Con el acuerdo bilateral que el presidente Eduardo Frei firmará el lunes con el primer ministro de Canadá, Jean Chrétien, Chile dará un paso más en su larga marcha hacia el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC).
El protocolo del tratado chileno-canadiense será suscrito en Ottawa, en el curso de una gira internacional que Frei inicia este sábado y que contempla escalas en Canadá, Singapur y Filipinas.
El tratado, que entraría en vigencia a mediados de 1997 tras su ratificación en los respectivos parlamentos, se denomina sintomáticamente "acuerdo bilateral interino", lo cual sugiere su vigencia temporal.
Y es que para Chile, este acuerdo con Canadá, al igual que el suscrito con México en 1991, es parte de la antesala para su ingreso al TLC, al cual fue invitado a adherirse en la Cumbre de América de Miami, en diciembre de 1994.
Las entusiastas negociaciones iniciadas de inmediato contaron con el pronto aval de los gobiernos canadiense y mexicano, mientras se perfilaba la complejidad de los trámites a cumplir en Estados Unidos.
En octubre de 1995 se alzó en Washington un obstáculo hasta ahora insalvable, cuando en el anticipado ambiente preelectoral estadounidense el Congreso negó al presidente Bill Clinton la solicitud de "vía rápida" para la negociación comercial.
Fue con este antecedente que Chile y Canadá optaron por un acuerdo bilateral, sobre la base de que el mismo sería compatible en todos sus términos con una futura adhesión de los chilenos al tratado multilateral de América del Norte.
El ministro de Hacienda de Chile, Eduardo Aninat, dijo que el convenio con Canadá es el tratado bilateral de libre comercio más amplio suscrito por Chile hasta la fecha, tanto por sus aspectos arancelarios como por las otras materias que incluye.
Chile, que en octubre último se asoció al Mercosur, integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, firmó también este año un tratado de asociación con la Unión Europea, y en 1994 ingresó al foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, de 18 países.
Chile tiene acuerdos bilaterales de comercio con Venezuela, Colombia, Bolivia y Ecuador, y negocia un tratado con Perú, para iniciar conversaciones luego con el Mercado Común Centroamericano y completar su red de convenios en América Latina.
El tratado con Canadá liberará desde su vigencia 80 por ciento del intercambio, ya que de unas 5.000 partidas del arancel aduanero incluidas en el intercambio, 4.000 quedarán liberadas de gravámenes desde el primer día.
Para Canadá el plazo máximo de desgravación será de seis años, en tanto Chile gozará de plazos más amplios, de 10, 15, 16 y hasta 18 años para los productos agrícolas más sensibles, como trigo, aceite, azúcar y papas.
El comercio bilateral, que en 1995 llegó a 411 millones de dólares, con un saldo favorable a Canadá, debe elevarse hacia 1997 por sobre los 650 millones, gracias al tratado, estimó el ministro Aninat.
Al margen de los aspectos arancelarios, el acuerdo abre facilidades para el comercio transfronterizo de servicios, tales como las prestaciones profesionales, las telecomunicaciones y los sistemas de distribución.
Aninat comentó como otro aspecto favorable del tratado el de las inversiones, con vistas a ampliar la colocación de capitales canadienses en Chile, que se concentran sobre todo en las áreas de la minería y la energía.
La inversión de Canadá, que a comienzos de esta década no superaba los 60 millones de dólares, se eleva hoy a 4.000 millones en términos de aportes materializados y a 7.000 si se consideran los proyectos autorizados.
En la negociación del tratado Chile-Canadá, ambas partes tuvieron especial cuidado en no incluir claúsulas incompatibles con el TLC, a la espera de que se clarifique el panorama para la adhesión de Chile a ese bloque.
Una vez que Clinton consiguió este mes continuar en la presidencia de Estados Unidos, se espera que retome sus compromisos comerciales con América Latina, que postergó en aras de la estrategia para su reelección.
Fue en Miami, hace ya casi dos años, donde el mandatario estadounidense propuso a sus pares de todo el hemisferio la creación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que tendría como primer paso práctico el ingreso de Chile al TLC.
Jeffrey Davidow, subsecretario del Departamento de Estados para asuntos latinoamericanos, aseguró esta semana que el gobierno de Clinton honrará su compromiso con Chile y "empujará" su ingreso al TLC.
Según Davidow, la "vía rápida" fracasó en 1995 no sólo por la dureza opositora de un Congreso controlado por los republicanos, sino también a consecuencia de la incertidumbre creada por la crisis en México.
"Yo creo que (hoy) ha cambiado mucho el contexto político", estimó el funcionario estadounidense, mientras se espera que Clinton reponga la solicitud de la "vía rápida" en el período de sesiones parlamentarias que comienza el 20 de enero próximo. (FIN/IPS/ggr/ag/if/96