero con negocios inmobiliarios en los últimos años. Desalojos y reubicaciones en áreas suburbanas han generado airadas protestas en muchas ciudades de China.

En un país donde las protestas son raras, la gente ha comenzado a tomarles el gusto.

En julio del año pasado, 100 antiguos residentes de un barrio de Beijing realizaron una demostración frente a la municipalidad luego que su reinstalación fue demorada seis meses.

Hace solo tres semanas, los hombres hombres y mujeres del Parque de la Hierba del Este, en Beijing, realizaron manifestaciones contra contratistas inmobiliarios, levantando barricadas y bloqueando el acceso a sus viviendas.

El periódico oficial "China Daily" admitió que los planificadores urbanos a menudo están en conflicto con los residentes locales.

Durante la inauguración de una feria de bienes raíces, el vicealcalde de Beijing, Zhang Baifa, afirmó que la auténtica necesidad urgente de la capital eran apartamentos comunes para "gente común", y no costosas mansiones de lujo.

"Mejor no invertir en la construcción de mansiones", dijo el funcionario a agentes inmobiliarios.

En toda China, más de cuatro millones de familias están esperando una casa, según el ministro Hou, si bien 50 millones de metros cuadrados de viviendas comerciales permanecen vacíos debido a la falta de compradores.

Liu, una de los amenazadas con el desalojo en Houhai, declaró resignada que "en China, todo tiene características chinas: las cosas buenas están bien hechas pero las malas resultan peores". (FIN/IPS/tra-en/ab/kd/ego/dv).

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