El papel que jugó Alexander Lebed como jefe de la negociación de paz en Chechenia no fue mencionado en el decreto con que el presidente Boris Yeltsin le destituyó hoy del cargo de asesor presidencial en asuntos de seguridad nacional, tal como el propio cesado comentó a la prensa horas más tarde.
El general ahora lanzado a la política señaló además que debe presumir que también ha terminado su responsabilidad en el proceso de paz en la república separatista. "Esa es la única tarea que lamento abandonar", admitió Lebed.
La notoria exclusión de esta tarea muy específica por parte de Yeltsin es por lo menos un indicador de que reconoce el apoyo de la opinión pública a la gestión del general en Chechenia, que logró suspender una guerra que se había convertido en la menos exitosa y más impopular de las guerras jamás libradas por Rusia.
Lebed dijo estar convencido de que el pueblo ruso no se quedará quieto y no permitirá que el gobierno recomience el sangriento conflicto que sacudió a la república separatista.
"Se ha roto la espina dorsal de la guerra", afirmó Lebed, y aseguró que no será fácil a "los cortos de vista" que le desafiaron y le vencieron en la arena política del Kremlin, volver a lanzar la guerra en Chechenia.
Lebed declaró a la radio Eco de Moscú que la situación en Chechenia "muy probablemente tomará el peor camino", y auguró que los próximos esfuerzos pacificadores estarán a cargo de las madres de los soldados rusos, que forman un eficaz grupo de presión contra la guerra.
Lebed fue la única figura política que concibió un plan sólido para resolver la crisis, y la única que se ganó el respeto y la confianza de los propios chechenos. "Setenta y cinco por ciento de la población chechena cree en mi persona", dijo el general en Moscú este jueves, en el curso de una conferencia de prensa.
Por lo tanto, lo menos que puede observarse en las presentes circunstancias es que la salida de Lebed deja un vacío en la política de Moscú hacia Chechenia.
Después de cerrado el pacto del 31 de agosto con los chechenos, de inmediato se advirtió la formación de dos facciones ante el hecho.
En un campo se ubicaron los que apoyan el arreglo logrado por Lebed, que termina con la situación de guerra, retira las tropas rusas del territorio checheno y abre un paréntesis de cinco años para definir el futuro estatuto de la república separatista.
El segundo campo argumenta que la integridad territorial de Rusia debe ser preservada y que debe continuar la acción militar hasta que sean destruidos los rebeldes o hasta que los chechenos reconozcan ser súbditos de la Federación Rusa.
Es esta segunda facción la que ha puesto a Lebed fuera del Kremlin. Aunque de momento victoriosos, ninguno de sus dos mayores adversarios -el jefe de gabinete de Yeltsin, Anatoly Chubais (liberal), y el ministro del Interior, Anatoly Kulikov- tiene una alternativa clara para Chechenia.
Al firmar el pacto, tanto Moscú como los rebeldes chechenos dejaron en claro que deseaban diferir el acuerdo sobre el futuro estatuto de Chechenia solamente por el tiempo necesario para tener una idea clara del camino que desean emprender. (FIN/IPS/tra-en/ss/rj/arl/ip/96