TIMOR ORIENTAL: Premio Nóbel de la Paz a la resistencia timorense

El Premio Nóbel de la Paz 1996 fue atribuído hoy en forma conjunta al obispo católico de Timor Oriental, Carlos Felipe Ximenes Belo, y al representante internacional de la resistencia timorense, José Ramos Horta.

El comité del Premio Nóbel, al anunciar este viernes su decisión, expresó que el prelado católico fue distinguido por su trabajo constante en favor de una solución justa del conflicto que mantienen los habitantes de Timor Oriental con las fuerzas indonesias de ocupación.

Ximenes Belo, según el comité, ha protegido a la gente con riesgo de su propia vida y se ha afanado para resolver el enfrentamiento con medios no violentos y a través del diálogo con el gobierno de Jakarta.

Por su parte, José Ramos Horta, secretario para las relaciones internacionales de la resistencia de Timor Oriental y del Consejo de Resistencia Maubere, es el vocero más notorio en favor de la población oprimida de ese archipiélago javanés desde 1975.

Ex profesor de derecho, Ramos Horta obtuvo reconocimiento internacional por sus esfuerzos de reconciliación para elaborar un plan de paz con el gobierno de Jakarta.

El comité expresó que ambos fueron distinguidos por su larga y sacrificada tarea en favor de una pequeña comunidad que se debate contra la opresión de una potencia regional. Además, manifestó su esperanza que la adjudicación del premio estimule el logro de una solución basada en alguna forma de autonomía para Timor Oriental.

La ex colonia portuguesa fue ocupada en 1975 por Indonesia y luego anexada, una situación que al Naciones Unidas nunca reconocieron.

Segun fuentes independentistas, desde la invasión, las acciones represivas, el desplazamiento forzado de pobladores y la hambruna a raíz de la ocupación han costado la vida a más de 250.000 personas sobre una población estimada en 600.000 hace 20 años.

Fuerzas del movimiento de resistencia dijeron que alrededor de 800.000 personas viven actualmente en el archipiélago, de las cuales 150.000 son indonesios llevados por Jakarta como parte de un programa de colonización.

Según el senador estadounidense Claiborne Pell, quien visitó Timor Oriental este año, Indonesia aún mantiene acantonados en Timor Oriental a 15.403 soldados, incluyendo la policía, a pesar de las afirmaciones de Jakarta que redujo su presencia militar.

Ramos Horta ha estimado que las fuerzas de ocupación indonesias ascienden a 30.000 soldados.

La preocupación mundial por los abusos de derechos humanos perpetrados por Indonesia en Timor Oriental alcanzó su ápice en 1991, cuando las tropas indonesias dispararon contra los integrantes de un cortejo fúnebre en el cementerio de Dili, la capital timorense, y abatieron alrededor de 200 personas.

A comienzos de este año, Ramos Horta denunció en Lisboa que la situación de derechos humanos se había deteriorado todavía más en los últimos dos años, y en la actualidad los presos políticos suman alrededor de 1.000.

Muchos de los prisioneros fueron encarcelados porque cometieron la "ofensa" de ponerse en contacto con la organización humanitaria Amnistía Internacional (AI), con sede en Londres.

Ramos Horta tambien denuncio que cientos de mujeres timorenses fueron obligadas a servir de prostitutas a los militares indonesios estacionados en las islas del archipiélago.

Amnistía, en un reciente informe sobre derechos humanos en Timor Oriental, expresó que "mientras el gobierno indonesio parece dispuesto a entablar un diálogo, manifiesta total falta de voluntad de ratificarlo con los hechos".

"Las Naciones Unidas no han ejercido suficiente presión para mover a Jakarta a un cambio de actitud", apuntó AI.

Por su parte, el gobierno indonesio rehusó reconocer hasta ahora cualquier demanda contra su ocupación del archipiélago.

En una declaración al Comité de Descolonización de la ONU en julio, el gobierno indonesio dijo que "Timor Oriental ya ha decidido su autodeterminación", refiriéndose a la proclama formulada en 1976 por timorenses favorables a Jakarta aceptando la anexión, que la ONU y la mayoría de los países no reconoce.

Las promesas de normalizar el clima en Timor Oriental, acordadas en reuniones patrocinadas por la ONU entre el ministro indonesio de Exteriores, Ali Alatas, y su homólogo portugués, Jaime Gama, no mitigaron las tensiones.

Tampoco ayudaron a disminuir el número de muertes, palizas y arrestos de opositores al gobierno indonesio, dijo Amnistía.

El premio motivó especial apoyo en Portugal, donde la cuestión de Timor Oriental es una fuerte causa internacional y la única que aglutina a todas las facciones políticas en el parlamento luso.

Portugal citó su responsabilidad histórica para promover un cambio cuando en medio de sus grandes cambios políticos en 1974, accedió con Indonesia que los timorensdes decidieran su propio destino mediante un referendum.

La votación nunca se realizó, e Indonesia invadió el archipiélago en diciembre de 1975. Siete meses más tarde anexó el territorio y, desde entonces, la resistencia ha mantenido la causa del independentismo y el rechazo a la opresión. (FIN/IPS/tra- en/at/rj/ego/ip).

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