Una polémica estalló en Brasil ante la propuesta de proteger la música nacional mediante la exclusión de la extranjera del régimen de incentivos fiscales a la cultura.
Una comisión del Ministerio de Cultura propuso un proyecto conocido como "Ley de la Música"que grava en 30 por ciento las matrices de discos importadas y en 10 por ciento los derechos de autor obtenidas por canciones extranjeras en el mercado brasileño.
Además, los patrocinadores de espectáculos musicales con cantantes y canciones extranjeros perderían las ventajas fiscales que favorecen a los proyectos culturales, como el descuento hasta cinco por ciento del impuesto de renta.
Habría excepciones, como conciertos de música clásica en que por lo menos un tercio de los ejecutores sean brasileños.
No hay por qué estimular con recursos públicos o la renuncia a impuestos a artistas extranjeros o empresas que sólo tienen interés en aspectos comerciales y no en el desarrollo cultural del país, argumentaron miembros de la comisión del Ministerio de Cultura, como el musicólogo Helio Sena.
Los impuestos sobre discos y derechos de autor serían cobrados a favor de un Fondo Nacional de Música, para apoyar actividades culturales sin fines de lucro, que tienen dificultades de financiación, como los museos.
El ministro de Cultura, Francisco Weffort, rechazó críticas alusivas a un supuesto proteccionismo, aclarando que por ahora solo hay "estudios" y sugerencias, y ningún proyecto de ley preparado para someter al Congreso nacional.
No obstante, Weffort manifestó preocupación porque las radios brasileñas emiten "mucha basura importada", en una cantidad que no se verifica, por ejemplo, en Estados Unidos.
El ministro señaló el caso de Francia, que impone un límite para difusión de música extranjera por las radios, exigiendo un mínimo 40 por ciento de música francesa.
La política sugerida elevaria el precio de los discos, advirtió la Asociacion Brasileña de Productores de Discos, a través de su secretario ejecutivo, Roberto Souto. Y afectaría también a cantantes y compositores nacionales, porque muchos de ellos graban en el exterior.
Souto consideró absurdo el pretendido impuesto sobre importación de matrices, que no son comercializadas y sólo sirven a la reproducción de discos.
Entre cantantes y compositores hubo reacciones discrepantes. Algunos se pronunciaron en contra porque no creen en una buena aplicación de la iniciativa y temen la repetición del caso de una legislación anterior, que exige mayor difusión de música nacional, pero no se cumple.
En Francia, exigencias legales similares no mejoraron la producción musical local, argumentó el periodista Ruy Castro, especializado en temas culturales, en un artículo publicado este sábado en el diario O Estado de Sao Paulo.
Además, 72 por ciento de los discos vendidos en Brasil son de múica brasileña, y 70 por ciento de la programació musical de las radios también es nacional, agregó Castro, que citó como fuentes la Asociación de Productores de Discos y una empresa de monitoreo de emisoras radiofónicas.
Juristas opinaron que la propuesta tiene aspectos violatorios de la Constitución, ya que crea nuevos impuestos sobre ingresos ya tributados y destina sus recursos a un fondo sin fines sociales.
Según el abogado Celso Bastos, Brasil se expondría a nuevos cuestionamientos en la Organización Mundial de Comercio, por imponer nuevas restricciones a importaciones. (FIN/IPS/mo/ff/if cr/96