YUGOSLAVIA: Lucha contra poliomielitis supera odio étnico

El odio étnico entre las comunidades albana y serbia en la provincia de Kosovo en Serbia, enemigas durante la guerra en los Balcanes, despareció en la lucha contra el enemigo común de la poliomielitis.

Un programa que superó las diferencias entre los albanos y los nacionalistas serbios que gobiernan la disputada provincia vacunó contra la enfermedad este mes a 224.287 niños de cinco y menos años.

La campaña siguió al resurgimiento de la enfermedad, erradicada de la ex Yugoslavia en 1960, pero contagiada desde la frontera con Albania, donde una nueva epidemia causó 14 víctimas y afectó seriamente a más de 190 niños.

La poliomielitis es una inflamación y degeneración de la sustancia gris de la médula espinal que provoca parálisis locales y atrofias musculares.

Muchos serbios de Kosovo tienen familiares en Albania, donde viajan frecuentemente para participar en celebraciones y bodas, o por negocios.

A pesar del programa de vacunaciones, se declaró oficialmente la epidemia en dos ciudades de la provincia de Kosovo, Prizren y Orahovac.

Las autoridades de salud de Belgrado confirmaron 15 casos en ambas ciudades, y la muerte de una bebé de siete meses. Todas las víctimas fueron albanos.

El anuncio reveló una nueva apertura ante la amenaza de epidemia de parte de las autoridades, que habían mantenido el silencio sobre los brotes registrados en Kosovo en agosto, a pesar de frecuentes advertencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de que la crisis de Albania podría superar sus fronteras.

La OMS, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Rotary Club Internacional y las autoridades de Salud de Serbia y Montenegro, aún integrados en la Federación Yugoslava, unieron fuerzas con un fondo humanitario especial para un programa masivo de vacunaciones, iniciado en Kosovo el 27 de septiembre.

El "Fondo Madre Teresa" tomó el nombre de la monja católica conocida mundialmente por su labor humanitaria en los barrios marginados de Calcuta. Ella también pertenece al grupo étnico albano, y nació en Skopje, capital de la ex república yugoslava de Macedonia.

Su nombre otorga al grupo de doctores del fondo especial credibilidad en la compleja atmósfera política de Kosovo. La población mayoritaria de la provincia es albana, pero serbia retiene el estricto control del territorio.

Durante la explosión de fervor nacionalista que precedió y siguió al colapso de la antigua Yugoslavia, la provincia fue víctima de las más violentas bandas serbias que adquirieron poder bajo la tutela del presidente serbio Slobodan Milosevic, y los infromes de violaciones de los derechos humanos se hicieron cotidianos.

Los albanos de Kosovo boicotearon todo contacto con las autoridades de Belgrado desde 1990, cuando Milosevic los privó de la autonomía regional de la que habían disfrutado bajo el gobierno comunista, incluyendo un bloqueo de facto a las instalaciones de atención médica, que emplean a médicos serbios.

En estas condiciones, desarrollaron un sistema de salud paralelo. Los doctores albanos abandonaron las clínicas estatales y abrieron centros privados en sus hogares. Casi toda la atención primaria de salud para los albanos está en manos de estas clínicas improvisadas.

El sistema es financiado por un impuesto informal que paga cada familia albana en Kosovo, de unos 60 dólares mensuales para un grupo familiar de cuatro.

Pero el sistema está mal equipado y carece de elementos básicos, mientras fuentes albanas en Pristina, capital de Kosovo, no pudieron confirmar si incluye la vacunación de niños.

Como resultado, los albanos no tuvieron otra opción que cooperar con el enemigo. Desde fines de septiembre, 1.876 centros de vacunación se instalaron para vacunar a niños albanos en la provincia de Kosovo, dijo el doctor Pavle Todorovic, director del Centro Serbio de Control de la Salud.

Todorovic dio la cifra de 224.287 niños menores de cinco años vacunados desde la apertura de los centros, y se trataron otros 37.718 niños en municipalidades serbias fronterizas con Kosovo.

Varios miles de voluntarios del Fondo Madre Teresa viajaron al interior de la provincia, para llegar a villas remotas, donde encontraron 29.286 niños cuyo nacimiento no había sido registrado, siguiendo el boicot a las autoridades serbias.

La ex Yugoslavia introdujo un programa de vacunación obligatoria contra la poliomielitis en la década de 1950, cuando casi 95 por ciento de los niños fueron tratados. El último brote, en 1959, fue atribuido a la mala calidad de las vacunas utilizadas en niños nacidos en 1955. (FIN/IPS/tra-en/vpz/rj/lp/he-pr/96

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