El enfoque clásico de la educación superior debe ser sustituido por un nuevo modelo que permita articular conocimiento y producción, se afirmó durante una conferencia regional que se celebra en la capital de Cuba.
Los objetivos y modalidades tradicionales de las universidades se encuentran desfasados ante las nuevas demandas, aseguró Judith Sutz, coordinadora académica de la Universidad de la República de Uruguay, que participa en la Conferencia Regional sobre Políticas y Estrategias para la Tranformación de la Educación Superior,
Unos 600 académicos, representantes oficiales y de organizaciones no gubernamentales, intentan trazar un plan de acción que revolucione la educación superior en América Latina y el Caribe.
La Conferencia, que concluye el viernes, es la primera de un ciclo de reuniones regionales que atecederán a una mundial en París en 1998, convocada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Además de buscar salidas a la crisis en la calidad de la enseñanza, los expertos coincidieron en que el avance tecnológico actual demanda una articulación total entre la educación, la investigación y el sistema productivo.
Según Sutz, será necesario evadir una especie de "subdesarrollo voluntario" que lleva a los estados de la región a "tratar el conocimiento como una mercancía más en un mercado totalmente abierto".
"Donde ya esté disponible o sea más barato se compra, sin entender que sea mayormente justificable generar capacidades propias para la creación de conocimiento dentro de fronteras", dijo Sutz y abogó por una transformación flexible de la educación superior, de instituciones y de sus relaciones con el medio.
En la región existe consenso sobre la necesidad de producir un vuelco en el sector educativo, partiendo del reconocimiento de su calidad insuficiente y de la escasa adecuación a las exigencias del sistema productivo.
Los expertos aseguraron que la desarticulación entre la oferta educativa y el sector empresarial está signado, en la mayoría de los casos, por distanciamientos y malentendidos que nada tienen que ver con la cada vez mayor atracción entre los dos actores.
En primer lugar, las empresas necesitan de centros de formación de recursos humanos técnicos y profesionales adecuados a los avances tecnológicos, cuyos egresados estén capacitados para evitar la constante inversión en reentrenamiento.
Además, la única vía de la educación superior para mantener su vigencia y reponder a la demanda de conocimiento es manteniéndose al tanto de los requerimientos que surgen, justamente, a nivel empresarial.
Las universidades ven en las empresas la posibilidad de establecer negocios compartidos que les permitan superar los pocos recursos financieron procedentes de las fuentes tradicionales, como el Estado.
"Las empresas que hoy conocemos se diferencian más de las de hace una década que aquellas de las empresas de principios de siglo", aseguró Hugo Varsky, responsable del Programa Bolívar, que busca vincular el conocimiento y la producción a nivel regional.
Entre las acciones promovidas por el Programa Bolivar mencionó una reunión de negocios en Perú entre la Universidad de la Molina y el sector empresarial de ese país.
Como en el caso de Perú, la identificación de intereses comunes es factible de definir en cada caso, pero, según los expertos, cualquier transformación debe ir acompañada de un cambio cualitativo en la educación superior.
La educación universitaria de excelencia y la investigación científica y tecnológica de alto nivel constituyen la clave de la capacidad competitiva de los países desarrollados y de la desventaja de América Latina, aseguró José Luis Tellería, miembro del comité ejecutivo de la Universidad Boliviana.
Para los debates, que se realizan en cinco comisiones, la conferencia regional recibió más de 80 ponencias sobre los temas centrales de la reunión: calidad y pertinencia de la educación superior, financiamiento, cooperación internacional y nuevas tecnologías.
Luis Yarzábal, director del Centro Regional para la Educación Superior, aseguró que la acogida que tuvo la convocatoria en el mundo académico permite confiar en que de la reunión de La Habana saldrá un plan de acción que podrá implementarse de inmediato. (FIN/IPS/da/ag/ed/96